Novedoso método para el tratamiento de várices
Luego de estudiar Medicina en la Universidad de Chile y realizar una beca en Cirugía General, el doctor Jorge Cifuentes se trasladó a Francia donde se especializó en Cirugía Vascular Periférica en el Hospital La Pitié Salpetriere, de París, y Cirugía Endovascular en la Universidad de París.
Fue en esa ciudad donde tuvo sus primeras aproximaciones al método CHIVA, una nueva manera de tratar el problema de las várices con anestesia local, de forma ambulatoria y sin la necesidad de extraer la vena Safena, la más larga de las extremidades y que se ocupa para realizar bypass coronarios.
A su regreso a Chile en 1997, el médico comenzó a aplicar esta técnica con el apoyo de un ayudante, un médico anestesista y una arsenalera, operando hasta la fecha a más de 1.300 pacientes de forma exitosa.
El método CHIVA
El método Chiva fue ideado en 1988 por el médico francés Claude Fransceshi, del Hospital La Pitié Salpetriere, de París, quien describió un tipo de tratamiento para curar las varices, que a diferencia del stripping (extracción de las venas), tiene la finalidad de preservarlas al máximo corrigiendo la circulación que se desarrolla en forma anormal, para que continúen realizando su función de drenaje y puedan ser utilizadas en un bypass en el futuro.
El desarrollo de esta técnica fue posible gracias a los grandes progresos de la ecografía Doppler, que permite identificar las venas no visibles bajo de la piel y el sentido y las modalidades de su torrente sanguíneo.
El método CHIVA está indicado para todas las personas afectadas por el problema de las várices y, por sus características, facilita que los pacientes se reincorporen rápidamente a su vida laboral. Asimismo, la técnica puede ser aplicada a enfermos de edad avanzada o con un historial médico específico que no les permita someterse a una operación con anestesia general y en todos aquellos individuos en los que el método con stripping ha fracasado.
El mapa entregado por la ecografía Doppler permite desarrollar una estrategia para hacer interrupciones de la columna de presión en su punto de origen y controlar el elemento hidrostático desencadenante del síndrome varicoso, convirtiendo las venas patológicas dilatadas en venas normales.
La única contraindicación formal que presenta el método CHIVA, es que por algún motivo el paciente no pueda caminar durante el postoperatorio, o bien, que exista una alteración importante del sistema venoso profundo.
El doctor Cifuentes señala que “como los riesgos de la cirugía están relacionados principalmente a la anestesia y en el método CHIVA se utiliza anestesia local, el riesgo no difiere mucho del que el paciente enfrenta cuando acude al dentista”.
En cuanto a las ventajas, el profesional dice que éstas consisten en el uso de anestesia local y su carácter ambulatorio. “Los pacientes tienen mínimas molestias postoperatorias, caminan al día siguiente de la intervención y requieren de períodos de licencia muy cortos, que van de los tres a los 15 días. Asimismo, se pueden operar las dos piernas a la vez, las incisiones son pocas y muy pequeñas y, además, se preserva la vena Safena interna”, explica.
Recalca además que el éxito de la técnica radica fundamentalmente en el conocimiento del cirujano en fisiopatología. “No basta con operar a los pacientes mirando sólo la cartografía que hace el ecodopplerista”.
El doctor Cifuentes fue el primer médico que aplicó esta técnica en Chile y uno de los primeros de Latinoamérica. Asimismo, es el profesional que cuenta con un mayor número de casos de pacientes con várices tratados de forma exitosa con el método CHIVA en nuestro país.
