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Según los resultados del último Mapa Nutricional realizado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) el 51 por ciento de los niños que cursan prekinder sufren obesidad o sobrepeso, cifra que se encumbra por sobre el 60 por ciento al llegar a quinto básico. 

A propósito de este escenario, el doctor Alberto Kohan Markelevich, pediatra especializado en nutrición y miembro del Instituto Chileno de Terapia Familiar, asegura que un entorno alimentario saludable es crucial para facilitar y promover el acceso a dietas beneficiosas.

A ello, suma tres consejos: comprensión y compromiso de los padres, introducir más frutas y verduras a la dieta, y en lo posible tener vida familiar activa, vale decir, que todo el núcleo familiar realice actividad física.

“La obesidad es un problema de la familia, de la forma en que se establece la relación madre e hijo en sus primeros tiempos”.

En entrevista con el doctor Kohan, profundiza sobre cuáles son los principales factores que favorecen el sobrepeso y obesidad en niños, además explica ciertos comportamientos que podrían ayudar a combatir esta pandemia infantil.

- Doctor, las últimas encuestas, tanto en Chile como en el extranjero, muestran alarmantes cifras en torno al sobrepeso y obesidad en niños. ¿A qué se atribuye este fenómeno?

Son múltiples razones y de variadas aristas. Pero lo que sí es innegable, es que hoy impera la mala alimentación y la falta de actividad física. El sedentarismo, pese a todas las acciones que se han tomado, sigue siendo altísimo. Y esto está asociado directamente a la enorme cantidad de tecnología que nos rodea: celular, computador, televisión; que son artefactos que nos invitan, de cierto modo, a prácticamente no movernos. Por otra parte, está el tema del colegio, con sus largas jornadas, donde los niños, al llegar a sus casas, lo único que quieren es ver tele y no hacer tareas. Todo esto es ayudado por un ambiente asociado a la mala alimentación, donde los padres que trabajan no tienen tiempo para preparar comida saludable.

- También está el factor genético. En ese sentido, ¿cómo se hace frente a algo que viene, de cierto modo, predeterminado por los genes?

Cuando existen antecedentes de obesidad en la familia, hay que ir evaluando a los niños desde los primeros años. Los hijos de padres obesos tienen entre 75 y 80% de probabilidad de también serlo. De manera que ese niño, para no ser gordo, debe regirse por una dieta saludable desde pequeño. Y, lamentablemente, los padres obesos tienen una visión de la comida totalmente tergiversada, por ejemplo, en las porciones. 

- En Chile se han hecho múltiples campañas para promover el deporte y la alimentación sana. ¿Considera que no han tenido el impacto esperado?

Lamentablemente no, y eso se evidencia con las cifras de las encuestas de salud. Y no solamente es que no hayan generado impacto, sino que las cifras de sobrepeso y obesidad, incluso, han ido en aumento, sobre todo a nivel escolar.

- ¿Qué patologías se asocian al niño obeso?

Mientras más precoz sea la obesidad, existe mayor número de patologías concomitantes. De hecho, ya estamos viendo, en pacientes de corta edad, resistencia a la insulina, problemas metabólicos y diabetes tipo 2; eso antes no se veía. Dentro de otras complicaciones, también está el asma, incluso, en estos momentos se está hablando de un nuevo fenotipo: el obeso asmático. Y, por último, también se asocia a depresión, ansiedad, angustia, y alteraciones como el déficit atencional.

- A su parecer, ¿cómo se debe abordar al niño obeso en la consulta?

No es fácil. Primero, hay que hablar con el niño, conversar con él y conocer sus contextos. De hecho, uno de los grandes problemas de este tipo de pacientes es el bullying: los obesos sufren 4 veces más que un niño normal. Esto los angustia y deprime, lo que los lleva a comer más, produciéndose un círculo vicioso. Es necesario indagar en qué es lo que le ocurre al niño, y recordar siempre que cada uno de ellos es un mundo aparte, no se puede generalizar. Hay que ser empático y ver si realmente le interesa adelgazar. Y también hay que hablar con los padres y su forma de abordar esta problemática, porque si son muy limitantes, el niño robará comida de la cocina; y si son muy laxos, hará lo que quiera. Hay que conseguir que los padres puedan manejar de manera adecuada a sus hijos y que tengan mucha paciencia.

- Por último, ¿cree que sería una buena medida integrar ramos de alimentación saludable en los colegios? 

Considero que todo lo que abunda no daña. Si en el colegio se practicara todos los días 15 minutos de ejercicio, si se enfocaran en tener almuerzos cien por ciento saludables, si hubiera trabajadores que comprendieran más sobre la obesidad y pudieran hacer un plan de ejercicio individualizado todo eso sería genial y un aporte. Pero creo que los padres son fundamentales a la hora de enseñarles a sus hijos sobre los beneficios de llevar una dieta sana y de hacer ejercicio, en el fondo, que los niños lo entiendan como algo natural, orgánico, y no impuesto.

Por María Ignacia Meyerholz