Cada 25 minutos y durante las 24 horas del día, el teléfono del CITUC se levanta y responde dudas de la ciudadanía y al equipo médico sobre información toxicológica. Así, una mamá cuyo hijo ingirió accidentalmente una dosis de paracetamol de adulto, por ejemplo, puede recibir de la mano de expertos qué tiene que hacer y a qué riesgos se enfrenta o no por este accidente. Gratuito para el público y basado en un sistema de autofinanciación, la organización con 31 años de presencia en el país es un referente que espera ser exportado a otros países del continente. 

Juan Carlos Ríos, su director actual, cuenta que el ajetreo diario se basa en "apoyar y ayudar a las familias cuando se ven enfrentadas a una exposición, intoxicación o sobredosis, ya sea por un medicamento, producto químico, mordedura de animal o un artículo de aseo". Con una claridad abrumadora acerca de farmacología, el doctor Ríos pasa por temas propios de su experticia llegando a debatir sobre las políticas públicas y el rol que el centro y su dirección han tenido en el desarrollo del mismo. 

- ¿Cómo es un día en la organización? 

Hay alrededor de 100 consultas, en promedio, por día. Damos orientación a los papás, familiares o a los mismos expuestos frente a esta situación. El otro 60% de las consultas lo generan los equipos de salud: a ellos los apoyamos con los tipos de sustancias, las dosis tóxicas, los efectos, qué son las diferentes sustancias a las que alguien se puede exponer. También para orientar en el tratamiento más adecuado, si es que existe o no antídoto. 

- ¿Qué guías utilizan?

Nuestros lineamientos se definen a través de una base de datos que se llama Poisyndex y que se actualiza cada tres meses. Es la misma que se emplea en Estados Unidos, que fue el ejemplo que utilizamos para el desarrollo del centro basado en el modelo americano constituido como un apoyo a estos dos grandes grupos que mencioné. Esta base registra miles de sustancias peligrosas, toda la literatura toxicológica está contenida ahí. Estamos muy vigentes en cuanto al manejo y a las orientaciones clínicas. 

- ¿Cómo enfrentan los distintos tipos de exposición cuando reciben las llamadas?

Manteniendo un equipo altamente calificado y muy preparado para hacer frente a este tipo de requerimientos. Hemos optado por mantener el modelo del equipo de salud: en nuestro centro trabajan médicos, enfermeras y químicos farmacéuticos, y ellos son los que dan el apoyo directo en la línea, no hay intermediarios. Para resolver la complejidad de alguien que está nervioso, la persona que responde va a ayudarla a solucionar el problema y para eso debes tener gente muy capacitada. 

- ¿Cuáles son las intoxicaciones más comunes? 

Tenemos alrededor de 35.000 al año en promedio. El 70% se concentra en los medicamentos, después le siguen los productos de aseo, los químicos y, en cuarto lugar, los plaguicidas. Dentro de los primeros, el principal número son los fármacos que actúan en el sistema nervioso central y esto ha ido en aumento. Las consultas son mayoritariamente de adultos, pero si se hace un ajuste por número de población, los que más se exponen son los lactantes y preescolares. 

- ¿Cómo trabaja el centro de emergencias químicas? 

Está orientado a la autoridad: sanitaria, bomberos y carabineros. Ellos son los que nos piden ayuda y colaboración cuando hay una emergencia química y nosotros los apoyamos con la distancia de evacuación, riesgo de emisión de gases tóxicos, mezclas, etcétera. Si alguna persona (particular) nos llama y cuenta que se dio vuelta un camión, lo tenemos que derivar a carabineros. 

- ¿Cuál ha sido su experiencia al liderar el CITUC?

El CITUC nace por una iniciativa del Dr. Enrique Paris tomando la visión americana. En ese rumbo buscó gente que pudiera apoyarlo en esto y tuve la suerte de ser la primera persona que contrató. Jubiló de la Universidad hace un par de años y producto de eso, me tocó asumir el liderazgo. El centro ya está consolidado y autofinanciado. Somos alrededor de 19 profesionales que damos un servicio 24/7. 

Producto de la recomendación de la OMS, que cuando en los países no había centros de emergencias químicas, podían quedar adosados a los toxicológicos, tomamos la decisión, de juntarlos. 

Con el tiempo hemos visto que la farmacovigilancia también es una necesidad país y por eso se crea, hace poco, uno de esta índole. 

- Y respecto a los nuevos requerimientos de la sociedad a las que hace mención… 

Ha surgido la necesidad de evaluar el riesgo toxicológico. No solo lo que tiene que ver con los medicamentos, sino la medición de gases tóxicos para el medioambiente, metales, plomo. Existen varias situaciones y uno tiene que ir generando el conocimiento y la capacitación para que la gente pueda resolver estos problemas. Por ejemplo, si alguien se hace un examen de plomo en sangre, ¿quién se lo interpreta? El médico puede llamar y pedir los parámetros. 

- ¿Cómo definiría su sello en la dirección del CITUC?

Creo que todavía falta para instaurar un nuevo sello. El CITUC tiene uno que es muy importante, su rol social y eso no va a cambiar, aunque se modifiquen las direcciones. Podrán mutar algunas estrategias, pero espero se mantenga el mensaje original del centro que es atender gratuito, bien, las veinticuatro horas del día. 

- La proyección de una institución como esta es importante, ¿cuál sería en este caso?

Apoyar a otros, en distintas partes del continente para que puedan tener la misma oportunidad que nosotros. La idea es expandir ese conocimiento. Para los centros toxicológicos es un desafío, porque autofinanciarse no es fácil y queremos enseñarles ese camino para que se puedan desarrollar.