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08 Septiembre 2003

Relación entre telefonía celular y equipos electromédicos

La interferencia entre teléfonos celulares y equipos electromédicos como bombas de infusión, equipos de diálisis, marcapasos, equipos de ultrasonido, ventiladores, oxímetros de pulso, electrocardiógrafos y equipos de imagenología (TAC, RNM), es una interrogante que aqueja al personal de salud desde que se inició la telefonía celular en Chicago, 1983. Esta inquietud se basa en que los teléfonos celulares funcionan a través de ondas de radiofrecuencia, que eventualmente podrían interferir electromagnéticamente sobre dichas máquinas.

Para comprender el tema es necesario abordar aspectos relativos a cómo opera un teléfono celular, qué es un campo magnético y cómo se define interferencia electromagnética.
Con respecto al sistema operativo de los teléfonos celulares, cada ciudad tiene un área dividida en regiones más pequeñas, llamadas "células". Cada una de ellas posee una superficie similar, en donde se encuentra una antena base que coordina las vías de comunicación entre dos equipos celulares en forma simultánea. Un campo electromagnético, en tanto, se produce cuando el movimiento de cargas eléctricas en un conductor -como la antena de una emisora de radio o televisión- origina ondas de campo eléctrico y magnético que se propagan a través del espacio. Estas ondas llevan asociadas una energía electromagnética que puede ser captada por una antena receptora, como la antena de televisión de una casa o la pequeña antena incorporada en un teléfono móvil.

Cuando en una región del espacio existe una energía electromagnética, se dice que en esa región hay un campo electromagnético.
La interferencia electromagnética se presenta cuando hay tensiones o corrientes no deseadas dentro del campo electromagnético, lo que originaría un desorden en el flujo normal de ondas dentro de este campo. Esto último es lo que explicaría a grandes rasgos la falla en el correcto funcionamiento del algunos equipos.

Un estudio realizado en el Servicio de Electromedicina del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, España, que analizó 366 equipos biomédicos, señala que el 66 por ciento de ellos se vio afectado por interferencia electromagnética causada por el uso de la telefonía celular a una distancia máxima de cuatro metros, resaltando que más del 90 por ciento de los aparatos afectados se encontraban a un metro del teléfono.

Suponiendo que el teléfono celular alcanza una intensidad de campo de 10 Volt/m al encontrarse éste cerca del equipo electromédico, el trabajo describe alteraciones tales como "artefactos" en las imágenes de diagnóstico en equipos de ultrasonido y rayos; ruidos en la forma de ondas de señales fisiológicas tales como ECG, pacientes monitorízados y errores numéricos en los valores de frecuencia cardiaca; funcionamiento erróneo de sensores, activación de alarmas y cese en el funcionamiento de equipos de diálisis, ventiladores y bombas de infusión continua, y cambio en el modo de operación de equipos con marcapasos desde la sincronización al rango fijado.

Todas estas alteraciones se pueden categorizar en función del equipo electromédico en diversas etapas:

Etapa 0: no existe afectación del equipo.
Etapa I: efecto reversible que desaparece y vuelve a condiciones normales cuando el teléfono celular es movido.
Etapa II: efecto irreversible que no vuelve a condiciones normales al mover el teléfono celular. Sólo el personal médico puede acondicionar el equipo (reseteándolo), para que vuelva a su correcto funcionamiento.
Etapa III: efecto irreversible para el personal médico, que no puede volver a acondicionar el equipo. Requiere intervención del Servicio Técnico.
Etapa IV: Efecto irreversible sin solución. El equipo no puede volver a ser utilizado.

A partir de este estudio, varios centros hospitalarios incluyendo el de Lozano Blesa, comprobaron que más de la mitad de los equipos electromédicos sufren interferencias debido a la telefonía celular, lo que es más frecuente y severo a medida que disminuye la distancia a la fuente, con un rango de irreversibilidad de 20 a 150 centímetros.

Por lo tanto, la investigación concluye que los teléfonos móviles deberían apagarse totalmente en los quirófanos, unidades de cuidado intensivo y asistencia vital. Asimismo, que también deben permanecer apagados en salas de hemodiálisis, salas de terapia, electrofisiología y salas de diagnóstico de cualquier tipo donde exista un equipo electromédico. Finalmente, que los teléfonos móviles pueden usarse sólo en salas de administración, sala de visitas, hall de entrada y espacios similares donde no existen equipos electromagnéticos.

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