Como un médico que se dedica a escuchar, a entender lo que le ocurre al paciente, es como se define el doctor Stanley Barahona.

Como Jefe de la Unidad de Neonatología del Hospital de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) el especialista ocupa sus días entregando cariño y atención a sus pequeños pacientes, además de hacer clases, pero eso no es todo: el doctor Barahona ha escrito tres libros de poesía, pasatiempo que comenzó a desarrollar desde los ocho años y que hoy lo han llevado a tener una mayor sensibilidad frente a la vida y sobre todo, frente a sus pacientes.

Para profundizar en este camino de la poesía, y saber más acerca de su último proyecto, el neonatologo conversó con SAVALnet.

- ¿Doctor, coméntenos cómo fue su primer acercamiento a la poesía?

Fue a los ocho años estando en la Escuela n° 9 de La Cruz, un día la profesora de castellano nos pidió hacer una poesía y de eso nació “Otoño pasa pronto”, fue mi primer poema. Desde ese momento comencé a escribir durante mis tiempos libres, y creo se me hizo fácil porque desde que era niño siempre fui un muy buen lector. Más tarde, en el Liceo de hombres de Quillota tuve la oportunidad de participar en dos concursos y de todas esas experiencias que fui acumulando quedó  el bichito dando vueltas. Luego, con el pasar de los años, ingresé a la carrera de medicina y me dediqué de lleno a eso, pero finalmente retomé el tema entre los años 82 y 83, en donde junté todas las cosas que había hecho durante la infancia y adolescencia, las modifiqué, y las incluí en mi primer libro: “En la penumbra”.

- ¿Cómo se ha especializado en este arte de la escritura?

Estuve trabajando en talleres impartidos por escritores como Enrique Lafourcade, Carlos Sánchez y María León Bascur, que debo decir fue la persona clave que me impulsó a seguir en este camino y a entender que es un arte al cual hay que dedicarle mucho tiempo.

-¿Qué significa para usted la poesía?

Es el mundo en el cual me refugio, donde puedo caminar libremente, en el cual comparto los sentimientos de la vida diaria, la experiencia médica, donde también soy testigo de las cosas que observo. Es mi cable a tierra, y junto a mi carrera, van muy unidos. 

- ¿Cuántos libros ha escrito, tiene algún favorito?

He escrito dos, y ya estoy por lanzar el tercero: “Poesía y Cuento”, he tenido la posibilidad de publicar en la Revista San Bernardo y la Revista de Poesía, lo cual ha sido un verdadero orgullo para mí. Y ahora viene esta nueva faceta de incursionar en el cuento, que es algo nuevo, pero que me tiene igual de encantado y motivado. Respecto a si tengo algún favorito, la verdad es que esto es  como los hijos, uno los quiere a todos por igual, pero siempre habrá extractos con los que se tengan más vínculos. 

- Podríamos decir que sus poemas tienen una faceta romántica?...

Son románticos, existenciales, algunos más duros -como por ejemplo los testimoniales- donde se habla de la mujer maltrata o un niño abandonado. En los textos que he escrito hay de todo un poco, cosas más crudas y otras más ligadas a la metáfora.

- ¿Considera importante que los médicos tengan vetas artísticas?

Muchísimo, porque el arte: sea poesía, pintura o escultura, te permite conectarte con el espíritu del ser humano, con el dolor, con esta capacidad de poder permanecer y sobrepasar la barrera del tiempo. El arte del médico no es solo atender al paciente y sanar la enfermedad, muchas de ellas están basadas en temas sicológicos y espirituales, por lo tanto el médico no solo debe limitarse a hacer un buen diagnóstico y entregar el tratamiento adecuado, sino que también debe escuchar, y precisamente el arte es una puerta que nos permite aprender a escucharnos a nosotros y al resto, cosa que hace mucha falta hoy en día. 

- ¿Cómo nutre al alma leer poesía?

Te conecta con el yo interior que a veces uno no escucha, te permite valorar una flor, un niño, una pareja que va de la mano, apreciar las cosas bellas que están cerca de nosotros. Nos permite meditar y abrir ventanas a nuevos mundos, la vida no termina aquí, la vida sigue y para eso hay que detenerse a mirar un poco.

- Defínanos estos tres libros que tan cariñosamente ha escrito...

Esta es la realización personal de Stanley Barahona, no importa si no llego a un número masivo de lectores, para mí este es el más grande orgullo al que podría apuntar. En mis poemas manifiesto relatos comunes, situaciones que vive toda la gente y lo importante es que después de leerlos se podrá tomar conciencia de aquellas circunstancias que nos son tan cercanas a diario.

- Por último doctor, para despedirnos, me gustaría que se identificara, ¿alma de médico o alma de poeta?

Las dos. Pero si tuviera que volver a elegir una carrera, optaría por medicina, porque el poeta no sería el que es, si no fuera médico, es un complemento y me hace sumamente feliz.

Por María Ignacia Meyerholz L.