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16 Abril 2018

Dr. Eduardo Olguín Sáez:

“El trabajo sanitario público ha renovado la medicina iquiqueña”

Para el jefe de la Unidad de Cirugía Infantil del Hospital Regional de Iquique el impulso de metas a corto, mediano y largo plazo junto a la contratación de nuevos médicos y profesionales realzó el nivel de la medicina local.

El doctor Eduardo Olguín Sáez nació en la ciudad de Iquique, donde actualmente ejerce la cirugía infantil en el principal recinto asistencial de la región: el Hospital Regional Dr. Ernesto Torres Galdames. 

Estudió medicina en la Universidad de Concepción (UdeC) y, desde sus inicios, “sintió una fuerte atracción por el paciente pediátrico, enfocado desde el punto de vista del cirujano, eso llevó a que me especializara en esta área y en medicina legal en el Hospital Roberto del Río de Santiago, campo clínico de la Universidad de Chile, sede norte”.

Luego de ejercer en Santiago decidió volver a sus tierras, donde ha sido testigo presencial de los grandes cambios que ha experimentado la medicina iquiqueña en los últimos 30 años. 

Convencido de que la educación médica es un gran motor de progreso, fue uno de los precursores de la creación de la primera Escuela de Medicina en Iquique, que en nueve años formó a 60 médicos generales, muchos de los cuales ejercen en la región y “son un verdadero orgullo para todos quienes participamos en ese proyecto”.

Para analizar el crecimiento sanitario que ha experimentado la zona, el especialista conversó con SAVALnet. 

- Doctor, ¿cómo ha evolucionado la medicina en la Región de Tarapacá?

La realidad médica tarapaqueña ha mejorado notablemente en los últimos años, por dos factores: el trabajo sanitario público asistencial y la llegada de nuevos especialistas. El Ministerio de Salud ha impulsado metas de corto, mediano y largo plazo que se han continuado como tareas de Estado. Se contrató a más especialistas, profesionales y paramédicos, hecho que ha contribuido a elevar el nivel de la medicina local; y se ha ido incorporado tecnología hospitalaria especializada. Esto se ha reflejado tanto en las acreditaciones de calidad en salud logradas en 2017 en nuestro Hospital Ernesto Torres Galdames como en las clínicas privadas de la ciudad. Además, tanto la infraestructura como los recursos humanos de los consultorios de Iquique, Alto Hospicio y otros sectores rurales han crecido gradualmente, gracias a la labor realizada por los municipios. 

- Usted ha sido un testigo de esta evolución. ¿Cómo resumiría ese desarrollo?

Nuestro desarrollo ha sido exponencial. Es decir desde un hospital dedicado fundamentalmente a la atención de urgencia en la década de los 80’, con una medicina general eficiente, pero poco especializada, hasta la actualidad en la cual nuestro hospital es un centro con medicina secundaria y terciaria con UTI infantil, UTI neonatal, UTI adultos, diálisis, imagenología de punta e intervencionista, aún incompleta pero en desarrollo.

- ¿Qué aspectos positivos podría destacar de la forma de hacer medicina en una ciudad como Iquique? 

Nuestra medicina es integradora, respecto del enfoque de las diferentes enfermedades y tipos de pacientes, porque el trabajo sanitario en red es rápido y más humanizado que en el pasado. Pero nos falta aún fortalecer esta integración con la atención primaria municipal.

- ¿Cómo se podría avanzar para alcanzar esa integración?

Siento que debemos mejorar la interrelación entre los médicos de atención primaria y los especialistas del hospital regional, tanto en la comunicación como en la capacitación, quizás realizando pequeñas estadías y transformando al hospital en un centro asistencial-docente con médicos tutores y futuros estudiantes de medicina de la Universidad Arturo Prat (UNAP), haciendo realidad el proyecto recientemente aprobado de construir e implementar, en los próximos cuatro años, el segundo Hospital Base de Tarapacá en la localidad vecina de Alto Hospicio. Para sacar adelante esa tarea necesitamos contar con médicos generales y especialistas que puedan satisfacer la demanda de urgencia, maternidad, cirugía general adulto e infantil, salud mental, medicina interna y pediatría.

- Usted fue uno de los gestores e impulsores de la conformación de la primera Escuela de Medicina en Iquique. ¿Cómo fueron esos años de labor académica?

Fueron nueve años de hermosa labor académica. A pesar del cierre de la Escuela de Medicina de la Universidad del Mar (UMAR) se dio un hecho tremendamente positivo: por primera vez, en nuestra historia hospitalaria, vivimos la experiencia de ser un centro docente, entusiasta y emprendedor. Numerosos médicos asistenciales se formaron como tutores docentes de pregrado acogiendo, instruyendo y educando a nuestros estudiantes de medicina desde su segundo año de estudios hasta el internado. Nos dimos cuenta que teníamos capacidad docente formadora. Y esta hermosa labor fue dirigida por cuatro colegas que nos llenaron de mística y entusiasmo, los doctores Marcos Jara Viertel, Adriana Tapia Cifuentes, Ricardo Reyes Quezada (QEPD) y Alfonso Salgado Ureta (QEPD), entre varios otros que asumimos tareas más específicas en la docencia. Seguramente tuvimos déficit y precariedades en la docencia de asignaturas de primero y segundo año, pero nuestros egresados –alrededor de 60 médicos generales- dan testimonio y fe de que su formación clínica, al lado de los pacientes fue sólida, humanizada y ética. Ese es el éxito, que orgullosamente exhibimos hoy, puesto que la mayoría de estos colegas jóvenes se desempeñan sin mayores dificultades en la atención primaria, en la urgencia de nuestro hospital y un grupo significativo de ellos, está realizando su postgrado en hospitales docentes de mayor desarrollo. 

- ¿Cuál fue el sello que junto a sus colegas buscó imprimir en esa generación de médicos?

Queríamos que cada uno de nuestros alumnos fuera desarrollándose como un agente sanitario clínico humanizador, de modo que su proceso académico los llevara a ser médicos clínicos integrales, humanos, cercanos a su pacientes, con habilidades diagnósticas y terapéuticas de pregrado.

- ¿Qué significó el cierre de la carrera y de la Universidad del Mar?

Al principio, fue doloroso. Pero, felizmente, la tarea fue interrumpida por poco tiempo y hoy ha sido retomada por los destacados docentes de la Universidad Arturo Prat de Iquique, específicamente por los doctores Julio Brito Richards y Patricia Siqués Lee, los que con el gran aporte de la doctora Adriana Tapia Cifuentes, nuestra ex directora en la UMAR, diseñaron el Programa de Estudios Escuela de Medicina UNAP que, hace unos meses, fue aprobado por la rectoría de la UNAP y contó con asesoría de la rectoría y la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.

- ¿Por qué es tan necesario que la región cuente con una Escuela de Medicina?

Fundamentalmente porque nuestra población ha crecido de manera significativa: el hospital se ha desarrollado al nivel de los mejores hospitales públicos en especialidades, infraestructura y tecnología. Como dije, estamos ad portas de la construcción, habilitación y puesta en marcha de un segundo Hospital Base Regional en Alto Hospicio, que atenderá a unos 120 mil habitantes, con capacidad resolutiva de atención secundaria y que debiera inaugurarse en el año 2022. Es decir, nuestra salud pública está desarrollándose y los desafíos para la universidad regional y para nuestro Servicio de Salud han aumentado. Recuerdo que en 2009, la doctora Cecilia Sepúlveda Carvajal, decana iquiqueña de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile comentó su parecer diciendo que "sin la carrera de medicina una universidad no es tal, porque "no es lo mismo un Servicio de Salud con Escuela de Medicina que sin ella, pues la relación docente asistencial es muy enriquecedora”. De modo que ese es el concepto que el grupo de médicos impulsores de la Escuela de Medicina de la UNAP ha venido desarrollando con profunda convicción.

- De estas últimas palabras se desprende la importancia de la educación médica y la colaboración, ¿qué tan importante es para usted potenciarla? 

La Educación Médica Continua (EMC) es una tarea inherente al perfeccionamiento del médico, puesto los avances técnicos y científicos van de prisa y debemos estar en condiciones de asumirlos para complementarlos con ética, humanismo y responsabilidad. En Chile, la EMC la llevan a cabo el Colegio Médico, las Sociedades Médicas de distintas ramas con la colaboración de otras instituciones, dentro de las cuales está SAVAL a través de su “Programa de Educación Médica Continua” que, en conjunto con instituciones y sociedades científicas, imparte cursos de postgrado en modalidad e-learning para médicos generales, especialistas y becados. Este programa se ha ido perfeccionando y en la actualidad es un aporte muy validado por los médicos de regiones. 

Por Carolina Faraldo Portus

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