En Clínica Santa María:
Acompañamiento pediátrico en el trastorno del espectro autista
En el programa liderado por la neuróloga Carolina Yáñez, se abordarán integralmente las necesidades de este tipo de pacientes, con la ayuda de equipos multidisciplinarios.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracteriza por la presencia de alteraciones del comportamiento que inician en la niñez e incluye dificultades para interactuar y comunicarse con otros, además de la presencia de conductas repetitivas. Debido a las mejoras en las herramientas diagnósticas y la ampliación de criterios, cada vez se habla más sobre esta afección y su prevalencia va en aumento.
Según la OMS, 1 de cada 160 niños en el mundo posee TEA, sin embargo, se trata de una estimación, pues en muchos países de ingresos bajos las cifras son desconocidas.
De parte de los responsables, existe consenso en recomendar que el paciente sea diagnosticado precozmente, ya que mientras antes comience su terapia, mayores serán sus avances en el aprendizaje de habilidades que le permitan comunicarse, socializar y ser más flexibles.
Para unirse a este propósito, Clínica Santa María inauguró el “Programa de acompañamiento para pacientes pediátricos con Trastorno del Espectro Autista”, compuesto de neurólogos infantiles y un equipo multidisciplinario integrado por enfermeras, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, educadora diferencial, neuropsicólogos y psicopedagogos.
Además, incorpora técnicas de tecnología terapéutica que buscan dar fluidez al trabajo con menores. “Queremos facilitar el camino que los padres y sus hijos inician cuando hacemos el diagnóstico de TEA. Por esto hemos incorporado material vanguardista e innovador, con el fin de disminuir las dificultades y potenciar las habilidades de los más pequeños. Los acogemos, acompañamos y guiamos de la mejor forma posible, a través de soluciones integrales”, comenta la doctora Carolina Yáñez, neuróloga infantil y coordinadora del Programa.
A modo de dar ciertas directrices de alerta para los padres, la especialista comparte algunas: no responder al nombre, no jugar al “está-no está”, no apuntar con el dedo, falta de contacto visual y tardanza en hablar. Por otra parte, el niño se interesa por un juego peculiar y repetitivo o causa “pataletas” por motivos inusuales como cambios de posición de sus juguetes o alteraciones en su rutina.
