https://www.savalnet.cl/mundo-medico/entrevistas/los-progresos-en-tuberculosis-no-se-pueden-perder-a-causa-de-la-covid-19.html
27 Abril 2020

Dr. Víctor Martínez Hagen:

“Los progresos en tuberculosis no se pueden perder a causa de la COVID-19”

Garantizar la sostenibilidad de los servicios esenciales en el manejo de la tuberculosis durante la pandemia es clave. OMS asegura que la coinfección puede provocar una evolución más severa de ambas patologías.

El avance de la pandemia causada por la COVID-19 ha concitado la atención de la ciencia, sin embargo, en medio de la frenética carrera por disminuir los contagios y encontrar una cura para el nuevo coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró su preocupación haciendo un llamado a no descuidar los protocolos y programas implementados para el control de la tuberculosis (TBC).

En esta línea, la Organización Panamericana de la Salud enfatiza la relevancia de garantizar que los servicios y operaciones esenciales para hacer frente a los problemas prevalentes, continúen protegiendo a las personas con TBC. 

En 2018, según un reporte de la OMS, más de diez millones de personas contrajeron la patología, de ellos, cerca de 1,5 millones perdieron la vida, una estadística que se viene reiterando durante los últimos años y que ha situado a la TBC como una de las diez principales causas de muerte a nivel global, pese a que es prevenible y curable.

Causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, afecta principalmente a adultos, no obstante, todos los grupos etarios están en riesgo de padecerla. Más del 95% de los casos y fallecimientos se producen en países en vías de desarrollo y, tal como la COVID-19, la infección se transmite entre personas cuando un enfermo expulsa partículas al toser o estornudar, una característica que, dada la emergencia sanitaria, supone un desafío diagnóstico mayor.

“La tuberculosis es una enfermedad transmisible, endémica de presencia mundial. En grado variable, en todos los países ocurren casos. El daño que produce se expresa por infección, morbilidad y muerte, afectando con mayor fuerza a los grupos sociales más pobres y a los individuos vulnerables. Provoca sufrimiento humano, individual y social”, comenta Víctor Martínez Hagen, médico formado en la Universidad de Concepción (UdeC) y jefe del Programa de Tuberculosis en la Región del Maule.

Especializado en medicina interna (UdeC) y neumología (Universidad de Córdoba y Hospital Reina Sofía, España), el facultativo se desempeña en el Hospital San Juan de Dios de Curicó y en la Universidad Católica del Maule. También es miembro de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias y la Asociación Latinoamericana de Tórax.

“La enfermedad es generada por una bacteria intracelular, también llamada bacilo de Koch, en honor a su descubridor. Los síntomas son inespecíficos, y puede presentarse como un cuadro febril prolongado, baja de peso, sudoración nocturna, tos, expectoración persistente, dolores musculares, etc. La presentación clínica es muy variable, por eso la importancia de nuestro programa en estar permanentemente recordando a todos los estamentos sanitarios y a la población de la necesidad de sospecha para un diagnóstico y tratamiento tempranos”.

- El 24 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Tuberculosis, ¿cuáles fueron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud considerando la pandemia?

El 4 de abril la OMS emitió un comunicado oficial sobre tuberculosis y COVID-19, donde se hizo hincapié en sostener el funcionamiento de los servicios esenciales para pacientes con TBC, incluyendo las capacidades diagnósticas, tratamiento y seguimiento, manteniendo en actividad los programas nacionales. Los progresos que se han logrado en el manejo de la TBC no pueden perderse a causa de esta pandemia.

El nuevo coronavirus ha causado sin dudas un estigma social y comportamientos discriminatorios contra ciertos grupos étnicos y socioeconómicos y hacia cualquiera que pueda percibirse haber estado en contacto con el virus. Esto puede llevar a contribuir a una situación donde el virus y la TBC puedan crecer en su infección.

- ¿Qué evaluación puede hacer del programa que dirige?

Nuestro programa ha logrado una cohesión multidisciplinaria importante, trabajamos en coordinación con los equipos locales de los principales hospitales de la región, además del nivel central. Las directrices del manejo de la tuberculosis están bien definidas y hay permanente comunicación entre sus miembros.  Siempre tenemos puntos que mejorar, como por ejemplo la necesidad de capacitación del personal de la atención primaria y la infraestructura para optimizar la baciloscopía, examen básico de detección. Hemos implementado cabinas de toma de muestra, pero debemos cubrir todos los centros asistenciales de la zona, especialmente a nivel primario, para facilitar el acceso al diagnóstico y mejorar nuestra pesquisa.

- ¿Cuáles son sus principales tareas?

Estoy encargado del programa en la Provincia de Curicó desde 2010 y soy referente regional a partir de este año. La principal labor es coordinar los esfuerzos diagnósticos y de tratamiento de todos los pacientes de la red de salud pública. Además, en conjunto con un equipo multidisciplinario del Servicio de Salud del Maule y la Seremi de Salud, asistimos a toda la red en casos de personas con desafío diagnóstico y terapéutico.

- ¿Qué muestran los últimos informes epidemiológicos sobre nuestro país?

La tasa de morbilidad a nivel nacional según el reporte emitido en 2019 fue de 15,7 casos por 100 mil habitantes, lo que corresponde a 2.945 personas, con un aumento de 205 casos con respecto al año anterior. 79% de ellos corresponde a manifestación pulmonar de la enfermedad, y de estos, 92% fueron confirmados bacteriológicamente, esto es, mediante baciloscopías, cultivo o biología molecular. En relación al Servicio de Salud del Maule, el mismo reporte da cuenta de una tasa de 14,7 casos por 100 mil habitantes, lo que se traduce en un aumento del 39% en la tasa de morbilidad respecto a 2018. Es importante recordar que en la gran mayoría de los casos se manifiesta la forma pulmonar de la tuberculosis, lo que tiene especial relevancia desde el punto de vista epidemiológico, ya que son el subgrupo que puede transmitir la enfermedad.

La infección por el bacilo de Koch tiene una predilección por el tejido pulmonar, dado que es rico en oxígeno y le permite un crecimiento más propicio. Sin embargo, dependiendo de cada paciente, puede llegar vía sanguínea a cualquier órgano del cuerpo e infectarlo. En esos casos, el diagnóstico puede ser de exclusión por la complejidad que presenta la vaga especificidad de sus síntomas. 

Esto, sumado a la presencia mantenida de coinfección con VIH y pacientes con otras patologías que requieren la mantención de terapias inmunosupresoras, nos ha impedido erradicar la TBC como problema de salud pública. 

- ¿Las personas con tuberculosis tienen mayor riesgo de infección y muerte por COVID-19? 

La experiencia es limitada a nivel mundial, sin embargo, la OMS asegura que la coinfección puede causar una evolución más severa de ambas enfermedades, especialmente si se suspende el tratamiento de la tuberculosis. Estos pacientes deben extremar medidas de prevención contra la infección del nuevo coronavirus y sobre todo continuar su terapia.

- ¿Se pueden confundir los síntomas?

Las personas infectadas con TBC y COVID-19 muestran síntomas muy parecidos, como tos, fiebre y dificultad respiratoria. Ambas enfermedades atacan especialmente los pulmones y aunque los dos agentes biológicos se transmiten principalmente por contacto social cercano, el periodo de incubación de la TBC, vale decir el tiempo desde la exposición al patógeno hasta el inicio de los síntomas, es más largo, frecuentemente con un desarrollo lento de la sintomatología. 

- ¿Qué se debe hacer para garantizar la sostenibilidad de los servicios esenciales en el manejo de la tuberculosis durante la pandemia?

Lo principal es mantener nuestra capacidad de tratamiento de pacientes ya conocidos. Para esto, debemos volver al punto principal de la curva de infección de COVID-19. Si logramos sostener una curva de crecimiento más lenta, nuestros servicios esenciales serán capaces de contener ambas enfermedades. Esto no lo lograremos sin el fuerte apoyo de la población y su compromiso estricto de todos los protocolos de aislamiento social, uso de mascarillas en lugares públicos, protección de pacientes con enfermedades crónicas y adultos mayores, inmunización antiinfluenza a grupos de riesgo, lavado de manos frecuente, etc. Nuestros centros tienen resguardada la medicación y se mantiene el desarrollo de tomas de examen de baciloscopía y biología molecular en hospitales, todo con el respaldo del Programa Nacional de Control y Eliminación de la Tuberculosis.

- ¿Qué acciones se pueden potenciar para dar una respuesta adecuada?

El sistema se basa en la capacidad de pesquisa y correcto tratamiento de la tuberculosis, por lo que la atención primaria es vital en esto. Se han tomado medidas en los servicios de urgencia para separar las consultas respiratorias, abriendo salas de aislamiento en hospitales y consultorios.

Los pacientes con TBC tienen stock garantizado de tratamiento y nos hemos preparado para facilitar su atención y dispensación de medicación continua.

A nivel hospitalario, los servicios de medicina interna han sido aumentados en su capacidad de camas y personal sanitario, dado que son el centro de la atención de la gran mayoría de los pacientes con COVID-19 y TBC que requieren internación. Además, se están realizando capacitaciones a especialistas de otras áreas como traumatología, cirugía y dermatología para la atención de pacientes de menor complejidad en el transcurso de la pandemia.

Todas estas medidas se adoptaron para mantener la continuidad de los servicios preventivos, como la limitación de congregación de pacientes TBC y COVID-19 en centros asistenciales. También en el área diagnóstica, con disponibilidad de exámenes específicos para pacientes con síntomas respiratorios. Incluso tenemos a disposición nuevas técnicas de biología molecular para TBC que son compatibles para diagnóstico de COVID-19.

Por otro lado, mantenemos la capacitación a nivel primario con apoyo de especialistas en la búsqueda activa de casos y sus contactos, mientras que el tratamiento de la TBC es ambulatorio para reducir las posibilidades de coinfección, estrategia que contempla entrega domiciliaria de medicamentos. En el marco de la pandemia, la OMS ha impulsado la implementación de la telemedicina para dar soporte a los programas, asesoramiento y continuidad terapéutica, herramienta que ha demostrado su efectividad.

- Doctor, lo invito a compartir una reflexión en el cierre de esta entrevista…

Me parece relevante recordar que la tuberculosis es un desafío permanente. En un reporte del 3 de marzo de 2020 emitido por la OMS, que también publicó The Lancet, se evidenció la mortalidad diaria por enfermedades infecciosas en el mundo y la tuberculosis ocupa lejanamente el primer lugar con 3.014 fallecimientos. A todos nos preocupa lo que está ocurriendo con la COVID-19, pero no podemos olvidar que la TBC sigue mostrando una alta tasa de mortalidad, lo que exige un esfuerzo continuo de nuestros equipos de salud.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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