Dra. Marcela Castro Ramírez:
"Tenemos orgullo institucional y amor por lo que hacemos"
La encargada de la Unidad Tratamiento Intensivo del Hospital Calvo Mackenna, conversó sobre la preparación que vivió la institución para conseguir la acreditación y los proyectos que surgieron a partir de ella.
Durante el mes de noviembre de 2014, el Hospital Luis Calvo Mackenna obtuvo su acreditación de calidad como prestador institucional por parte de la Superintendencia de Salud, asegurando que este contaba con estándares de atención de acuerdo a lo exigido por el Sistema Nacional de Acreditación en Salud.
En ese sentido, en aquella ocasión se realizó un reconocimiento al compromiso y perseverancia del equipo del Departamento de Calidad del hospital, conformado por las doctoras Marcela Castro -directora- Paulina Coria y Alejandra González, junto a las enfermeras universitarias Mónica Carrasco, Cecilia Núñez, Daniel Peñailillo, Iván Gómez, Paz Robles y Claudia Urizar.
En entrevista con SAVALnet, la doctora Castro comentó como se preparó la institución para tan importante acontecimiento, los desafíos y los interesantes proyectos que hoy surgen gracias a haber conseguido dicha aprobación casi 10 meses atrás.
"La acreditación no hubiese dado fruto sin el compromiso y el apoyo de todos y todas quienes llevan con orgullo el emblema del Calvo Mackenna", aseguró la especialista previo a iniciar esta conversación.
- Doctora, coméntenos ¿cómo fue el proceso que siguió el hospital para lograr la acreditación?
Iniciamos el proceso en 2009, que fue el mismo año en que se creó el Departamento de Calidad de Seguridad del Paciente, con la meta de lograr la acreditación para el Hospital. Sin embargo, rápidamente nos dimos cuenta de que ese no era el fin, sino instalar una cultura de la calidad, lo cual era un desafío bastante más ambicioso, porque una vez que tienes la acreditación de cierta manera pasa, es más, varias instituciones durante su segundo proceso han fracasado. Es necesario establecer una cultura de calidad, procesos instalados para los pacientes, nuestra idea fue cimentar esta ideología y por eso nos demoramos tanto en estar listos.
- Usted estuvo encargada de dirigir este cambio...
Así es, y una de las cosas que aprendí en este largo proceso, es que no se puede excluir a nadie, la opinión de todo el mundo vale, se escucha, se analiza. El aporte de todo el mundo es bienvenido y hay que sumar a la institución completa, porque cinco personas dentro del Departamento de Calidad no podían sacar esa tarea adelante. El manual es que hay que seguir para obtener la acreditación es gigante, tiene 106 características y cada una de ellas evalúa muchísimo puntos, entonces la ayuda era necesaria.
-¿Y cuáles fueron los mayores obstáculos?
Un clásico, la resistencia al cambio, la gente lleva años haciendo las cosas de una manera y como no había nadie que los evaluara, se asumía que se estaba haciendo bien. En esta ocasión se pensó: por qué lo voy a hacer distinto si llevo 20 años haciendo lo mismo, entonces convencerlos de que lo que hacían no estaba mal, pero que sería mejor realizarlo de otra forma, no fue tan fácil con algunos grupos de trabajo.
- ¿Y qué visión tiene usted sobre este tipo de exigencias, piensan ir más allá?
La opinión que tengo del proceso es que es algo muy necesario dentro del país, es fundamental estandarizar la calidad en la atención de todos, ya sean clínicas privadas u hospitales públicos, además eso no implica dinero sino una forma de hacer las cosas. Para mí, debiese existir un proceso gigante a nivel nacional, que haga que logremos asegurar que en todos partes un niño tenga la misma seguridad en términos de procesos, eso es equidad. Ahora, uno tiene muchas observaciones al proceso, pero también se asume que es algo relativamente nuevo para el país, entonces está en constante mejora.
- ¿Y siente que el personal ya se ha adecuado a esta forma de trabajo?
Si, de todas maneras, el hospital es otro. Es muy emocionante ver cuando surge un problema y se acercan al Departamento y consultan cómo resolver ciertas temáticas, hay una confianza que se ganó con sangre, sudor y lágrimas.
- En relación al hospital ¿qué importancia tiene este centro en el desarrollo de la salud del país, considerando que también es un centro formador?
Yo llevo 22 años aquí, para mí este es el mejor hospital pediátrico del país. Es un centro donde se hacen procedimientos que ni siquiera se realizan en clínicas privadas, es un hospital de punta en la pediatría, y en ese sentido abre camino y es un centro formador a nivel nacional y también sudamericano, aquí viene mucha gente del cono sur para aprender cómo hacemos las cosas. Ahora, si siempre te has creído el mejor, y demostraste que eres bueno-porque eso hace la acreditación- te validas. El sentimiento de orgullo institucional es gigantesco, además este es un centro emblemático a nivel nacional, estamos muy contentos.
-Imagino debe estar muy satisfecha con el trabajo realizado por el Departamento de Calidad...
Es lo mejor que he tenido-además del apoyo institucional- ellos son un lujo. Pasamos por etapas oscuras, por ejemplo problemas financieros, y después vino este momento de mucha felicidad y hoy estamos arriba, trabajando en no perder lo que ganamos.
- Y finalmente doctora ¿qué otros proyectos surgieron a partir de esta acreditación?
Hay muchos proyectos de infraestructura, de hecho, yo dejo el Departamento de Calidad y asume una de las personas de mi equipo que está plenamente capacitada para tomar el cargo, yo me voy a liderar una unidad de desarrollo de diseño hospitalario, donde realizaremos el proyecto de normalización completa del hospital. Por ende, lo que podría decir es que como institución iremos de aquí para adelante, tenemos grandes desafíos y la acreditación fue la base para que pensáramos así y que hoy estemos viendo la luz de tan importante proyectos que quizás, sin ella, hubiesen quedado solo en ideas.
