Dr. Omar Nazzal Nazal:
“Si alcanzamos la meta de la OMS podríamos erradicar el cáncer cérvico uterino"
En 2023, solo el 30% de las mujeres en Chile se realizó el Papanicolau o un PCR para su detección y cerca de un 15% nunca lo ha hecho. La organización busca el eliminarla para 2030.
El cáncer cervical es una neoplasia que afecta al cuello del útero y representa una de las principales causas de mortalidad en mujeres. Su gatillante es la infección por el virus del papiloma humano (VPH), el cual se transmite, esencialmente, mediante contacto sexual provocando lesiones en la piel y mucosas del cuerpo.
La vacunación contra el VPH ha demostrado ser eficaz en la prevención de la infección y, por lo tanto, en la reducción del riesgo de cáncer cérvico uterino (CCU). Por lo demás, la detección temprana a través de pruebas de Papanicolau, son cruciales para prevenir y tratar este tipo de cáncer de manera oportuna.
Así lo comparte el doctor Omar Nazzal, ginecólogo oncólogo de IntegraMédica, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y past president de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, quien destaca los avances que existen en materia de detección, como lo es una innovadora técnica no invasiva para identificar el VPH a partir de muestras de orina.
- ¿Podría describir el escenario del CCU?
La tasa de muertes anual es de alrededor de 300 mil mujeres. Es una cifra que puede traducirse en que cada dos minutos una fallece. Se trata de una enfermedad en la cual se ha avanzado en muchos aspectos, entre ellos, conocer su agente etiológico, donde la infección persistente por genotipos de alto riesgo del VPH es el factor causal.
Sin embargo, esto no es sine qua non, porque no toda mujer que tiene una infección persistente desarrollará este cáncer, pero están expuestas a que el genoma de ese virus se integre al de la célula y allí genere, a través de los oncogenes del agente, mutaciones de la proteína del retinoblastoma y se produzca un fenómeno de proliferación celular que genera un tumor.
Lo relevante de este conocimiento es que se puede hacer prevención exitosa por medio de la educación, promoción de la salud y vacunas.
- La vacuna y métodos de tamizaje han sido grandes avances…
Está disponible desde 2006 y, en nuestro país, desde 2014. Por lo tanto, las sobre los 20 años en Chile han sido en su mayoría inoculadas y representan un grupo de la población mucho menos riesgosa.
Por otra parte, el Papanicolau ha permitido salvar millones de vidas, pero tiene ciertas limitaciones. La principal, es que existe un elevado porcentaje de falsos negativos. Frente a ello, también nos apoyamos en la biología molecular para buscar genotipos del VPH.
Es importante mencionar que es distinto tener una citología en la que se indica que en el cuello del útero hay células precancerosas, a contar con una muestra de ADN o de orina, porque lo que ese virus representa no es la obligación de enfermarse, sino el riesgo. Por lo tanto, enfatizar que cuando una mujer tiene una prueba positiva, no es que esté enferma, es que está expuesta.
- ¿Cómo visualiza el progreso de la vacuna?
Se puede avanzar mucho. Y, en ese sentido, lo primero que se debe hacer es mejorar las coberturas. Chile tiene un Programa Nacional de Inmunizaciones muy eficaz que incluye la vacuna tetravalente para niños de cuarto y quinto básico, con dos dosis.
Esta cubre cuatro genotipos virales, dos de bajo riesgo: seis y 11, responsables de las verrugas genitales o cóndilo y dos de alto riesgo: 16 y 18. Al vacunar a esta población, la proteges contra el 70% los eventuales cánceres de cuello uterino al que puedan estar expuestos. Pese a ello, existe un 30% que son producidos por genotipos distintos.
Existe la nonavalente, que incluye cinco genotipos más: el 31, 33, 45, 52 y 58. Al utilizarla, el espectro de protección aumenta de un 70% a un 91%. Se espera que nuestro país migre de la tetravalente a la nonavalente en lo que queda de 2024 y principios de 2025. De conseguirlo, significaría un paso gigantesco para las generaciones futuras.
Si logramos la estrategia interpuesta por la Organización del Mundial de la Salud -que el 90% de niñas sean vacunadas contra el VPH antes de los 15 años; que el 70% de las mujeres cuenten con una revisión antes de los 35 años y luego, previo a los 45 con una prueba de precisión. Y que el 90% de las mujeres con lesiones de alto riesgo o con cáncer, sean diagnosticadas y tratadas- hablaríamos de una enfermedad que se puede erradicar. Así de relevante es.
- Bupa Lab cuenta con un examen de orina que permite detectar el VPH ¿ Cuál es la diferencia con las herramientas que existen?
Nos brinda información confiable con respecto a la presencia o ausencia del virus evitando la utilización del espéculo. Hay una brecha importante de pacientes a las que no les acomoda, o que simplemente no pueden asistir por temas de tiempo. En ese sentido, esta alternativa es un aporte. Sin embargo, nada reemplaza una acción médica.
- Por último, ¿qué desafíos existen a nivel de salud pública?
Hay varios, pero creo que uno importante -considerando la introducción de técnicas como las que hablamos- es que hay que capacitar al sistema. Estos avances generan mayores requerimientos y no podemos quitarle la oportunidad de salud a la gente por no tener la capacidad de dar atención oportuna. Es una tarea a la que debemos abocarnos.
Por María Ignacia Meyerholz
