La resistencia bacteriana amenaza tratamientos
El uso adecuado de los antibióticos es clave para mantener su efectividad. Especialistas recuerdan la importancia de evitar la automedicación y de recurrir a orientación profesional para garantizar tratamientos seguros y oportunos.
Los antibióticos marcaron un antes y un después en la medicina al permitir tratar infecciones graves, realizar cirugías con mayor seguridad y proteger a pacientes vulnerables. Sin embargo, ese avance hoy enfrenta una amenaza creciente: la resistencia bacteriana, un proceso silencioso que reduce la efectividad de tratamientos.
El doctor Sebastián Rivera, de Los Carrera Interclínica, explica que este fenómeno ya se observa en la práctica clínica. "Cuando una bacteria desarrolla mecanismos de resistencia, los tratamientos habituales pueden dejar de ser efectivos. Esto significa que infecciones simples, como una de tipo urinaria o una neumonía adquirida en la comunidad, pueden transformarse en cuadros difíciles de manejar", señala.
Agrega que parte importante de este problema nace del uso inadecuado de estos medicamentos, especialmente cuando las personas se automedican o interrumpen los tratamientos antes de tiempo. "Muchas veces las personas no dimensionan que sus decisiones individuales pueden impactar directamente en la disponibilidad futura de tratamientos eficaces para toda la comunidad", afirma.
En este contexto, la reciente Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antibióticos, organizada por la Organización Mundial de la Salud, volvió a relevar este tema bajo el lema "Actuar ahora: proteger nuestro presente, asegurar nuestro futuro". Las proyecciones internacionales son contundentes y advierten que, sin intervenciones concretas, la resistencia bacteriana podría provocar más de 10 millones de muertes anuales hacia 2050.
"Cada vez que se utiliza un antibiótico sin un diagnóstico médico claro, aumentan significativamente las probabilidades de seleccionar bacterias resistentes, lo que puede hacer que estos medicamentos dejen de responder cuando realmente los necesitemos", añade el doctor Rivera.
La doctora Emilia Escobedo, de Cordillera Interclínica, advierte que el impacto de esta práctica es mayor de lo que muchos creen. "El antibiótico mal usado no solo falla en tratar la infección, sino que además genera presión evolutiva en las bacterias, haciéndolas más fuertes y resistentes”, explica. Para la especialista, este no es un problema que afecte solo a quien se automedica. "Cuando esa resistencia se instala en la comunidad, no afecta solo al paciente que se automedica: afecta a todos”, sostiene.
A pesar de la gravedad del panorama, los expertos coinciden en que aún es posible revertir la tendencia si se actúa con responsabilidad. El mensaje central es claro: los antibióticos deben utilizarse solo bajo indicación médica y siguiendo el tratamiento completo.