Dr. Mario Fernández Gutiérrez:
“Buscamos formar un médico fuertemente identificado con la labor social”
Desde el decanato de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, el destacado oncólogo lidera un proyecto académico fundado en los valores del humanismo, que pretende posicionar al médico como un gestor protagónico de la excelencia y un profesional que contribuya en todas las áreas de la sociedad.
El jueves 19 de diciembre se titularon en la sede Concepción de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, 87 nuevos médicos cirujanos, correspondientes a la décimo cuarta generación formada al alero del establecimiento de educación superior. Todos ellos son parte de un proyecto académico que durante los últimos años ha sido liderado por el doctor Mario Fernández Gutiérrez, oncólogo, ex alumno del histórico liceo penquista Enrique Molina Garmendia y amante del teatro y la agricultura.
El facultativo se integró en marzo de 2011 a la institución sebastiana, primero como director de medicina, siendo nombrado a los pocos meses decano, ocupándose de las sedes donde se imparte la carrera: Concepción, Puerto Montt y Santiago. “La verdad es que esta experiencia para mí fue algo nuevo. Antes de comenzar a trabajar en la USS yo había hecho docencia, incluso en esta misma universidad durante algunos años y también en la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, pero siempre en un papel más bien secundario, no tenía mucha vinculación con la academia. Al principio mi función apuntaba principalmente a realizar una tarea de gestión, sin embargo, en estos casi tres años me he vinculado mucho con el mundo académico, de hecho, soy profesor titular de una de las cátedras, historia de la medicina, y además soy instructor ABP. Ha sido una labor muy grata, todo un desafío y una experiencia gratificante de renovación profesional”, cuenta el doctor Fernández, formado en las universidades de Concepción, de Chile, especialista en oncología y radioterapia (Instituto de Radiomedicina IRAM, Santiago) y Fellow in Therapeutic Radiology (Universidad de Maryland, Baltimore, Estados Unidos).
Reconoce que su trabajo “ha sido complejo, porque tenemos tres carreras en tres ciudades distintas, con una gran dispersión de campos clínicos. La escuela de medicina es joven, tiene 20 años y originalmente nació en Concepción. Ya tenemos casi medio millar de egresados y hoy estamos creciendo muy fuerte en Santiago, por lo que es muy probable que el decanato emigre a la capital, que es donde por lo demás se mueve gran parte de la gestión académica en salud y las relaciones profesionales con el Colegio Médico, con el Ministerio de Salud y con las demás universidades”.
¿Cómo se gestó su especialización en oncología?
Fue casi como una coincidencia o un hecho fortuito, porque después de que me recibí de médico en la Universidad de Concepción, fui médico general de zona en Máfil, en la Región de Los Ríos, durante un año. Postulé a una beca en oncología y radioterapia que finalmente cursé en el Instituto de Radiomedicina, de la mano del doctor en física nuclear Mauricio Vergara Edwards. Me pareció un desafío interesante, pero fue muy duro. Era una beca en que los primeros seis meses tuve que aprender matemática y física nuclear en la Universidad de Chile y en un reactor nuclear ubicado en la Reina con puros físicos medios extraños. Además en el instituto tenía que hacer mis presentaciones y reuniones clínicas en inglés, ya que así me lo exigió mi mentor, el doctor Ramón Baeza, un verdadero “número uno” en esa época en oncología y radioterapia. Fue todo tan complicado que estuve muy cerca de renunciar, pero en el momento justo me ofrecieron integrarme al programa clínico del Hospital de la Universidad Católica. Yo creo en el destino y creo que el destino me puso donde estoy.
Durante su trayectoria profesional, el doctor Mario Fernández se ha desempeñado en distintos establecimientos. Trabajó en el Hospital Militar y posteriormente se hizo cargo del Servicio de Oncología del Hospital Regional de Concepción, en marzo 1987, iniciando paralelamente su carrera como oficial de sanidad del Ejército de Chile, institución donde obtuvo una licenciatura en Ciencias Militares en la Academia de Guerra. También ha trabajado en el Hospital Las Higueras de Talcahuano y en el Sanatorio Alemán de Concepción, siendo pieza clave en la creación de un moderno centro para el tratamiento y manejo del cáncer. En su carrera también destaca su paso por la Secretaria Regional Ministerial de Salud, entre 2010 y 2011, periodo en el cual tuvo dedicación exclusiva a la recomposición del sistema sanitario de la Región del Bío Bío, severamente afectado por el terremoto del 27 de febrero de 2010. Tras su retiro del Ejército se vinculó a la Universidad San Sebastián, institución donde actualmente es el decano de la Facultad de Medicina y Biociencias.
Doctor, se ha titulado una nueva promoción de médicos, ¿cuál es el perfil del egresado de la Universidad San Sebastián?
Nosotros, como sello o elemento diferenciador, buscamos formar un médico fuertemente identificado con la labor social, con algunas virtudes especiales, como la cercanía con la gente, la autoexigencia y la excelencia en el trabajo diario. Tratamos de imponer cierto grado de rigurosidad en las tareas profesionales, pero por sobre todo queremos un médico cercano a la gente, que se sienta identificado con el sufrimiento y el dolor asociado a la enfermedad. Queremos imprimir en nuestros médicos el concepto de médicos integrales orientados principalmente a la promoción y la prevención de la salud. El médico egresado de la Universidad San Sebastián es un profesional que se puede desempeñar en todos los ámbitos de la medicina, tanto pública como privada, pero con un sello diferenciador y un grado de tendencia preferencial hacia la atención primaria, la medicina familiar y comunitaria.
Buscan rescatar los valores del humanismo...
Es verdad. La medicina no está ajena a los cambios sociales del país y del mundo. Hoy vivimos en un mundo globalizado en que se privilegian otros valores, como el valor por lo material, lo que lamentablemente ha impactado a nuestra profesión. Nosotros estamos tratando, al igual que la mayoría de las escuelas de medina del país, de rescatar los valores del humanismo y tratar de imponer esos valores como elemento central en la formación profesional. El humanismo, acompañado del conocimiento científico, es lo que nos va a permitir rescatar la esencia de los valores de cercanía con la comunidad, que el médico vuelva a ser identificado como una persona de referencia pública. Yo recuerdo a los maestros de la medicina con quienes me tocó compartir y eran reconocidos no solamente por sus capacidades profesionales y conocimientos en torno a la medicina, sino que además por su cultura y vínculos e influencia social con las comunidades donde estaban inmersos, siendo siempre referentes de la calidad humana y de la calidad personal. Estamos tratando de imprimir en nuestros estudiantes ese sello que es propio e intrínseco del médico, el ser gestores protagónicos de la excelencia y un hombre que contribuya en todas las áreas de la sociedad. El médico siempre va más allá de ser un referente en el área profesional misma, además tiene que participar, como lo han hecho tantos, en las actividades sociales y políticas de una sociedad, siempre con este principio de poner el bien de los demás por sobre el bien de sí mismo.
Cuéntenos del trabajo que se desarrolla en las sedes de provincia donde se dicta la carrera de medicina
Concepción es una sede potente, ya consolidada, donde los desafíos no pasan por la extensión, sino que más bien por fortalecer la calidad y avanzar en otras áreas complementarias a la enseñanza de pregrado, como es la formación de especialidades médicas y la investigación. Aquí Concepción debería marcar una diferencia clara respecto al resto de la sedes. Por otro lado, Puerto Montt para nosotros es una sede muy importante. Nosotros creemos que la carrera de medicina de Puerto Montt se ha consolidado en esa zona como la gran escuela de medicina del sur del país y está participando activamente en el desarrollo de proyectos regionales de la medicina, fortaleciendo la formación de profesionales en las áreas médicas y en las áreas de profesiones complementarias de la salud, para apoyar el gran crecimiento que ha tenido la salud en la Región de Los Lagos, donde pronto abrirá sus puertas el nuevo Hospital Regional. Aquí la universidad se ha transformado en un pilar fundamental para dotar de los profesionales que ese complejo asistencial va a requerir.
En Concepción cuentan con un moderno centro de salud que se ha consolidado no sólo en lo estrictamente académico, sino que también en el aporte a la comunidad
Este centro partió como un pequeño proyecto que hoy nos tiene muy satisfechos. Actualmente contamos, al interior de nuestro campus, con un moderno edificio con tecnología de punta. Se trata de un espacio para la integración de todas las carreras del área de la salud, en una visión holística de lo que es la medicina. Aquí participan las escuelas de odontología, psicología, medicina, fonoaudiología, kinesiología, tecnología médica y nutrición. Estamos haciendo un trabajo integrativo, por ejemplo, en materia de salud mental. Son procesos enriquecedores, porque los estudiantes van adquiriendo habilidades para contribuir en la formación de equipos de trabajo en los centros asistenciales donde a futuro les toque desempeñarse. También hemos incluido un trabajo de la carrera de obstetricia con algunos establecimientos educacionales de Concepción y Talcahuano, en programas de formación de hábitos y conductas de sexualidad responsable entre los estudiantes secundarios. Yo creo que el centro de salud se está constituyendo no solamente en una unidad para la enseñanza de pregrado, sino que también en un aporte real a la salud de la zona.
Por último, usted participó activamente en la creación del centro del cáncer del Sanatorio Alemán, ¿qué nos puede comentar de esta experiencia y cómo este proyecto ha logrado ser una contribución en el manejo de esta patología?
Este centro nació de la necesidad de crecer en el aspecto tecnológico para la oncología y ponernos a la par con los centros especializados de Santiago que se habían desarrollado fuertemente. Años atrás existía un centro radiológico regional, pero el costo de la tecnología no le permitió progresar, responder a las exigencias y adaptarse a la oncología moderna. Fue así como surgió esta unión con el Sanatorio Alemán, a través de un esfuerzo conjunto que desembocó en la construcción de un edificio diseñado y habilitado de forma especial para la implementación de este centro. En 2005 abrimos las puertas de este proyecto que ha sido fundamental, porque ha permitido a la ciudad tener un centro privado de oncología con el mismo nivel de desarrollo tecnológico y profesional que exhiben los mejores centros de Santiago. Por lo mismo, su aporte a la región ha sido muy importante. Hoy casi el 40% de las atenciones que realiza este centro son de pacientes Auge y además ha permitido que las isapres, vía Ges, resuelvan la patología oncológica aquí y no como ocurre en otras ciudades, donde los pacientes se ven obligados a trasladarse a Santiago para dar solución a sus requerimientos de atención en quimioterapia y radioterapia.
