Lineamientos para el abordaje de la colitis ulcerosa
El gastroenterólogo Gustavo Walsen comenta que, si bien la causa de esta afección es desconocida, existe una interacción entre factores de susceptibilidad genética y ambientales que es crucial para el desarrollo de la patología.
La enfermedad inflamatoria intestinal agrupa a diversas condiciones patológicas entre las que destacan: la colitis ulcerosa, la más frecuente en nuestro medio, la enfermedad de Crohn, de menor frecuencia, pero a menudo de manejo más complejo y la colitis indeterminada que es menos prevalente.
La colitis ulcerosa se trata de una patología que afecta la mucosa que recubre el colon, produciendo úlceras, enrojecimiento y fragilidad de la mucosa.
“La mucosa intestinal comprometida puede ser eliminada a través de las heces y, a su vez, la ulceración y frialdad de ésta puede resultar en sangrado”, explica el doctor Gustavo Walsen, gastroenterólogo de Clínica Alemana.
Se trata de una afección que, debido a su sintomatología, deteriora la calidad de vida de las personas progresivamente. “Si bien la causa es desconocida, se plantea que existe una interacción entre factores como la susceptibilidad genética, ambientales; como bacterias y fármacos, y el sistema inmune de la mucosa, los que gatillarían la aparición de esta patología”.
Agrega que también “existe evidencia que relaciona la intensidad de los síntomas con problemas de salud mental, como el estrés, principalmente a través de un aumento en la percepción del dolor, gatillado por un incremento en la permeabilidad intestinal que se observa en estos pacientes. A pesar de estos hallazgos, existen pruebas limitadas respecto a una acentuación en la inflamación intestinal relacionada a situaciones de estrés", precisa.
La enfermedad es más habitual entre los 15 y 35 años, y se da de igual manera en hombres y mujeres. Se ha relacionado con factores genéticos y ambientales, como estrés, consumo de tabaco y de antiinflamatorios, entre otros. Si no se controla y trata, puede desarrollar complicaciones que van desde anemia, infecciones, perforación del colon, hasta cáncer.
El tratamiento para la colitis ulcerosa dependerá de qué tan extensa sea la zona afectada; así como de la severidad del compromiso y respuesta que se tenga a las distintas líneas de tratamiento.
“Si está comprometido solo el recto, el tratamiento en algunos casos puede ser solo tópico, con supositorios o enemas de mesalazinas o corticoides. En caso de que el compromiso llegue hasta el sigmoides o descendente, se puede intentar una terapia tópica con espumas y enemas de mesalazinas”.
Y, en casos más extremos, aclara, “cuando se ve afectado el colon transverso hacia proximal, se define como una pancolitis. En este caso, se prefiere optar por terapias orales”.
En la actualidad el objetivo del tratamiento posee dos pilares fundamentales, el primero: lograr remisión clínica de la enfermedad y, el segundo, alcanzar la cura mucosa, “esto significa que se debe realizar una nueva colonoscopía que muestre una curación o cicatrización de las lesiones de la mucosa, es decir, no apreciar evidencias de actividad endoscópica”.
