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04 Julio 2022

Dr. Álvaro Llancaqueo Valeri:

“La transmisión de monkeypox al personal de salud es baja”

Profesionales del área deben utilizar las mismas medidas de prevención implementadas en pandemia y estar atentos al diagnóstico diferencial.

La viruela del mono o símica -monkeypox- es una enfermedad zoonótica de rara ocurrencia producida por un virus perteneciente al grupo de los orthopoxvirus, similar al causante de la viruela. Está presente en 11 países de África Occidental y Central en forma endémica, con casos esporádicos fuera de ese continente.

En 2003 se registró un brote importante en Estados Unidos que afectó a 47 personas, relacionado a la importación de roedores desde Gambia que transmitieron el virus a perros de la pradera -Cynomys- posteriormente vendidos como mascotas. En esa oportunidad, a diferencia de lo que ocurre actualmente, no hubo contagios de persona a persona [1].

“Se ha demostrado la presencia de dos clados: el de África Occidental que tiene una mortalidad de 1% y el de África Central o del Congo, que alcanza 10%. El primero es el que muestra una trasmisión comunitaria”, comenta Álvaro Llancaqueo Valeri, infectólogo del Hospital Las Higueras de Talcahuano. 

De acuerdo con datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al 10 de junio se han confirmado 1.472 casos en 33 países, 85% de ellos en Europa, principalmente en Reino Unido (376), España (275), Portugal (209) y Alemania (165). En América reportan contagios en Canadá, Estados Unidos, México, Venezuela, Brasil, Argentina y Chile, entre otros.

“Ahora la vigilancia es mucho más efectiva y la capacidad diagnóstica es certera. Debemos estar atentos, pero no se debe generar una alarma. Hasta ahora no se han registrado casos fatales fuera de África. Solo tenemos un deceso en Nigeria. La mortalidad está lejos del 30% de la viruela común o histórica”, agrega el médico internista subespecializado en enfermedades infecciosas y microbiología clínica en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de España.

- ¿Cuáles son sus síntomas?

Se produce un cuadro prodrómico inespecífico con fiebre superior a 38,5°, dolores musculares, cefalea, agotamiento, escalofríos, linfadenitis y artralgia como cualquier cuadro infeccioso. Aparecen las lesiones características que son manchas en la piel. Las erupciones cutáneas evolucionan a vesículas y luego a pústulas. Finalmente, se secan y convierten en costras.

Todos los pacientes con lesiones de este tipo se someten a diagnóstico diferencial mediante test de PCR, ya que eventualmente el cuadro podría confundirse con varicela. 

Los contagios ocurren por intercambio de fluidos corporales y gotas de saliva. También podrían darse por transmisión indirecta por contacto con objetos contaminados. El periodo de incubación oscila entre los seis a 13 días, aunque en ocasiones pueden llegar a los 21. 

- ¿Qué se sabe de los casos descritos?

Las personas expuestas son quienes tienen un contacto estrecho con alguien -o un animal- que cursa la enfermedad. Se ha establecido que la contagiosidad dentro de un grupo familiar, lo que nosotros llamamos la tasa de ataque, es de alrededor de 8%. El mayor riesgo de complicaciones es para los pacientes con VIH, en quimioterapia, trasplantados y embarazadas.

Se trata fundamentalmente de hombres que tienen relaciones íntimas con personas de su mismo sexo. Existe un riesgo aumentado por VIH, tratamiento inadecuado de este virus o pacientes con SIDA con un nivel de defensas muy bajo. Las lesiones cutáneas en estos casos aparecen en zonas cercanas al aparato genital, por lo tanto, indican una transmisión que tiene que ver con esa forma de contacto.

- ¿Podría monkeypox mutar a variantes más agresivas?

Todos los virus van cambiando su material genético. Este en particular es bastante más estable que otros como el VIH, que tiene una altísima tasa de mutación. Lo mismo ocurre con la influenza y el SARS-CoV-2. Lo que se cree hasta ahora es que el riesgo de mutación a variantes más agresivas es bajo, pero esto debe respaldado por estudios científicos.

- ¿Cómo debe tratarse?

Por medio de fármacos como tecovirimat, brincidovir y cidofovir que son antivirales con acción sobre los orthopoxvirus no variólicos. Se aconseja que las personas de alto riesgo que hayan estado en contacto estrecho y el personal de salud expuesto a pacientes reciban la vacuna contra la viruela, la que otorgaría una protección superior a 80% por un periodo de entre tres a cinco años.

- ¿Cuáles son sus recomendaciones para el personal de salud?

Como no sabemos mucho y tenemos poca experiencia lo principal es utilizar todas las medidas de protección disponibles, que son las mismas usadas para prevenir la COVID-19, vale decir, mascarillas de alta eficiencia, delantales, guantes y escudos faciales. Lo importante es que la transmisión al personal de salud es bastante baja y el riesgo de contagio es mucho menor que el coronavirus. Solo hay un caso documentado al respecto y fue hace varios años.

La recomendación es estar alerta a ciertas condiciones. Por ejemplo, frente a una persona que haya visitado una zona endémica de África o un lugar de Europa con elevado número de casos. Debemos estar atentos a diagnosticar precozmente, tomar medidas de aislamiento y conocer los contactos de ese individuo de tal manera que esto no se propague.

En Chile tenemos tres casos confirmados en una población de casi 20 millones de habitantes. No debemos alarmarnos, pero tampoco confiarnos porque no sabemos cómo se comportará este patógeno.

- Para la OMS este evento no reúne por ahora las características para declarar una emergencia de salud pública. En paralelo, varios países, entre ellos Chile, decretaron alerta sanitaria…

Una enfermedad tiene importancia internacional por varias razones: primero porque afecta a muchos millones de personas como pasa con la COVID-19 o la influenza. En segundo lugar, por su alta mortalidad, que no necesariamente está relacionada con el volumen. Es lo que pasa con la meningitis, que incluso puede dejar secuelas graves. La viruela del mono no tiene una gran diseminación y su mortalidad es baja.

Respecto a la alerta sanitaria adoptada por algunos países, básicamente esto implica fortalecer la vigilancia frente a casos sospechosos dando prioridad diagnóstica y hospitalización hasta fase de costra para controlar la propagación. Como se trata de una patología zoonótica se recomienda que el seguimiento y reportes no excluyan información sobre posibles mascotas del paciente para establecer un control y evitar que desde ese hospedero se disemine a otros animales domésticos.

Referencia
[1] Reed KD, Melski JW, Graham MB, Regnery RL, et al. The detection of monkeypox in humans in the Western Hemisphere. N Engl J Med. 2004 Jan 22;350(4):342-50.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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