Dr. Jorge Aguiló
“En un comienzo pensar en 1000 trasplantes era una utopía”
El doctor Jorge Aguiló Martínez estudió Medicina en la Universidad de Chile titulándose en 1967, posteriormente curso la beca de Cirugía y, más tarde, trabajó en el Hospital Barros Luco como cirujano de cabeza y cuello.
Posteriormente el profesional decidió cambiar el rumbo de su especialización y abocarse a la cirugía vascular, ámbito en el que le tocó enfrentar el tema de la hemodiálisis. Fue así como llego a participar en la creación del centro de diálisis del establecimiento. “Una vez que ese proyecto estuvo andando, sabíamos que el paso siguiente era poner en marcha un centro de trasplante renal”, explica el médico, quien actualmente es jefe del equipo de cirujanos de trasplantes del Complejo Asistencial Barros Luco y ha sido uno de los rostros visibles de la celebración de los mil trasplantes renales que en los últimos 30 años se han efectuado en dicho centro de salud capitalino.
“Para prepararnos primero hicimos más de 100 cirugías experimentales en perros y también en algunos en cadáveres humanos. Eso, sumado a toda la experiencia que teníamos como cirujanos vasculares en cirugía renal, nos permitió considerar que estábamos en condiciones para iniciar el programa de trasplante renal”, recuerda este profesional que estuvo presente en la primera y última cifra de esta casuística histórica a nivel nacional.
- ¿Qué recuerdos tiene de esa primera experiencia?
- Como toda cosa que se hace por primera vez, fue bastante tensional. De hecho nunca habíamos visto un trasplante en humanos vivos. Antes sólo habíamos realizado cirugías experimentales en animales, más algunas intervenciones en cadáveres. Ese primer caso se trató de un hombre de unos 25 años quien estaba recibiendo un riñón de su hermana, es decir, un trasplante con donante vivo. Pese a que la parte quirúrgica fue bastante exitosa, el paciente falleció un año después producto de una severa descompensación diabética.
- Mil transplantes en 30 años, es una coincidencia interesante. ¿Se lo habría imaginado?
- No. Jamás lo imaginamos. Si cuando hicimos el primero en 1976 me hubieran dicho que se iba a dar esta situación, yo hubiera pensado que era imposible… Una utopía, porque en esa época las casuísticas mayores a nivel mundial entregaban índices de 100 o 150 transplantes. En Chile se habían hecho sólo unos 20 trasplantes y pensar en 1000 era casi una locura.
- En estas tres décadas, ¿cuáles han sido para usted los hitos más importantes?
- Siempre me he preocupado más de la parte técnica y quirúrgica, y en ese ámbito hay muchos hitos importantes que se fueron dando gracias a estadías que realizamos en centros de primer nivel en Brasil, en Bélgica, más precisamente en la Universidad de Lovaina y en el Guy Hospital de Londres. Así fuimos incorporando distintas tecnologías y adelantos, haciendo algunos cambios y viendo los progresos. Ahora, los otros problemas del trasplante, son los que dicen relación con el ámbito inmunológico, y el más vigente en la actualidad es la escasez de órganos.
- ¿Cómo piensa usted que es posible mejorar la procura de órganos en Chile?
- Creo que es fundamental continuar desarrollando un trabajo que tiene que ver con la cultura de las personas. Es necesario que la gente tome conciencia de que sin donantes no hay trasplante. Si preguntamos a la población si está de acuerdo con los transplantes, el 100 por ciento de las personas van a decir que sí. Sin embargo, cuando consultamos “¿usted sería donante?”, la respuesta afirmativa llega solamente al 50 por ciento. Esto nos muestra que si bien se ha progresado mucho, aún no hay una conciencia real en la población de lo gravitante que es esto. Cabe señalar que se trata de un problema que existe en gran parte del mundo. En la mayoría de los países las listas de espera crecen cada vez más y la donación aumenta muy poco o simplemente está estancada.
- ¿Cuáles serían entonces los desafíos a futuro?
- Justamente aumentar el procuramiento de órganos para transplantes. También aún quedan por solucionar bastantes problemas de orden inmunológico, donde es necesario aprender más sobre las nuevas drogas y su manejo.
- ¿Qué le diría usted a los profesionales que se están integrando a esta área de la medicina?
- Hay que partir señalando que actualmente la parte técnica de los trasplantes renales está bastante estipulada y no hay muchos cambios más que hacer. Recordemos que cuando nosotros comenzamos a realizar trasplantes se aceptaba como pérdida por razones quirúrgicas un 10 por ciento de las intervenciones. Hoy, en cambio, es muy raro que se pierda más del uno o el dos por ciento. Entonces, aunque no hay mucho más que hacer en lo técnico, si se puede avanzar mejorando el manejo de la parte inmunológica. Así nos encontramos con que las personas se pueden dedicar al campo quirúrgico o al ámbito clínico, y en éste último es necesario contar con una muy buena formación inmunológica. También es posible abocarse al ámbito administrativo, para trabajar diseñando políticas orientadas a conseguir un aumento en la procura de órganos, eso es fundamental.
