Lineamientos del reflujo gastroesofágico en niños
Esta patología suele ser frecuente en lactantes menores, pero en algunos casos, puede perdurar o aparecer en niños mayores de un año.
El reflujo gastroesofágico o RGE que ocurre principalmente en los menores de 6 meses, que es de carácter fisiológico y desaparece aproximadamente al año de vida. Y, por otro lado, existe la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) que puede presentarse a cualquier edad y tiene una prevalencia en la población de entre un 12% y un 15%.
En cuanto al RGE, la doctora Hirayda Marrugo, gastroenteróloga infantil de Clínica Las Condes explica que “se presenta en, aproximadamente, 50 o 60 por ciento de los lactantes. Aparece, por lo general, en el primer y cuarto mes de vida y posteriormente comienza a disminuir”.
En el caso de la ERGE, la especialista agrega que “ocurre cuando el paso del contenido gástrico hacia el esófago provoca síntomas y complicaciones a nivel de la mucosa como esofagitis o alteraciones a nivel de otros sistemas como, por ejemplo, tos crónica o en algunos niños enfermedades respiratorias a repetición”.
Con relación a los factores de riesgo, en ambos casos hay una serie de componentes que inciden en su aparición y que no corresponden a aspectos fisiológicos.
En lactantes, por ejemplo, podría asociarse a patologías orgánicas como enfermedades de tipo metabólico, alteraciones anatómicas como estenosis o malformaciones. Y, en niños en edad preescolar o escolar, se puede vincular a obesidad infantil y malos hábitos de alimentación.
La especialista indica que es importante conocer los síntomas para poder diferenciarlo de otras patologías. “En ciertas ocasiones suele asociarse con cuadros respiratorios y resulta que tiene un reflujo importante. Entonces, es fundamental enfocar y diferenciar que los síntomas varían en el periodo lactante y en los niños más grandes”.
En este contexto, la endoscopia digestiva alta juega un rol fundamental para conocer el daño que ha hecho el reflujo en la mucosa. El tratamiento dependerá de la severidad de cada caso y puede incluir antiácidos, inhibidores de la bomba de protones e incluso cambios en la fórmula láctea o exclusión a la proteína de leche de vaca.
