Dr. Martín Vidal Castillo:
“Los inhibidores de tirosina quinasa han cambiado el manejo de cáncer renal”
Los ITKs bloquean la acción de ciertas enzimas encargadas de enviar señales desde la membrana celular al núcleo. El sunitinib, por ejemplo, actúa bloqueando la formación de nuevos vasos sanguíneos que irrigan el tumor.
El cáncer renal es una enfermedad relativamente infrecuente en Chile, representando alrededor del 2% y 3% de todos los casos de cáncer diagnosticados en el país. Sin embargo, su incidencia ha ido en aumento en los últimos años, lo que ha llevado a un mayor interés en el desarrollo de tratamientos más efectivos.
Una de las novedades terapéuticas en su tratamiento es la utilización de inhibidores de tirosina quinasa, como el sunitinib. Estos medicamentos actúan bloqueando la actividad de enzimas que promueven el crecimiento de las células tumorales, lo que ayuda a frenar la progresión del cáncer renal.
Así lo comparte el doctor Martín Vidal, médico egresado de la Universidad Finis Terrae con especialidad en oncología médica de la misma casa de estudios. Trabaja en el Servicio de Oncología en Clínica Santa María y Hospital Félix Bulnes, formando parte del comité de tumores genitourinarios de ambas instituciones.
- ¿Qué puede comentar sobre su prevalencia y relevancia clínica?
Aproximadamente el 15% de los casos se presentan como enfermedad avanzada, y del 85% diagnosticado como localizado, un 30% evolucionará hacia metástasis. En Chile, en 2022 se reportaron 1.052 muertes por esta patología. La incidencia es mayor en hombres, con una relación de 2:1, y la edad promedio de diagnóstico es entre los 60 y 70 años.
- Una vez que se sospecha su presencia, ¿cuáles son los pasos para diagnosticarlo?
Se comienza con la evaluación de los síntomas y signos observados en el examen físico. Luego, se realizan pruebas de sangre y estudios de imagen, como tomografías, para determinar la etapa de la enfermedad, que puede ir desde localizada (etapa I) hasta metastásica (etapa IV). Finalmente, una biopsia confirma el diagnóstico.
- ¿Cuáles son los principales tratamientos?
En las etapas localizadas, la cirugía suele ser curativa. Algunos pacientes podrían beneficiarse de la inmunoterapia, aunque lamentablemente no está cubierta por el ministerio en esta etapa. En las fases metastásicas, disponemos de tratamientos sistémicos como los inhibidores de tirosina kinasa (ITKs), inmunoterapias y anticuerpos que inhiben el desarrollo de vasos sanguíneos.
- Hablando de los ITKs, ¿qué rol juegan?
Son una forma de terapia dirigida que inhibe las vías responsables de la proliferación celular. Bloquean la acción de ciertas enzimas encargadas de enviar señales desde la membrana celular al núcleo, evitando que las células cancerosas se multipliquen.
Un ejemplo es el sunitinib, un ITK administrado por vía oral con un perfil de toxicidad aceptable. Es efectivo en el tratamiento de carcinoma de células renales metastásico, tumores del estroma gastrointestinal (GIST) y tumores neuroendocrinos pancreáticos. Su mecanismo de acción se basa en bloquear múltiples vías de señalización esenciales para el crecimiento tumoral y la angiogénesis. Fue el primer ITK que realmente cambió el estándar de manejo del cáncer renal.
- En términos de tolerancia, ¿cuáles son los efectos secundarios más comunes?
Los más frecuentes incluyen diarrea, hipertensión, irritación en manos y pies, fatiga y náuseas. Sin embargo, el perfil es manejable. Solo un 13% de los pacientes descontinúan el tratamiento debido a efectos adversos, comparado con el 30% observado en combinaciones terapéuticas.
- ¿Qué mensaje considera crucial sobre el uso de terapias dirigidas?
Representan un avance significativo en la oncología al ser una con eficacia comprobada y tolerancia aceptable. Para los pacientes con cáncer renal avanzado, es una opción terapéutica vigente que mejora significativamente la calidad y esperanza de vida.
Por María Ignacia Meyerholz
