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https://www.savalnet.cl/mundo-medico/entrevistas/la-desatencion-de-enfermedades-cronicas-es-un-efecto-negativo-de-esta-emergencia.html
18 Mayo 2020

Dr. Enrique Paris Mancilla:

“La desatención de enfermedades crónicas es un efecto negativo de esta emergencia”

Este fenómeno se observó en pandemias anteriores, como el brote de Ébola en 2014-2015, y preocupa que el impacto sobre los controles y tratamientos médicos se repita.

La pandemia por SARS-CoV-2 ha llevado a los países a tomar drásticas medidas de confinamiento y aislamiento con el fin de frenar la propagación del virus. Sin embargo, estas acciones están ocasionando una serie de complicaciones al incidir en las conductas de los pacientes y en la desatención de sus enfermedades no relacionadas con COVID-19. 

El doctor Enrique Paris Mancilla, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor, ha manifestado su preocupación por esta problemática y por sus posibles consecuencias. Como miembro activo de la mesa social COVID-19 -que reúne a autoridades de gobierno, comunales, académicos de diversas disciplinas y profesionales de la salud- es un convencido de que se requiere fortalecer la recomendación, aún en la contingencia, para que las personas con enfermedades crónicas no interrumpan sus controles y tratamientos, ya que eso podría afectar tanto su actual estado de salud como su calidad de vida a futuro. 

“Este es un efecto colateral de la pandemia y representa un desafío clínico que se suma a las complejidades derivadas directamente del SARS-CoV-2. Esta pandemia no tiene precedentes y es previsible que tenga devastadoras consecuencias sanitarias a nivel global si no somos capaces de llegar con el mensaje del autocuidado”.

El pediatra es consciente de que “la comunidad tiene temor de asistir a un centro de salud, ya sea público o privado, pero es imperioso recordar que muchas consultas ocurren en el ámbito ambulatorio, en entornos seguros y lejos de quienes están internados en terapias intensivas. No sabemos cuántas personas podrán enfermarse con este nuevo coronavirus, pero tenemos la certeza de que dar la espalda al tratamiento precoz en las enfermedades crónicas sólo puede conducir a un aumento en sus cifras de mortalidad”.

- ¿Cuáles son las principales consecuencias que podría generar este problema en el largo plazo?

Son gravísimas, y quisiera dar algunas cifras. En el contexto COVID-19 se ha encontrado una disminución de 57% de consultas de urgencia, algunas tenían que ver con patologías crónicas, otras no. Hay una caída muy importante en los controles de salud, tanto en aquellos con enfermedades crónicas, como en niños, lo cual implica problemas gravísimos para las vacunas a los dos, cuatro y seis meses. Hemos observado una baja en la consulta por control de embarazo. También existe mucha gente mayor que tiene diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares y pulmonares qua ha dejado de asistir al médico porque tiene temor ante la posibilidad de contagiarse. Y cuando esas personas dejan de tomar sus medicamentos y la enfermedad se descompensa, corren mucho más peligro de enfermar. China publicó un estudio que incluyó más de 44.000 peronas, que apunta justamente a que la letalidad es mucho más alta cuando existe comorbilidad. La mortalidad de individuos con problemas cardiovasculares alcanzó un 10,5%, con diabetes 7,3%, con enfermedades crónicas respiratorias 6,3%, con hipertensión 6% y con cáncer 5,6%, en circunstancias que la mortalidad general en casos confirmados, pero sin comorbilidad asociada, fue de 0,9%. Por lo tanto, es importante que quienes tienen este tipo de patologías se pongan al día, consulten rápidamente de manera presencial o a través de algún sistema de telemedicina, para mantener controlada su enfermedad. 

- Qué sucede, por ejemplo, con aquellas personas que tienen algún impedimento para concurrir a un centro de salud…

Nosotros hemos propuesto en la mesa social COVID, y algunos municipios ya lo han implementado, que a aquellos que no pueden salir de sus casas se les haga llegar los medicamentos a domicilio. En algunas comunas ya se está implementando gracias a la ayuda de agrupaciones de taxistas. Se están potenciando algunos programas. Por ejemplo, el control de la glucemia en casa del paciente diabético. Otro elemento que hemos propuesto es entregar un saturómetro a los pacientes en cuarentena que se han contagiado con el virus y tienen problemas cardiovasculares, pulmonares o crónicos y que estudiantes de tecnología médica les enseñen a utilizarlo, para evitar que estos enfermos lleguen en malas condiciones al hospital, porque sabemos que el primer índice de agravamiento es una caída en la saturación de oxígeno. 

- Se ha visto en otros países una disminución de las atenciones de urgencia y un aumento de muertes no COVID. Con la evidencia y teniendo todavía tiempo para revertir esa realidad ¿cómo se puede abordar ese problema?

No solamente ha habido aumento de las muertes no COVID, sino que hay un retraso enorme en cirugías no electivas, listas de espera, enfermos con cáncer, aunque en ese caso se ha hecho un esfuerzo mayor. Tenemos que potenciar la estrategia comunicacional. Aprovechar los medios de comunicación y, sobre todo, las plataformas tecnológicas disponibles para reforzar las recomendaciones sanitarias. Nosotros hemos solicitado al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones que firme un convenio con las empresas que brindan estos servicios para que podamos enviar mensajes de texto a los pacientes crónicos. El Ministerio de Salud los tiene identificados. Entonces, la mensajería nos podría ayudar a llegar a la comunidad en forma rápida para recordarles en qué ocasiones deben sí o sí acudir a un centro asistencial, cuándo tienen que renovar su stock de medicamentos, y para preguntarles cómo se sienten, si están teniendo problemas para dormir, entre otras cosas.

- Es un hecho que vamos a convivir con este virus mientras no tengamos una vacuna. ¿Cómo recuperar la confianza de ese paciente que no quiere asistir a un centro de salud?

Tenemos que explicar a la comunidad que los centros de salud están trabajando con triaje de patologías. Es decir, se están diferenciando los lugares de atención e incluso, en algunos casos, lo están haciendo con cierres perimetrales. Deben tener claro que, si van a consultar por algo crónico, van a buscar su medicamento o van a su chequeo bimensual o trimestral, si no tienen síntomas respiratorios, deberían ser atendidos en otro lugar del consultorio. No van a entrar por la urgencia, ni por el SAPU, sino que lo van a hacer por puntos diferentes. Lo mismo en el caso de las clínicas y centros médicos. Y en eso hemos insistido mucho en la mesa social. Queremos darles la seguridad de que no se van a encontrar con enfermos con coronavirus. El triaje es algo que se utiliza hace mucho tiempo para hacer una diferenciación según gravedad; en este caso se hace según patología para que los pacientes no se mezclen y por tanto no se contagien. Además, es necesario recordar a los pacientes que en todo momento deben mantener las medidas de prevención: distanciamiento físico, mascarilla, uso de alcohol gel y lavado de manos constante. 

- Las herramientas tecnológicas han sido de gran ayuda para acercarse a los pacientes vía teleconsulta o telemedicina. Si bien estas plataformas no pueden sustituir la relación médico-paciente, ¿cree usted que se debería repensar la asistencia médica y hacer uso de estas innovaciones de forma masiva?

Sí, de todas maneras. Y, afortunadamente, Fonasa ha hecho un esfuerzo enorme por incorporar cada día más patologías para la atención a distancia. Esta metodología llegó para quedarse y, además, la gente debe saber que incluso si no puede acceder al sistema público, porque hay colapso, puede acudir al privado. Fonasa ya tiene codificado eso, por tanto, las Isapres también. Y el valor que tiene la consulta por telemedicina es muchísimo más bajo que el de la presencial. Un paciente con problemas psicológicos o siquiátricos puede ser muy bien atendido por telemedicina, lo mismo que un niño con trastornos neurológicos. Incluso un dermatólogo puede asistir por esta vía. La telemedicina nos entrega muchas posibilidades y abre puertas a otros profesionales de la salud como kinesiólogos, nutricionistas, terapeutas ocupacionales, o sea, el campo es gigantesco.

- Esta experiencia podría ser una especie de marcha blanca…

Por supuesto que sí. Creo que va a haber un cambio no solo en la forma de hacer medicina, sino que también en cómo estamos desarrollando la educación médica. Los futuros profesionales van a tener que adaptarse a este cambio relacional. Las clases virtuales que están teniendo muchos, están enseñando precisamente eso. Desde luego, tenemos que considerar y tener claro que se necesita resguardar la privacidad de nuestros pacientes. La ficha clínica es privada y debería estar alojada en un sistema aparte del que emplea el médico para comunicarse con su paciente. Otro tema que tenemos que solucionar es el de la receta electrónica. Es sorprendente que todavía el médico, incluso el que hace telemedicina, tenga que firmar la receta, escanearla y enviarla a la persona para que pueda ir por su medicamento, cuando eso debería hacerse por vía electrónica implementando la firma electrónica del profesional, validada por la Superintendencia de Salud. Incluso debería ser factible enviarla a un smartphone para que el farmacéutico la lea y la dispense. 

- ¿Cuál es el escenario que enfrentan las embarazadas con sus controles?

Ese es un tema complejo, porque se ha visto una reducción en el número de estas consultas y, al mismo tiempo, un aumento en la intención de muchas mujeres de tener a sus hijos en casa, lo cual es extremadamente complicado e involucra un riesgo innecesario. El Colegio de Matronas se ha opuesto rotundamente a eso, porque actualmente un porcentaje significativo de embarazadas tiene problemas en el parto. En Chile, la maternidad se ha ido posponiendo en el tiempo y cuanto más tarda una mujer en ser primípara, más complicaciones puede tener ese bebé y ella misma. Tenemos que insistir en que las embarazadas concurran a sus controles regulares, porque los centros de salud están poniendo en práctica medidas para que pacientes potencialmente COVID no se encuentren con enfermos crónicos o con aquellos que deben ir a controles médicos. 

- La OMS ha recomendado a los países fortalecer los planes de inmunización en niños durante la emergencia sanitaria, para disminuir el riesgo de brotes de enfermedades prevenibles…

No hay que olvidarse de las vacunas. El control del niño sano no es solamente una revisión del peso y la talla o la entrega de alimentación, va ligado a la colocación de las vacunas que son sumamente importantes, porque previenen enfermedades durante los primeros seis meses de la vida. Si no se cumple con ese programa, vamos a tener un aumento de patologías que ya estaban erradicadas como la tos convulsiva, sarampión, rubeola, paperas, neumococo, meningococo, difteria o poliomielitis. Es urgente que las mamás que no han llevado a controlar a sus niños, lo hagan. Sería un tremendo retroceso que por dejar de inmunizarlos comiencen a volver estas enfermedades. 

- Por último, durante el brote de Ébola 2014-2015, el aumento en el número de muertes causadas por sarampión, malaria, VIH/SIDA y tuberculosis atribuibles a fallas del sistema de salud superó en número a las muertes por la enfermedad hemorrágica. De esa crisis, ¿qué lecciones aprendidas se podrían aplicar hoy?

Es similar a lo que estamos visualizado. La población, por temor, deja de mantener sus controles y rutinas habituales con respecto a la salud. Por lo que es importante reforzar que deben seguir tomando sus medicamentos, mantener sus controles regulares y cuidar sus hábitos. Se necesita continuar con los programas establecidos hace mucho tiempo, como el vacunal, donde la tasa de cobertura alcanza el 97%. A veces el temor puede acarrear consecuencias mayores. Si dejamos de realizar controles, si no vacunamos a los infantes, vamos a tener un aumento de patologías difíciles de manejar. Un niño con poliomielitis, sarampión o tos convulsiva es gravísimo, incluso puede producir mortalidad. Entonces, en base a lo que se ha demostrado de otras emergencias sanitarias, el mensaje final es que la comunidad debe cuidarse tal y como lo haría si no estuviéramos atravesando esta pandemia por COVID-19.

Por Carolina Faraldo Portus 

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