Efecto de la nutrición en sistema inmunitario
Especialistas de la Universidad de Valparaíso recomiendan consumo de inmunonutrientes para ayudar a disminuir inflamación aguda y crónica.
De acuerdo con la evidencia científica, la nutrición es un factor relevante y determinante de la respuesta inmune, por lo que una dieta balanceada resulta clave para enfrentar la COVID-19.
El avance de la pandemia ha obligado a que las personas realicen distanciamiento físico, única medida, hasta ahora, conocida que evitaría contagios. Sin embargo, el claustro ha llevado a que, producto de la ansiedad, se elaboren platos grasos y calóricos, que si bien satisfacen antojos, no son una fuente capaz de proteger en caso de infección.
“La respuesta inflamatoria juega un papel crucial en las manifestaciones clínicas de la COVID-19. Después de la entrada del coronavirus al organismo, se desencadena una respuesta inmune que, si no se controla, puede provocar daños en el tejido pulmonar y deterioro de la capacidad respiratoria”, explica Pamela Estay Castillo, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso (UV).
Existen varios factores de riesgo asociados a una infección grave por el virus, relacionados con la nutrición: “un mal estado nutricional; presencia de enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes mellitus; enfermedades cardiovasculares; obesidad y otras patologías inflamatorias que aumentan la gravedad de la COVID”.
En ese sentido, Claudia Vega Soto, magíster en Ciencias Biológicas y Médicas y nutricionista UV, señala que lo que se recomienda es “la inmunonutrición, es decir alimentos ricos en omega 3, vitaminas, minerales y antioxidantes que, junto con fortalecer el sistema inmunológico, permiten disminuir la inflamación tanto aguda, propia de COVID, como crónica, propia de enfermedades crónicas y envejecimiento”.
La nutrición en tiempos de pandemia, además de una buena hidratación, debe sumar cinco porciones de frutas y verduras al día, alimentos integrales y legumbres, lácteos descremados, frutos secos, carnes bajas en grasa y todo tipo de pescados, mariscos, pollo y pavo cocinados sin piel.
Se aconseja evitar el consumo de productos altamente procesados debido a su alto contenido en sodio, grasas y azúcares, que no contribuyen en la mantención o recuperación de la salud.
