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29 Enero 2007

Dr. Alberto Maturana:

“La seguridad es un bien social que debe ser cultivado por todos”

Tras recibir su título de médico cirujano de la Universidad de Chile en 1969, el doctor Alberto Maturana trabajó durante más de dos décadas en el Hospital de Asistencia Pública, donde comenzó a desarrollar un creciente interés por la seguridad en los servicios de salud. Más tarde, formó el Comité Nacional de Emergencias y fue director de la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) por 12 años, hasta 2006.

Convencido de que la seguridad es un bien social que debe ser cultivado por todas las personas e instituciones, el médico comenzó a formar parte de diversas organizaciones relacionadas con la prevención de riesgos. Así, fue miembro del Comité Científico y Técnico de las Naciones Unidas para la Prevención de Desastres, y presidente de la Red de Prevención de Desastres del Banco Interamericano de Desarrollo. En la actualidad, tras aceptar una invitación del director de la Escuela de Salud Pública de la universidad de Chile, doctor Giorgio Solimano, el doctor Maturana está desarrollando su campo de interés dentro de las aulas académicas donde, explica, queda mucho por hacer.

“En toda clase de disciplinas nuestra sociedad tiene carencias en cuanto a la enseñanza del manejo de riesgos y crisis. Y, cuando se aborda el tema, se hace sólo desde una perspectiva laboral, cuando en realidad las crisis están presentes en todo momento de nuestra evolución personal, colectiva, social, política. Son aquellas situaciones en las cuales el ser humano se ve enfrentado a resolver problemas para los cuales no le sirven los instrumentos que normalmente utiliza. Muchas veces ni los políticos, ni los profesionales o los técnicos saben manejarse frente a contextos críticos”, asegura.

¿Cómo surge el interés de integrar estos tópicos a la universidad?
- Durante todos los años que me desempeñé como director nacional de emergencias, tuve esa preocupación: ¿cómo llevar a la academia y a la universidad este elemento tan coyuntural? Porque el ser humano transita a través del riesgo desde que nace, por las enfermedades, los peligros, la accidentabilidad del tránsito, los incendios, los terremotos, peligros naturales, antrópicos, tecnológicos, de todo tipo. Los hospitales están diseñados para atender enfermos, pero también deben estar pensados para ser seguros en si mismos. Este es un tema que tiene muchas aristas y, curiosamente, ha estado fuera del currículum de enseñanza de las universidades en general y de las facultades de medicina en particular. Por ello, la escuela de salud Pública, ha visto la proyección y el impacto que tiene esta temática, no sólo aplicada a la salud, sino que en su desarrollo integral. Y por ello, ha decidido abrir un espacio en esta materia.

Y ¿qué es lo que se busca enseñar?
- Queremos mostrar la importancia de la gestión integral del riesgo, puesto que es una materia que no puede manejarse con una visión sesgada y donde es fundamental la prevención coordinada. Frente a muchos acontecimientos lo único que nos va a haber servido es el trabajo previo hecho. Si no hay buena señalización, si no hay una buena cultura o no tenemos maneras de integrar rápida y fuertemente a las comunidades locales, muchos de estos escenarios son sencillamente inmanejables. Lo que sucede es que el ser humano históricamente se ha ocupado del manejo de los impactos, dándole poca importancia a los aspectos preventivos, de mitigación, de preparación y de la alerta temprana. Así, la gente piensa que las crisis lo son desde el momento en que aparecen, y se olvidan que muchas de ellas tienen signos premonitorios claros que permitirían prevenirlas.

¿Cómo cuales?
- Por ejemplo, hay crisis financieras y para eso sirven los indicadores que rigen el mercado, para prever esas situaciones, al medir diversos parámetros. En muchos ámbitos hoy contamos con instrumentos y metodologías que permiten acercarse a esto, con algo más que la intuición. El mundo ha evolucionado, hay nuevas tecnologías, por ello es necesario acercarse a una manera moderna de enfrentar el riesgo, cualquiera sea su signo.

¿De qué se trata este camino moderno para enfrentar el riesgo?
- Es necesario partir por la integralidad, porque no solamente debemos referirnos a los riesgos naturales, como terremotos, volcanes e hidrometeorología. Hoy la tecnología y el desarrollo moderno le imprimen a nuestro mundo desafíos y riesgos desconocidos, como la alta accidentablidad del tránsito, los incendios urbanos, los problemas con químicos, la contaminación ambiental, los fenómenos de cambio climático. Son todas situaciones provocadas por la intervención humana y no por la naturaleza. Por ello, el enfoque moderno llama a abordar el riesgo desde esta visión integrada que se ocupa de el antes, durante y después de la situación y no sólo el manejo del impacto. En este escenario encontramos aspectos previos de preparación, mitigación y alerta, y elementos posteriores de rehabilitación y reconstrucción, los cuales fijan un continuo. A este respecto, hay muchas acciones que en la medicina son habituales, como las vacunas y el control del niño sano, pero en la práctica organizacional humana no se encuentran.

Más allá de los estándares establecidos, ¿cuál es la labor de los profesionales de la salud en la prevención de riesgos?
- Cuando consideramos que la prevención de riesgos es un campo tan amplio, no podemos centrarnos sólo en prevenir las enfermedades, en circunstancias que un hospital se puede incendiar. Por ello, hay que abordad el riesgo desde una visión integral, lo cual significa que no debe bastar con nuestra propia seguridad, sino que tenemos que hacerla colectiva. Por ejemplo, no sirve la seguridad de una empresa en sus cuatro muros, porque muchas veces la puede afectar la inseguridad de su vecino. Por lo tanto, el riesgo hay que manejarlo con un concepto social.

¿Es aquí donde comenzamos a hablar de salud pública?
- Sí, dado que los desastres son un problema de salud pública, porque no sólo afectan la salud de las personas, sino que además impactan su calidad de vida y su desarrollo como parte de la sociedad. Si nosotros sólo pensáramos en los aspectos sanitarios de un terremoto nos quedaríamos muy cortos. La idea es que todos los organismos interactúen a partir de una visión amplia, porque los desastres afectan tanto el desarrollo de las organizaciones, como el de los países.

¿Cuál es la mejor forma en que los profesionales de la salud pueden colaborar en la articulación y fortalecimiento de estas redes?
- Hay pocos profesionales que estén tan bien adoctrinados en aspectos preventivos como ellos, dado que la salud no podría existir sin los aspectos preventivos que la modelan. Por ello, los profesionales de la salud son los más idóneos para difundir la importancia de la articulación de redes para la prevención de riesgos y crisis.

¿Qué temas se destacan a simple vista en este contexto?
- Un tema fundamental es la seguridad hospitalaria. Esto se está desarrollando a partir de un concepto que es respaldado por la OMS y la OPS: el “Hospital Seguro”. El término hace referencia a un centro de salud que es capaz de seguir funcionando incluso ante efectos mayores, resistiendo su infraestructura, pero sobre todo su funcionalidad. Asimismo, debe preservar la alta inversión que significa el hospital para la sociedad, por su equipamiento y por el grupo humano que allí trabaja. Sin embrago, en los hospitales, muchas veces no existe un presupuesto asignado para esta área tan importante.

Entonces es necesario mostrar la costo efectividad de inversiones de este tipo…
- Ya lo creo. Por ejemplo, en un hospital existen enormes dificultades para llevar a cabo las técnicas clásicas de evacuación frente a un siniestro, porque no es lo mismo que en un edificio de departamentos. De hecho, la población que hay en un hospital es de altísimo riesgo, está conectado a aparatos de los cuales depende, hay algunos de ellos que están muy graves. Por todo ello, al menos, deben existir mapas para que los actores externos sepan cuáles son los sectores más vulnerables del establecimiento, ya sea desde un punto de vista estructural o humano. Por ejemplo la vulnerabilidad de los pacientes crónicos, o los nefrópatas. Los hospitales están diseñados para atender enfermos, pero también deben estar pensados para ser seguros en si mismos. Este es un tema que tiene muchas aristas y, curiosamente, ha estado fuera del currículum de enseñanza de las universidades en general y de las facultades de medicina en particular.



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