Dr. Rafael Sepúlveda:
“La psiquiatría comunitaria es un modelo de atención impulsado por la OMS”
El doctor Rafael Sepúlveda es jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Barros Luco, departamento que atiende a más de 500 mil personas al año. Además, como parte de la Escuela de Verano en Salud Pública de la Universidad de Chile, el profesional encabeza el Curso de Salud Mental y Psiquiatría Comunitaria que se imparte esta semana.
Rafael Sepúlveda nació en la ciudad de Los Ángeles en 1960 y, mientras estudiaba Medicina en la Universidad de Concepción, comenzó a interesarse por la salud mental comunitaria, ingresando a trabajar en el Centro de Estudios de Alcoholismo, una instancia creada por los estudiantes de medicina de la región. “Esa iniciativa llegó a tener más de 60 estudiantes trabajando en 14 clubes de recuperados alcohólicos. Incluso teníamos una revista y hacíamos un programa en la radio de la universidad”, recuerda.
Tras titularse y ejercer durante un año como médico general de zona en el Hospital Psiquiátrico de Putaendo, en 1986 comenzó su especialización en psiquiatría en el Hospital Barros Luco. “Es un servicio que tiene una orientación comunitaria ya que fue creado por el doctor Juan Marconi, uno de los precursores de la psiquiatría comunitaria en Latinoamérica y en Chile. Él desarrolló un programa que fue bastante influyente a comienzos de los ’70. Se trata de un modelo que estimula la participación comunitaria, cuyo eje más importante es lo que se conoce como la pirámide de delegación de funciones a través de la comunidad, agentes activos, profesores y policías, entre otros. Todo ello para detectar, orientar posibles terapias, motivar a la gente a tratarse, educar y brindar apoyo”, explica el doctor Sepúlveda, quien cursó el Magíster en Sociología de la Universidad Católica y, actualmente se desempeña como jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Barros Luco, forma parte del directorio de la Sociedad Chilena de Salud Mental y es docente de la Universidad Mayor y de la Universidad de Chile.
¿Qué lo llevó a involucrarse en esta área de la medicina
- Desde muy joven tuve una motivación familiar hacia el compromiso social. Mis padres son masones y, pese a que no sigo esa ideología, ellos me trasmitieron toda la impronta valórica que significa. Por ello, cuando estudiaba medicina sentí un interés por tener una visión amplia del ser humano, más integradora, que no pasara sólo por un reduccionismo biológico. Por eso, ya en quinto año tenía claro que debía seguir psiquiatría o salud pública.
Usted fue secretario ejecutivo del Departamento de Salud Pública del Colegio Médico, ¿qué rescata de esa experiencia
- Fue una etapa muy valiosa, porque me permitió tener contacto con importantes profesionales del ámbito médico nacional como Jorge Villegas, Mariano Requena, Juan Giaconi, Carlos Montoya, Gabriela Venturini, Alfredo Penjeam y Giorgio Solimano, entre otros, con quienes discutíamos diversos temas de salud pública, coyunturales o históricos. Fue una experiencia muy enriquecedora, en especial porque fui considerado como uno más de ese grupo de salubristas.
¿Fue entonces que se inició su relación con la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile?
- Cuando Giorgio Solimano, a través de un concurso internacional, fue electo como director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile a fines de los ’90, él me invitó a participar en esa entidad. Aunque no pude aceptar en un primer momento por mis obligaciones en el Hospital Barros Luco, ese contacto se reactivó algunos años más tarde para que yo desarrollara el área de salud mental y psiquiatría comunitaria.
¿Cuáles son los aspectos que abarca esta área?
- Se han desarrollado un conjunto de actividades al alero de la División de Promoción de la Salud de la Escuela de Salud Pública. Una de las iniciativas más importantes es el Diploma de Postgrado de Salud Mental y Psiquiatría Comunitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, que es una instancia semi presencial y que en 2006 tuvo su cuarta versión, completando más de 270 egresados. Es un proyecto que ha ido mejorando año a año, pues participan destacados académicos nacionales y extranjeros. En la última versión, por ejemplo, en el módulo denominado Taller Internacional, contamos con la presencia de los doctores Manuel Desviat (España) y Analía Broide (Argentina), ambos con una dilatada trayectoria como gestores de las reformas psiquiátricas en sus respectivos países.
¿Qué entendemos hoy por psiquiatría comunitaria?
- La psiquiatría comunitaria es un modelo de atención, es una forma de organizar los recursos para atender los problemas de salud mental y psiquiatría. Se trata de la propuesta técnica que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre cómo organizar los servicios de salud mental y psiquiatría para que en los países existan oportunidades reales de acceso a terapias y tratamiento continuo para los principales problemas de salud mental. Es una realidad de amplia extensión en nuestras sociedades, son un componente fundamental de la carga de enfermedades y, por lo tanto, de los costos sociales y económicos de los países. Por lo tanto el sistema sanitario debe ocuparse de estos cuadros en todos sus niveles. Uno de los principios de la psiquiatría comunitaria, es que los servicios de atención primaria tienen un destacado rol en este ámbito.
¿En qué consiste ese rol?
- Se trata de un rol protagónico, primero en detectar, luego en hacer un diagnóstico al menos sindromático y llevar a cabo tratamientos de los cuadros de alta prevalencia que sean leves o moderados.
¿De qué tipo de tratamientos estamos hablando?
- Estamos hablando de tratamientos farmacológicos y también de apoyo psicológico, consejería, acompañamiento. Para que la atención primaria pueda desempeñar adecuadamente estos roles en salud mental, debe maximizar el carácter de la atención personal y contextualizada según sea el cuadro del individuo. Ese es un tema en el que hay que avanzar, lo ideal sería que los médicos de la atención primaria tengan un número de pacientes que atiendan siempre, así los van a poder conocer mejor y, por lo tanto, minimizar las urgencias. A nivel mundial se ha demostrado que este tipo de modelos son los que funcionan mejor.
¿Qué se ha hecho en nuestro país para avanzar en este sentido?
Desde hace algunos años, en Chile se ha instaurado un cambio que potencia los centros de salud familiar por sobre los consultorios. De este modo, se produce una partición de los grupos poblacionales, lo que permite que los problemas sean abordados por equipos multidisciplinarios que atienden a grupos humanos más pequeños y manejables, por lo que en el largo plazo pueden conocer mejor a sus pacientes.
Para usted ¿qué representa La Esuela de Verano en Salud Pública de la Universidad de Chile?
- Es una instancia muy interesante porque es un espacio de docencia de muy alta calidad, que incluso resulta interesante para salubristas de dilatada trayectoria. De hecho, vienen docentes extranjeros de primer nivel e imparten cursos concentrados durante una semana sobre algún tópico de interés. También es una oportunidad para socializar contenidos, como por ejemplo el Curso de Salud Mental y Psiquiatría Comunitaria. Desde esta área hemos estado presentes en la Escuela de Verano durante los últimos años y vamos a seguir estándolo en el futuro.
¿Cuáles son los lineamientos de este curso?
- Es un curso que no tiene la pretensión de entrenar a los asistentes en una determinada destreza, sino de abordar los tópicos más importantes de este modelo de atención que propugna la OMS y el Ministerio de Salud de Chile a través del Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría. De este modo estamos poniendo los conocimientos del área a disposición del público interesado. En esta ocasión vamos a hablar sobre conceptos actuales respecto a la salud mental; un enfoque de salud mental basado en la evidencia; vamos a revisar experiencias exitosas de buenas prácticas en salud mental; a hacer un balance de los logros y desafíos que hay en el país respecto a la salud mental comunitaria; también miraremos con más detención los aspectos de salud mental en la Reforma de Salud y, finalmente, abordaremos el tema de las dependencias -alcohol y drogas- a partir del modelo de intervención comunitaria ecológico multifamiliar, el cual se ha utilizado en Chile en los últimos años con gran éxito.
¿Cómo evalúa la situación de la salud mental en el Chile de hoy?
- Sin duda hay mucho por mejorar, porque la mayoría de las veces lo inmediato y lo urgente no dejan avanzar en lo necesario para el corto, mediano y largo plazo. Hay falta de recursos y de espacios. Pero más allá de las falencias, yo parto de una evaluación absolutamente positiva y me considero muy afortunado de haber desarrollado mi quehacer en un período de la historia sanitaria de Chile en que yo no he tenido que soñar con las cosas, sino que las he visto.
Dentro de esta trayectoria, ¿qué hitos profesionales lo han marcado?
- Recuerdo cuando junto a algunos colegas hablábamos sobre cómo deberían ser los espacios para la salud mental en los CDT, y ahora, hace varios años ya, trabajo en un servicio donde existe un amplio espacio para tratar problemas de salud mental. También participé en la comisión que diseñó la norma técnica para normalizar y construir unidades de hospitalización psiquiátrica de corta estadía y lo pude aplicar al Hospital de Día del Servicio de Salud Mental del Barros Luco, que es un ejemplo. En este aspecto, hay que rendir un homenaje al respaldo que nos han dado las autoridades del establecimiento.
