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Un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), titulado “Estado de enfermería 2020”, destaca el rol y desafíos de la disciplina en los ámbitos educativos, clínicos y sanitarios. Junto con detallar áreas de desarrollo y líneas de trabajo emergentes, realza el rol que estos profesionales han cumplido durante la pandemia por SARS-CoV-2.

“A pesar del agotamiento, los profesionales de enfermería han seguido capacitándose para cubrir las demandas de la población. Siempre estamos al lado del paciente, garantizando la continuidad del cuidado y proporcionando atención centrada en sus necesidades. Ese es nuestro sello diferenciador”, comenta Paulina Espinoza Carrasco, docente de la Escuela Medicina y coordinadora del Centro de Simulación Clínica de la Universidad de Talca.

Tras integrar la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Regional de Talca, la enfermera, magíster en el área y diplomada en simulación clínica, se incorporó a la casa de estudios de la Región del Maule, donde vuelca su experiencia en beneficio de los futuros profesionales de la salud.

“Enfermeros y enfermeras han estado en la primera línea asistencial desde el comienzo de la pandemia, jugando un rol importante en establecer medidas preventivas para evitar una mayor propagación del virus y en buscar formas de protección para la población más vulnerable, así como del propio equipo de salud”.

- Esta crisis ha forzado procesos de adaptación…

Es verdad, pero eso no es algo nuevo para nuestra disciplina. Desde hace ya varias décadas, hemos cumplido un rol fundamental en tiempos de crisis, proporcionando cuidados profesionales y estableciendo medidas innovadoras destinadas a paliar el impacto de muchas pandemias, desastres naturales y conflictos bélicos, entre otros. El presente escenario no es tan diferente. A pesar de encontrarnos con un panorama que cambió abruptamente de un día para otro, estamos con los pacientes 24 horas seguidas o más, brindando atención directa a quienes están hospitalizados y en estado crítico.

- ¿Cómo han enfrentado el cansancio, estrés y miedo al contagio?

Con fuerza mental y convicción de que lo que haces es por un bien mayor. La COVID-19 no discrimina. Todos, directa o indirectamente, hemos resultado afectados. Esto ha sido desgastante, porque todos los días hay que adaptarse a un nuevo problema, lo que produce mucho estrés. Queda en evidencia el déficit de enfermeras, la insuficiencia de equipos de protección personal y las limitaciones existentes en el abordaje de personas graves. A pesar del conocimiento y medidas de seguridad, los profesionales de la salud también están sujetos a riesgo, con toda la preocupación que implica infectarse o contagiar a sus seres queridos. Es difícil cuando ves un cercano, amigo o colega enfermar, porque además te das cuenta de tu propia vulnerabilidad. 

- ¿Qué lecciones quedan para la enfermería y de qué manera estas pueden convertirse en herramientas de utilidad?

La pandemia ha dejado en claro la importancia de disponer de profesionales con especializaciones reconocidas ministerialmente, adaptados a las necesidades emergentes, y con buenas condiciones laborales. Se requiere establecer y cumplir una relación adecuada de número de enfermeros versus cantidad de pacientes, de acuerdo con estándares internacionales. Se deben incorporar conocimientos en manejo de pacientes críticos, biotecnología, ciencias de la información y políticas de salud pública, a través de maestrías o doctorados en áreas específicas.

- ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia sobre los procesos educativos?

Adecuar el plan formativo a una modalidad de docencia online, con reducción significativa de prácticas clínicas, es un desafío no menor. Según las nuevas necesidades, la formación de profesionales de la salud ha requerido la incorporación de diversas herramientas tecnológicas, educación virtual y remota, y el uso de la simulación clínica en todos los niveles educativos. Básicamente, en los nuevos tiempos debemos enseñar a aprender, a desarrollar mentes creativas con capacidad de análisis y pensamiento crítico. 

Los procesos de gestión han consistido en establecer protocolos de reincorporación a actividades presenciales en campos clínicos y sistemas de vigilancia dirigidos a estudiantes con riesgo de contagio, además de todo lo que implica reestructurar el plan de formación a modalidad online. Esta reconversión de las actividades prácticas ha generado incertidumbre y ansiedad, que tratamos de sobrellevar con una actitud optimista, siempre aferrándonos a lo bueno y aprendiendo de lo malo.

- Mencionó la simulación clínica, profundicemos en ese punto…

Esta metodología facilita el aprendizaje a partir de la recreación de situaciones clínicas, sin que esto implique poner a pacientes en riesgo. El proceso educativo se da a partir de la propia experiencia del alumno, donde cada actividad es planificada en base a objetivos específicos con la finalidad de adquirir, aplicar y perfeccionar destrezas técnicas y actitudinales, siempre con la retroalimentación de un docente guía. Así, la simulación clínica es un puente entre el aprendizaje y la práctica. Esta forma de educación ha sido evaluada positivamente por los estudiantes, quienes reconocen el aporte que tiene en la adquisición e integración de competencias.

- ¿Cuáles son las características y recursos del Centro de Simulación Clínica de la Universidad de Talca?

Cuenta con una superficie de más de 600 metros cuadrados, equipamiento de alta tecnología, múltiples simuladores interactivos y computarizados para escenarios clínicos de alta y mediana fidelidad. Tenemos salas de control para la monitorización en tiempo real de los escenarios y espacios para reforzar procedimientos, habilidades y destrezas clínicas.

Desde que comenzó a funcionar nuestro centro, hace alrededor de ocho años, ha estado a la vanguardia, y nuestra visión es posicionarnos a nivel regional, nacional e internacional. Para ello estamos permanentemente innovando y recibiendo la retroalimentación de centros con mayor trayectoria. 

Para mantenerse en esta posición debemos estar en constante actualización y adaptación a las nuevas tecnologías, con la finalidad de recrear escenarios clínicos lo más fieles posible a la realidad, interactuando con otras disciplinas, particularmente la ingeniería informática. Por otro lado, se debe fortalecer la investigación, con el objetivo de generar, compartir y difundir evidencia de lo que estamos realizando. 

- ¿Qué estrategias han desplegado para optimizar este trabajo?

La simulación es un tema en boga, sobre todo ahora, en que el acceso a los pacientes y prácticas clínicas se ha limitado de manera significativa. Frente a este escenario, la Universidad de Talca ha buscado soluciones creativas e innovadoras que favorezcan aprendizajes. El reto es potenciar nuestro centro, para lo cual se han incorporado más docentes como instructores de simulación, existiendo además un proyecto de creación e implementación de un nuevo espacio que beneficie a todas las carreras de la salud, tanto en el área de pre como de postgrado. Adicionalmente, hemos desarrollado un modelo llamado Mosaico, el cual combina la simulación tradicional con aprendizaje colaborativo, adaptándolo a la modalidad telemática, tal como lo han hecho otras universidades nacionales y europeas.

- La OMS designó 2020 como el “Año de la enfermera y la partera” en reconocimiento a Florence Nightingale, quien se caracterizó por impulsar medidas sanitarias innovadoras...

Florence Nightingale sentó las bases de la profesionalización de la enfermería moderna. En la guerra de Crimea, en 1855, con una mirada absolutamente visionaria, ella ordenó la limpieza de los vertederos contaminantes y mejoró la ventilación del hospital. A partir de esas medidas el índice de mortalidad de los soldados británicos bajó rápidamente. Fue una defensora del lavado de manos como medida de prevención de infecciones. A partir de ese modelo, la contribución y respuesta de las enfermeras ha sido indiscutible.

Tal como ella lo hizo, esta pandemia nos ha revelado la necesidad de desarrollar estrategias innovadoras con el fin de educar y empoderar a la población en temas de autocuidado y restablecer la confianza en las recomendaciones proporcionadas por los profesionales del área.

- Por último, ¿cuáles deberían ser los atributos personales y profesionales de un enfermero?

Se requiere un profesional competente técnicamente, respetuoso y garante de las normas de seguridad, con gran capacidad de gestión y que participe de políticas gubernamentales. Debe poseer una alta capacidad de adaptación a los cambios, y una elevada tolerancia al estrés y frustración. Transversal a todas estas cualidades, debe contar con empatía y compromiso ético que se condigan con la responsabilidad social que implica el cuidado humano.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez