Desafíos actuales en gerontología
Mejorar habilidades sociales que garanticen el buen trato es uno de los retos para abordar el envejecimiento demográfico en su real magnitud.
El ritmo de envejecimiento de la población mundial se encuentra en constante aceleración, proceso que se evidencia ininterrumpidamente desde la década del 70’ y cuyo crecimiento se incrementará aún más: para 2050 el número de habitantes mayores de 60 años superará los 2000 millones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este fenómeno, considerado un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, plantea desafíos sanitarios –en especial para la gerontología, disciplina que estudia los fenómenos fisiopatológicos propios de esta etapa de la vida- para garantizar salud y capacidad funcional a los adultos mayores.
La OMS está en proceso de elaborar una estrategia y plan de acción junto a los Estados miembros para abordar cuatro ámbitos prioritarios: compromiso con el envejecimiento saludable; fortalecimiento de los sistemas de salud; creación de entornos; y mejora de la investigación, información y estadísticas.
El gerontólogo y profesor de la Universidad de Granada José Luis Cabezas, en el marco de una visita académica al Centro Gerópolis de la Universidad de Valparaíso (UV), intercambió su experiencia con alumnos de postgrado y profesionales vinculados al trabajo con adultos mayores.
Para el primer doctor en gerontología social de España, “un gerontólogo no sólo necesita adquirir conocimiento especializado, sino también desarrollar habilidades sociales que garanticen el buen trato hacia las personas de edad avanzada, entre las cuales destaca la comunicación”.
“El 93% de nuestro mensaje no se basa en las palabras, sino que en el lenguaje no verbal. El ser humano no solamente escucha e interpreta palabras, hace lo mismo con los gestos porque se comunica con todos los sentidos”, dijo.
El lenguaje no verbal es una forma de expresar el afecto y “quizás esta sea la competencia más importante que todo profesional debiese tener. Pequeños gestos como un saludo, una sonrisa, mirar a los ojos o llamar al paciente por su nombre son fundamentales para la interacción con otro, en este caso, con un adulto mayor”.
“Una de las grandes armas de construcción masiva es la comunicación. Si queremos avanzar más rápido en la promoción del adulto mayor, el envejecimiento positivo y la cultura gerontológica es necesario no descuidar el lenguaje asertivo, honesto, directo, claro y respetuoso”.
El segundo reto, a su juicio, es el entrenamiento en inteligencia emocional. “De nada nos sirve tener mucho conocimiento si luego no tenemos las habilidades necesarias para comunicarnos con el adulto mayor, empoderar su autoestima y gestionar sus emociones”.
“Suelo recomendar a los estudiantes interesados en la gerontología que se enamoren de lo que es trabajar con estas personas, quizás probando primero con un voluntariado para así comprobar que es una de las experiencias más bonitas que te pueden tocar en la vida”, precisó el académico español.
En Chile el envejecimiento poblacional es considerablemente superior al promedio observado en el resto de América Latina (39,6 adultos mayores por cada 100 niños y jóvenes) y cercano a lo registrado en los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Se espera que para 2025 una de cada 4 personas sea mayor de 65 años. De ahí la importancia de comenzar a trabajar en estrategias y políticas públicas que contribuyan a enfrentar esa transformación.
