Advierte la Sochiderm
Dermatitis seborreica: enfermedad de alta prevalencia
Aunque se trata de una patología crónica que mejora su condición durante las estaciones más cálidas, también se desencadena por factores como el estrés, trasnoche y mayor ingesta de alcohol, una combinación que no resulta extraña durante las últimas semanas del año, en las cuales las preocupaciones se multiplican y el ajetreo de Navidad y las celebraciones de Año Nuevo resultan ineludibles.
Se trata de la dermatitis seborreica, según los especialistas, una enfermedad de alta prevalencia y cada vez más recurrente en la población, debido fundamentalmente a los estilos de vida propios de una sociedad moderna.
Para el doctor Andrés Figueroa, dermatólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile y experto de la Sociedad Chilena de Dermatología y Venereología, Sochiderm, la enfermedad se presenta como “una erupción descamativa, generalmente pruriginosa, en la piel de algunas áreas del rostro y del cuero cabelludo (caspa), de carácter crónico, es decir, se mantiene la tendencia a presentarla a través de los años, que se desencadena y agrava característicamente con el estrés, el cansancio, la falta de sueño y la ingesta de alcohol. Es una enfermedad de carácter benigno, no contagiosa, que se exacerba en invierno y que en su origen hay una conjunción de factores, tales como la predisposición genética, la renovación acelerada de células de la piel, el aumento de la producción de sebo y la presencia de un hongo llamado Malassezia furfur”.
Esta enfermedad afecta a cerca de un 5% de la población, mientras que la caspa (ptiriasis sica) se presenta en aproximadamente el 20% de la población, mayoritariamente en hombres, ya que el estrés aumenta la producción de andrógenos, lo cual conlleva a aumentar la producción de sebo (mayor grasitud de la piel o seborrea). Debido a lo anterior se produce mayor proliferación de Malassezia furfur y mayor inflamación, lo cual desemboca en definitiva en la descamación del cuero cabelludo o caspa. Los más afectados son adolescentes y los adultos entre los 30 y 60 años de edad, aunque también es frecuente en los bebés en una época de su desarrollo.
Según explican en la Sochiderm, el diagnóstico es clínico, por lo tanto no suele ser necesaria la realización de exámenes para su detección. Entre las características distintivas se encuentran: descamación del cuero cabelludo (caspa), además de enrojecimiento y picazón, en el rostro se presentan áreas enrojecidas y con descamación ubicadas en la región entre las cejas, alrededor de la nariz y adentro y atrás de las orejas. En el tronco puede afectar la parte alta y central del dorso y pecho.
“No existe una cura definitiva, el tratamiento está enfocado en prevenir la aparición de brotes, y manejarlos en caso de que estos ocurran. Se deben evitar los factores desencadenantes ya enunciados, en caso de existir un brote se trata con shampoo y cremas antimicóticas, así como también a veces se emplean antiinflamatorios e inmunomuduladores tópicos. Se recomienda lavado frecuente diario con shampoo en base a sulfuro de selenio o piritionato de zinc; evitar el excesivo consumo de alcohol; dormir entre 6-8 horas diarias, evitar trasnochar y el estrés, practicar deporte y técnicas de relajación”, agrega el doctor Figueroa.
En general, la respuesta al tratamiento es muy buena, pero es necesario que el paciente tenga claro que necesitará un tratamiento de mantenimiento, ya que la enfermedad, al ser crónica, persiste por años, mejorando en las estaciones más cálidas y empeorando los meses de frío y en las situaciones de fatiga y estrés emocional.
