Dr. Andrés Salazar Santibáñez:
“Una imagen oportuna puede cambiar el curso clínico de un niño”
En el contexto del aumento sostenido de patologías respiratorias en la infancia, los exámenes radiológicos representan una herramienta crítica para el diagnóstico, seguimiento y manejo de complicaciones.
La radiología pediátrica es una subespecialidad que requiere más que conocimiento técnico. Demanda una comprensión profunda de la anatomía en las distintas etapas del desarrollo, sensibilidad frente a la exposición a la radiación y una estrecha colaboración con el equipo clínico.
Frente al alza de infecciones respiratorias complejas y cuadros recurrentes en la época de invierno, esta disciplina se vuelve clave en la orientación sobre diagnósticos diferenciales, detección de complicaciones y guiar decisiones terapéuticas.
El doctor Andrés Salazar, imagenólogo pediátrico de San José Interclínica y Hospital Regional de Arica, con MBA en gestión y dirección de instituciones de salud, realizó su especialidad en imagenología diagnóstica y terapéutica, para luego cursar la subespecialidad en radiología pediátrica en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En esta entrevista aborda el enfoque especializado frente al alza de cuadros respiratorios, los criterios clínicos para una correcta solicitud de imágenes y la necesidad de colaboración interdisciplinaria para ofrecer diagnósticos oportunos, seguros y de calidad.
- ¿Cuál es el rol de la radiología pediátrica en el contexto actual del alza de enfermedades respiratorias infantiles?
Tiene un papel fundamental en la detección precoz y oportuna. Aunque el diagnóstico inicial es eminentemente clínico, nuestra disciplina es clave para analizar con pertinencia los distintos diagnósticos diferenciales, sobre todo en pacientes que no responden a tratamientos convencionales. En esos casos, ayudamos a detectar, entre otras cosas, condiciones no sospechadas clínicamente, tales como malformaciones congénitas pulmonares o anomalías de la vía aérea, así como el eventual desarrollo de complicaciones. Esto permite modificar no solo el curso de la evaluación médica, sino también la terapéutica y la evolución de estas patologías.
- ¿Qué criterios clínicos deben tenerse en cuenta para solicitar una imagen radiológica sin caer en un sobrediagnóstico o exposición innecesaria?
Sugerimos solicitar imágenes en pacientes pediátricos en cuatro escenarios principales: cuando hay síntomas persistentes que no responden a las terapias habituales, cuando se sospechan complicaciones, ante la presencia de cuadros respiratorios recurrentes y cuando existen condiciones basales que pregonan un eventual curso clínico no satisfactorio, como es el caso de pacientes con comorbilidades o patologías de base.
- ¿Cómo se decide entre radiografía, ecografía pulmonar o tomografía computarizada?
Más del 90% de los cuadros respiratorios que requieren estudios de imágenes pueden evaluarse con radiografía simple, considerando su buen rendimiento diagnóstico, amplia disponibilidad y escasa radiación. La ecografía pulmonar ha emergido con fuerza en los últimos años como una técnica complementaria, que además de no emitir radiación ionizante, permite realizar evaluaciones al lado de la cama del paciente, lo que le ha conferido una utilidad creciente; su desventaja, sin embargo, es que debe ser realizada por radiólogos entrenados adecuadamente y familiarizados con los hallazgos imagenológicos de estas patologías. La tomografía computarizada, por su parte, debe ser reservada para casos puntuales, como son el estudio de complicaciones o para caracterizar lesiones pulmonares y de vía aérea; no debemos olvidar que, aunque esta técnica representa no más del 7%–8% de los exámenes radiológicos en pediatría, aporta cerca de dos tercios de la dosis total de radiación recibida por nuestros pacientes.
- ¿Existe preocupación por dosis acumulativas de radiación?
Este es un tema prioritario para nosotros. Formo parte de la Sociedad Latinoamericana de Radiología Pediátrica, que confeccionó un protocolo simple y didáctico para el manejo de dosis de radiación en población infantil, el cual también fue difundido en nuestro país por la Sociedad Chilena de Radiología. Además, algunos hospitales públicos han implementado registros de dosis acumulativas por paciente, una herramienta fundamental para evaluar prácticas y optimizar la exposición. Como subespecialistas, debemos liderar esta transición hacia estudios más seguros.
- ¿Ha notado cambios postpandemia en la prevalencia y complejidad de las enfermedades respiratorias pediátricas?
Sí, tanto la experiencia clínica como la literatura coinciden en este aspecto. Desde 2021, la incidencia ha aumentado aproximadamente entre un 25% y un 30%. Observamos cuadros más persistentes, frecuentes coinfecciones virales, sobreinfecciones bacterianas y un mayor desarrollo de complicaciones. Esto ha llevado a un aumento exponencial en la solicitud de estudios radiológicos, donde me parece que nuestra participación ha sido importante como subespecialidad de apoyo.
- Usted dirige el tercer curso de radiología pediátrica con aplicación clínica que se realizará en julio…
Así es. Las dos primeras versiones las organicé en la XV región, con el fundamental apoyo de sociedades científicas nacionales e internacionales. Este año se realizará en Lima, Perú en las dependencias del Instituto de Salud del Niño San Borja, un centro de referencia y alta complejidad en patología pediátrica. Hemos diseñado un programa híbrido, al igual que en los cursos anteriores, con una participación proporcional y equitativa en las conferencias científicas entre médicos clínicos y radiólogos pediátricos. Trataremos temas prevalentes y relevantes en la práctica diaria, como son patología de vía aérea superior, neumopatías virales, bacterianas, recurrentes y evaluación de complicaciones, entre otros. Nuestro objetivo es continuar en el proceso de fomento de una fructífera y efectiva interrelación clínico-radiológica, mejorando así la calidad diagnóstica y la oportunidad terapéutica.
- ¿Qué desafíos persisten en la formación de radiólogos pediátricos en Chile y la región?
La falta de especialistas en nuestra área es la principal brecha que seguimos visualizando. En Chile, solo la Universidad Católica cuenta con un programa formal de subespecialidad en imagenología pediátrica, reconocido por la Superintendencia de Salud. Esta realidad se extiende al resto de Latinoamérica, donde predominan estadías breves de perfeccionamiento y el número de médicos participantes continúa siendo bajo. Por lo anterior, es parte de nuestra responsabilidad aportar en el desarrollo de una mayor oferta formativa y al mismo tiempo estimular el interés de las nuevas generaciones de radiólogos generales en nuestra subespecialidad.
- ¿Qué rol podrían tener la inteligencia artificial y nuevas tecnologías?
Sin duda puede aportar al desarrollo de nuestra especialidad, sobre todo en lo relativo a la disminución de los tiempos de adquisición de las imágenes y en el perfeccionamiento de los protocolos de reducción de dosis de radiación. Aunque en radiología pediátrica aún está en una etapa incipiente, entendemos que es una herramienta que en el corto y mediano plazo incidirá positivamente en la tarea de optimizar el uso de las imágenes, disminuyendo la realización de exámenes innecesarios. Es un camino prometedor.
Por María Ignacia Meyerholz
