Estado del arte en disección coronaria espontánea
Su presentación atÃpica obliga a realizar un enfoque diagnóstico adecuado, especialmente, en mujeres embarazadas con dolor torácico para disminuir asà la morbimortalidad.
La disección espontánea de la arteria coronaria representa entre 0,2% al 4% de las causas de sÃndrome coronario agudo y es más común en mujeres jóvenes, especialmente, en estado de gestación, en cuyo caso el riesgo es tres a cuatro veces mayor, debido al incremento en los niveles de estrógeno y progesterona que producen variaciones en la pared de los vasos y a los cambios hemodinámicos del tercer trimestre del embarazo.
Se trata de un tipo de infarto que se manifiesta cuando se forma un desgarro en un vaso sanguÃneo del corazón, lo que puede hacer más lento el flujo de sangre o bloquearlo. Usualmente, afecta la arteria coronaria izquierda y los pacientes que la presentan no tienen los factores de riesgo clásicos: diabetes mellitus, hipertensión o dislipidemia.
La cardióloga Sharonne N. Hayes de la ClÃnica Mayo de Rochester en Estados Unidos destaca que la investigación sobre esta entidad poco frecuente se ha incrementado en la última década.Â
Aunque ha habido muchos avances en su comprensión, "todavÃa queda mucho por aprender. Esto porque un 90% de los casos ocurre en pacientes con ataques cardÃacos no estereotipados, como mujeres jóvenes sin los factores tÃpicos de riesgo cardÃaco. Pueden ser atletas, madres jóvenes o adolescentes. Por eso su pesquisa es un gran desafÃo".
Algunos posibles sÃntomas de la disección espontánea de la arteria coronaria son dolor de pecho, latido cardÃaco rápido o sensación de aleteo en el pecho, malestar en brazos, hombros, espalda o mandÃbula, falta de aire, sudoración, cansancio inusual y extremo, náuseas o mareos.
En su manifestación, señala la especialista, "podrÃa haber factores genéticos. Sabemos que no hay un gen especÃfico, pero estamos investigando al respecto. Lo importante a destacar es que existe esperanza para pacientes que han pasado por este problema. Seguimos trabajando. De hecho, sabemos mucho más sobre esta materia que hace una década".Â
Cabe destacar que el tratamiento es diferente al de otros tipos de infarto, ya que una terapia más conservadora centrada en el control de la presión arterial con medicamentos puede tener mejores resultados que un stent, donde existe un mayor riesgo de complicaciones y una tasa menor de éxito.
