Vida social activa reduciría riesgo de demencia en adultos mayores
La demencia es una de las enfermedades más temidas de la sociedad actual. Se lo ha definido como un síndrome clínico de deterioro cognitivo adquirido que determina la disminución de la capacidad intelectual suficiente como para interferir en el desempeño social y funcional del individuo y en su calidad de vida.
A pesar de su alta prevalencia, el diagnóstico puede ser difícil en las etapas iniciales, por lo que es de vital importancia sensibilizar y educar tanto al personal de salud como a la población en general. La educación es la base para lograr un diagnóstico más precoz y un mejor manejo de la enfermedad. La importancia de un diagnóstico precoz radica en la posibilidad de dar al paciente un mejor tratamiento e información acerca del pronóstico y a la familia la oportunidad para planificar el futuro.
Si bien los genes son fundamentales para desarrollar algunos tipos de demencia, la demencia causada por Alzheimer y otros desórdenes surgen como combinación genética, estilo de vida y factores del entorno, según el National Institute of Neurological Disorders and Stroke las personas mayores socialmente activas corren menos riesgos de desarrollar demencia.
La investigación hace énfasis en la importancia del estilo de vida, ya que a diferencia de las causas genéticas, los hábitos sí pueden modificarse y controlarse. El contacto con otros es un estimulante fundamental para el cerebro ayuda a desarrollar la memoria, capacidad de cálculo, planificación, instinto y creatividad.
El estudio fue realizado con 500 voluntarios con un promedio de 83 años de edad. Se demostró que las personas sociables corren un 50 por ciento menos de posibilidades de desarrollar algún tipo de demencia.
Para los investigadores la habilidad para manejar el estrés sin ansiedad, tener una personalidad tranquila y extrovertida, y contar con una vida social activa, podría ayudar a explicar los resultados.
