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La telemedicina está muy arraigada al inicio de las telecomunicaciones. Fue a principios del siglo XIX cuando apareció el telégrafo, aparato utilizado durante la Guerra Civil de Estados Unidos, que permitía pedir suministros médicos, así como informar número de fallecidos y heridos en el campo de batalla.

La radiología fue una de las primeras especialidades en adoptar esta modalidad, con el objetivo de conseguir la transmisión digital de imágenes. Posterior a ello, experimentó un gran impulso debido a los programas de investigación de la NASA.

Y, finalmente, con el auge de Internet, alcanzó niveles tales que han facilitado la educación del paciente, transmisión de imágenes médicas y consultas en tiempo real, entre otros.

En la actualidad el mundo enfrenta una lucha contra el SARS-CoV-2 y, en el intertanto, medidas de confinamiento y distanciamiento social han sido proclamadas. Es por ello que la telemedicina vuelve a resurgir con mayor fuerza, pues es una forma efectiva y segura de controlar y mantener la salud de las personas.

La doctora Lilian Pérez se formó en la Pontificia Universidad Católica de Chile y como dermatóloga en la Universidad de Chile. Actualmente trabaja en su consulta privada, Clínica Santa María y en el Hospital Félix Bulnes. Posee subespecialización en dermatología pediátrica y, desde marzo 2020, se ha acercado al formato de la telemedicina con muy buenos resultados.

-Doctora, debido a la pandemia muchos pacientes han cancelado horas médicas e interrumpido terapias. ¿Cómo visualiza este escenario? 

En tiempos de crisis las prioridades cambian. Nuestra primera reacción es protegernos frente a la amenaza, en este caso, un virus potencialmente mortal. Los otros problemas de salud, que no son urgentes, pasan a un segundo plano transitoriamente sabiendo que, cuando hayamos superado la pandemia, les daremos su lugar para ser atendidos. La postergación de la atención médica presencial implica que el paciente crónico, conocedor de su patología, debe cuidarse aún más, tomar sus medicamentos y contactar al profesional en caso de alguna duda. Para que esto ocurra fluidamente debe existir de antemano un canal de comunicación que en estos casos toma aún más valor, por ejemplo, el correo electrónico o teléfono. En términos de afecciones agudas, probablemente se van a postergar las consultas, llegando en forma más tardía al hospital, como se ha visto en el caso de las apendicitis, que llegan en etapa de peritonitis. El temor al contagio y la cuarentena hacen que las personas solo vayan a centros asistenciales en caso de urgencia.

- La dermatología es una de las especialidades que puede practicarse vía telemedicina…

Las afecciones de la piel se diagnostican principalmente en forma visual, acompañado de una historia clínica completa. En un menor porcentaje de los casos hay que recurrir a exámenes como cultivos bacteriológicos, biopsia u otros. Debido a esto, la atención dermatológica a distancia es de gran ayuda y permite resolver la mayoría de las afecciones que puedan requerir atención, como lo es el acné, dermatitis, infecciones y psoriasis, entre otras. Muchas de ellas reactivadas especialmente en situaciones de estrés.

No pueden ser diagnosticadas en forma precisa los nevus en que se sospeche melanoma, por lo que estos casos hay que verlos en forma presencial y extirparlos lo antes posible. Por otra parte, el carcinoma basocelular puede ser diagnosticado con relativa facilidad por un dermatólogo, mediante una buena fotografía. Su resolución también es quirúrgica, pero no con la urgencia requerida frente a la duda de que sea un melanoma. 

También precisan atención presencial todas aquellas patologías de la zona genital, sobre todo cuando los pacientes no pueden tomarse fotos, si hay desconocimiento de la tecnología necesaria o si rechaza la telemedicina. 

Los principales diagnósticos que he atendido por telemedicina han sido dermatitis de distintas causas (38%) y acné (35%).

- ¿Cómo ha sido su experiencia y la de sus pacientes?

Desde la segunda semana de marzo, cuando se iniciaban los primeros casos COVID positivo en Chile y la autoridad estaba llamando a evitar desplazamientos, tomé la decisión de no atender en forma presencial en mi consulta privada, ya que era un riesgo innecesario para mis pacientes y para mí. A los pocos días también se suspendió la atención ambulatoria en el Hospital Félix Bulnes, que es donde también trabajo. Simultáneamente, el Ministerio de Salud emitió un decreto que autorizaba la telemedicina, permitiendo atender con los mismos códigos de prestaciones utilizados en la consulta presencial. Es por ello que decidí iniciar esta forma de atención.

En el hospital realizamos varias acciones para enfrentar la emergencia, dirigidas hacia los pacientes crónicos suspendidos y a los nuevos que están en lista de espera. A los casos como acné, rosácea y psoriasis les enviamos sus medicamentos a domicilio por tres meses. Llamamos a todas las personas de la lista de espera y les ofrecimos la posibilidad de hacer teledermatología, resolviendo varios casos por correo electrónico y llamada telefónica o por videollamada. Aquellas situaciones en que no era posible se dejaron anotadas para llamar apenas vuelva la atención presencial. También nos contactamos con los médicos de atención primaria de nuestras comunas (Renca, Quinta Normal y Cerro Navia) y les dimos un correo electrónico exclusivo para interconsultas que se resuelven dentro del mismo día.

Hasta ahora ha sido muy satisfactorio en todos los casos, siempre considerando sus limitaciones y sabiendo que no reemplaza una consulta presencial; es un complemento, es otra herramienta de trabajo.

- ¿Podría comentar cómo es el procedimiento de la teledermatología?

Primero explico al paciente lo que haremos y luego pregunto si están de acuerdo (consentimiento informado). Les pido me envíen fotos de lo que van a consultar al correo, con luz de día, bien enfocadas y que no sean selfies. Según eso se analiza si es posible hacer la teleconsulta. Posteriormente coordinamos la hora y se realiza una video llamada donde se registra todo en una ficha clínica. Finalmente se envían por correo las indicaciones y la receta. El tiempo invertido es ligeramente superior al de una consulta presencial, unos 30 minutos, pero la ventaja es que es desde la comodidad de mi escritorio y sin riesgos para ninguna de las partes. La experiencia en todos los casos ha sido muy bien evaluada, especialmente para los que son de provincias. Incluso me han llegado pacientes nuevos, situación que al principio me era un tanto extraña, pero son todos jóvenes que están acostumbrados a esta forma de interacción y no les significa ningún problema, todo lo contrario. 

En mi caso, la telemedicina me ha hecho sentir más cercana a ellos, atendiéndolos en su entorno, rodeados por sus hijos, sus mascotas, algo totalmente nuevo.

-De esta forma se facilita algo tan relevante como es continuar con las consultas y terapias…

Mantener los controles médicos de patologías crónicas es muy importante, ya que una descompensación en este tiempo es muy difícil de tratar por el colapso de los hospitales. Es por esto que las personas deben hacerse cargo aun más de su salud, del autocuidado, de prevenir complicaciones y seguir rigurosamente las terapias. Idealmente debería contactar a su médico tratante y seguir sus indicaciones. La telemedicina es muy útil en estos casos, donde ya existe una relación previa; hay confianza y conocimiento mutuo. 

- ¿Cuáles son las lecciones aprendidas y cómo se podrían aplicar?

Creo que aún no podemos dimensionar la magnitud de los cambios que ocurrirán en los diversos ámbitos de la vida posterior a esta crisis. Claro es que nos enfrentaremos a grandes desafíos y eso es bueno, pese a todos los costos que ha tenido. Nos dará un nuevo impulso e ideas, cosas que antes parecían lejanas o imposibles ahora son reales, se impusieron “por fuerza mayor”, como la telemedicina y los congresos virtuales, por ejemplo.

En este tiempo, mis aprendizajes son flexibilidad y adaptación al cambio, sin miedo. Confianza en los nuevos procesos: tecnología y nuevas generaciones. Asombro frente todas las nuevas formas de trabajar, relacionarnos y aprender. Valorar el trabajo del equipo de salud es un verdadero examen a la vocación de servicio que nos mueve al elegir esta profesión. Empatía frente a las diferentes realidades: a todos no les afectará de la misma forma esta pandemia; y, por último, comprobar la utilidad de la teledermatologia, la cual espero seguir realizando.

Por Maria Ignacia Meyerholz L.