Dr. Horacio Croxatto Avoni:
"Chile tiene mucho que avanzar en educación sexual"
El doctor Croxatto, desde pequeño se interesó por la mecánica de las cosas y eso lo ha llevado, por más de 50 años, a investigar sobre reproducción y fertilidad. Ha pasado la mayor parte de su vida en el laboratorio, algo que asegura es su pasión.
El doctor Horacio Croxatto Avoni es especialista en reproducción humana y métodos anticonceptivos. Se considera que –junto al investigador Sheldon Segal, su mentor- sería uno de los líderes mundiales en el campo de la anticoncepción de emergencia.
Dentro de sus más reconocidos logros, destaca el estudio donde demuestra que el Acetato de Ulipristal (UPA) es el anticonceptivo de emergencia más potente mejorando la eficacia del levonorgestrel.
Por otra parte, destaca por su participación en la formación del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) constituido como centro de investigación en fisiología de la reproducción y la regulación de la fertilidad, especializado en la fisiología de los gametos, en el tracto genital de la mujer, infertilidad por lactancia y métodos anticonceptivos.
El ICMER, cercano a cumplir 30 años de funcionamiento, también desarrolla programas de formación, capacitación, cuidado de la salud y la difusión de información en salud reproductiva y salud sexual, siendo uno de los centros de investigación en reproducción y métodos anticonceptivos más importantes del mundo.
En conversación con el doctor Croxatto, el especialista realizó un recorrido por lo que ha sido su carrera, su visión de la educación sexual en Chile, la fundación del ICMER y cómo ha evolucionado en estos años.
- ¿Qué determina su decisión de estudiar medicina?
-Fue por dos motivos, uno de ellos es que me crié en un hogar bastante austero por lo que no me compraban juguetes, pero felizmente, mi papá era muy cachurero y tenía un garaje donde había un mueble con al menos 20 cajoncitos que tenían clavos, tonillos, bisagras y toda clase herramientas. Yo le robaba materiales y creaba mis propios autitos de juguete y cosas por el estilo, de modo que desarrollé una destreza para entender la mecánica de las cosas. Por la otra parte, el hermano menor de mi papá era bioquímico de la Universidad Católica y al igual que mi papá, como profesor de fisiología, se había dedicado a la investigación científica. Recuerdo que con cierta frecuencia el tío Raúl venía a almorzar junto a mi padre y ellos comenzaban a discutir sobre sus experimentos. Yo percibía un goce tremendo de lo que hacían. Creo fueron esas dos experiencias, mi habilidad y pasión por entender cómo funcionan las cosas y observar a estos dos individuos disfrutar tanto con sus experimentos lo que me llevó a decidir estudiar medicina.
- ¿Cómo deriva al tema de la reproducción?
- En la universidad nos dieron como tarea realizar un experimento, vale decir, postular una hipótesis y trabajar sobre ella. Precisamente, esa hipótesis tenía que ver con el sistema reproductor de la hembra y me enrielé en eso. Cuando me recibí le dije a mi padre “quiero ser científico, pero me encuentro muy ignorante en mucho temas: quiero ir a estudiar a Estados Unidos con una beca”. Mi papá encontró que yo estaba equivocado, porque siempre iba a existir un área enorme que desconocería y que me iba a dar cuenta de aquello mientras más supiera. Y es verdad, mientras más sabio eres, más consciente de tu ignorancia estás. Le hice caso y me fui a Estados Unidos a trabajar con un investigador que le había estado dando vuelta a la misma hipótesis que yo había planteado en la universidad. De ahí en adelante seguí en reproducción sin parar. Después de un tiempo, me invitaron al Population Council, que es una institución sin fines de lucro creada en la década del 50’, la cual se preocupaba del problema demográfico. En esa época, había una tremenda preocupación por la explosión demográfica basada en la alta reproducción, por lo que había que desarrollar métodos que le permitieran a la gente seguir disfrutando de las relaciones sexuales, sin necesariamente terminar en un embarazo. Ahí se reforzó más todavía mi interés por la reproducción, además, entendí que había un problema práctico que resolver.
- ¿De joven tenía inquietudes sobre el tema de la reproducción?
- Me preocupaba mucho más el tema de la sexualidad, que el de la reproducción. En mi época yo no recibí ningún tipo de educación sexual, entonces cuando me llegó la pubertad y despertó mi instinto, funcioné en base a mis pensamientos de cómo y qué era lo correcto, entonces fue un tema más o menos problemático para mí.
- Coméntenos acerca del ICMER…
- Cuando volví de Estados Unidos, venía con la idea de desarrollar un nuevo sistema anticonceptivo que consistía en un usar una de las hormonas de la píldora y construir un depósito de ella que se pudiese colocar dentro de la mujer, de modo que la hormona se fuera liberando todos los días, ahorrándole a la mujer, la toma de pastilla diaria y evitando la preocupación diaria de ingerirla. Volví a la Universidad Católica con mi proyecto, pero justo en ese tiempo surgió la encíclica Humane Vita, que condena los métodos anticonceptivos argumentando que para que la relación sexual sea legitima, tiene que estar abierta a la procreación, lo que iba en contra de la Universidad. Ahí surge la alianza con profesionales interesados en seguir investigando. Compramos un departamento en la calle Lastarria, donde conseguimos una donación de Canadá, con la cual pudimos continuar con nuestra investigación. Sin embargo, necesitábamos de una institución que recibiera el dinero y nos acogimos a la CESFAM (Centro Nacional de la Familia), pero también tuvimos algunos problemas, por lo que tuvimos que crear una institución que fuese receptora de los financiamientos: así nació el Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER).
- ¿Cuáles han sido los mayores logros?
- Han sido múltiples. Por una parte, hemos desarrollado métodos anticonceptivos que antes no existían, por otro le hemos dado formación a un número inmenso de matronas y médicos de Chile y Latino América. Otro logro fue conseguir con la Fundación Gates, un Grant de un millón de dólares para fomentar la formación de profesionales en el área de salud sexual reproductiva y financiar becas en el extranjero. Aquí en Chile, organizamos, durante muchos años, jornadas de salud sexual reproductiva, donde venían profesionales de todo el mundo a tratar temas desde el punto de vista biológico, médico, legal y religioso.
- Cómo catalogaría la educación sexual en Chile?
- Es la cosa más deficitaria que hay en este país. En estos momentos, los padres no pueden hacer nada al respecto, porque ellos nunca fueron educados en el tema. Qué van a enseñar, sólo tienen su experiencia. Hay que enseñarles a los niños, para que ellos eduquen a sus hijos, la responsabilidad es del Estado y no ha cumplido. Chile tiene mucho que avanzar en cuanto a educación sexual.
- ¿Evitaríamos embarazos no deseados?
- Por su puesto, es lo que ha pasado en países que lo han hecho. En otros lugares no tienen estos problemas. Yo apoyo la despenalización del aborto, no conozco a nadie que sea pro aborto, nadie quiere uno, pero para evitarlo hay que educar a la gente en el tema y facilitar, aún más, el acceso a los métodos anticonceptivos.
- No sería dar pase libre al sexo a menores de edad...
- Eso es tener una mentalidad retrógrada. Hay quienes disfrutan pronosticando catástrofes y viendo riesgos en todas las iniciativas. El peor de todos los riesgos es morir. Para morir hay que estar vivo, ¿preferiría usted no estar viva para no correr el riesgo de morir?. No podemos vivir sin riesgo, si existe temor por la promiscuidad, bueno, veamos si se produce. Si eso pasa, generamos una nueva ley y ahí vemos qué hacer, pero no podemos no hacer nada, porque hacer algo implica riesgo. Esa postura no tiene lugar en este mundo.
- En sus años de profesión ha sido espectador de los avances de la medicina, ¿qué podría destacar?
- En el área en la que yo trabajo ha habido un progreso muy notable en dos aspectos. Primero, en promover la fertilidad. Hoy las parejas infértiles tienen inmensas probabilidades de lograr embarazos con la ayuda de la nueva tecnología y la otra, es que las parejas fértiles que quieren disfrutar de sus relaciones sexuales, tienen una inmensa probabilidad de no generar un embarazo no deseen por el momento. Esos, son para mis los avances más importantes, anterior a eso, fue el desarrollo de los antibióticos.
