Dr. Rafael Rondanelli
Una década al frente del Hospital San Juan de Dios
Como becado de la especialidad de Medicina Interna, hace 25 años el doctor Rafael Rondanelli asistió a su primer día de trabajo en el Hospital San Juan de Dios y está cumpliendo 10 años como director de ese centro asistencial, que recibe pacientes del sector occidente de la Región Metropolitana.
En el marco de estos dos importantes aniversarios, el médico reflexionó sobre su vocación profesional y diversos hitos que le ha tocado vivir en el establecimiento hospitalario más antiguo de Chile.
Rafael Rondanelli nació en 1956 en Concepción en el seno de una familia católica y cursó sus estudios primarios en un colegio de la Masonería, donde aprendió valores como el respeto por la diversidad de culto y pensamiento. Ya desde pequeño se sintió muy atraído por la literatura y las ciencias, por lo que decidió estudiar la carrera de Medicina. “Encontré que allí existía un vínculo importante entre el mundo científico y el interés por las personas”, recuerda.
No fue fácil, pero sus padres se esforzaron para dar una buena formación a sus cinco hijos. “Él provenía de una familia muy humilde y entró a trabajar como obrero a la Compañía de Aceros del Pacífico en la planta de Huachipato y fue superándose hasta jubilar cuando ya era ejecutivo de la empresa. Ese espíritu de superación influyó mucho en mí”, añade.
Estudió Medicina en la Universidad de Concepción, titulándose en 1980 con el claro objetivo de convertirse en cardiólogo, por lo que decidió postular a una beca en Medicina Interna, obteniendo un cupo en el Programa de Especialidades de la Universidad de Chile en el Hospital San Juan de Dios. “Ingresé el 2 de mayo de 1981 y en aquella época me recibió el doctor Esteban Parrochia, con quien establecí un vínculo que me marcó bastante por motivos tales como su capacidad de estudiar y transmitir pensamiento a través de la escritura de una forma extraordinaria y, desde un primer momento, también me llamó mucho la atención cómo él inculcaba el respecto hacia los pacientes. Aunque a lo largo de los años hemos tenido algunas diferencias en cuanto a las visiones sobre este hospital, es una persona que admiro muchísimo”, enfatiza el doctor Rondanelli.
Mientras cursaba la beca y le tocó pasar por el área de Cardiología del hospital, donde reforzó su interés por esa especialidad. “Allí fui influenciado muy favorablemente por el doctor Carlos Miquel”, recuerda. De hecho, tras egresar de su ciclo formativo continuó trabajando en esa unidad de forma ad honorem en horario parcial y desempeñándose en otras instituciones para sostener a su familia.
Aprendiendo el mundo
En 1984 el doctor Rafael Rondanelli postuló a una beca del gobierno francés y, tras superar sus capacidades franco parlantes, ingresó a trabajar durante un año en el Servicio de Cardiología del Hospital Bichat de París. Allí nuevamente se sintió influenciado por el profesionalismo y la exigencia del profesor René Gourgon.
“Para mejorar mi francés, además del estudio que realicé en el centro de cultura Georges Pompidou, fue el propio doctor Gourgon quien me aconsejó comprar un televisor y ver las noticias. Era una época en que, por motivos políticos, los medios de comunicación tenían grandes restricciones en Chile, entonces, al ver los informativos franceses se me abrió el mundo, tanto sobre la situación de mi país, como sobre la realidad de otras naciones”, recuerda el profesional.
Dice que de esa experiencia le quedó marcada la importancia que se le daba a los derechos. “Era algo que estaba presente en el metro, en las calles, en el hospital, en todas partes. Evidentemente ese país no es un paraíso y también tiene problemas, pero para mi familia y para mí fue un año espectacular. Desde el punto de vista profesional, adquirí conocimientos en cardiología y en hemodinamia, porque en París me dediqué principalmente a la cardiología invasiva, motivo por el cual a mi regreso me incorporé al equipo de hemodinamia del Hospital San Juan de Dios”.
Posteriormente, el doctor Rondanelli trabajó a la Unidad de Cuidados Intermedios y, más tarde, a la Unidad de Cuidados Intensivos de ese establecimiento. “A fines de los ’80 formé parte de la directiva capitular de los médicos del hospital, en representación del Colegio Médico. Después fui elegido consejero regional y, luego, consejero nacional de ese organismo”, señala.
Tras el regreso de la democracia, en 1992 el médico tuvo la oportunidad de volver a París enviado por el Ministerio de Salud de Chile, para efectuar un informe sobre el Sistema de Atención Médica de Urgencias (SAMU) de Francia. “Junto a la visión de otros profesionales, mi trabajo fue utilizado para implementar la iniciativa en nuestro país”, cuenta. Un año más tarde el Hospital San Juan de Dios compró un moderno cineangiógrafo, por lo que el médico regresó al Hospital Bichat para adquirir mayor competencia en angioplastía coronaria.
Hitos y desafíos
Sucediendo al doctor Carlos Pedraza, en marzo de 1996 el doctor Rafael Rondanelli asumió el cargo de director del Hospital San Juan de Dios, lo que le significó poner una pausa a la línea de desarrollo profesional que había venido realizando.
Para el médico, los principales hitos del establecimiento en esta última década tienen directa relación con el trabajo en equipo que se lleva a cabo en ese centro de salud. “Estoy agradecido de los diversos equipos con los que he tenido que trabajar, tanto clínicos como administrativos. En este sentido, creo que una de las cosas más valiosas que hemos logrado es un ordenamiento del hospital a nivel clínico, administrativo y financiero. También ha sido importante la construcción del Centro de Diagnóstico Dr. Rodolfo Armas Cruz, que abrió sus puertas en el año 2002. Otro hito es el modelo de funcionamiento unificado entre la torre hospitalaria y el Centro de Diagnóstico, fórmula que incluso ha sido imitada por otros establecimientos. También hay que aclarar que éste fue el último centro de diagnóstico y tratamiento (CDT) que se construyó en la Región Metropolitana, por lo que tuvimos la oportunidad de ver los aciertos y errores que se habían cometido en otros CDT”, detalla, explicando que el modelo ha permitido facilitar la gestión del complejo en su conjunto, sin interferirla.
Otro hecho que destaca el profesional es el traslado de la ex Posta 3 como unidad de emergencia al edificio del CDT del Hospital San Juan de Dios, lo que significó un proceso largo y planificado. “Por último, ha sido muy relevante la preparación para ser un establecimiento autogestionado en red, objetivo en que fracasamos durante 2005. Pese a que fuimos considerados como hospital piloto y teníamos avanzados muchos requisitos, no alcanzamos el puntaje mínimo necesario y este es un tema en el cual hemos continuado trabajando arduamente, para alcanzar los requerimientos de la auditoria ministerial que se llevará a cabo durante 2006”, explica.
Además de este desafío, el doctor Rondanelli explica que a futuro el hospital debe consolidar y mantener los avances que se han estado implementando en áreas como el mejoramiento de la gestión clínica, financiera y administrativa, así como ser capaz de responder frente a los 15 nuevos problemas de salud que se incorporan este año al Plan Auge. “También debemos preocuparnos de la normalización de la torre hospitalaria, un edificio inaugurado en 1954 y cuyas redes -de alcantarillado, oxígeno, teléfono, informática y energía- están presentando un mal funcionamiento, tema que ya hemos hecho presente al ministerio”.
Con respecto a la labor docente asistencial del Hospital San Juan de Dios, junto con destacar su antigüedad y su vinculación con la historia de la salud pública chilena, el médico explica que el establecimiento tiene un convenio preferente con la Universidad de Chile en materia de educación médica. En este ámbito, el profesional guarda muy buenos recuerdos de la época en que fue monitor de alumnos de Medicina, tarea en la que trataba de enseñar a los alumnos la importancia de brindar un trato bueno y respetuoso a los pacientes.
“Quiero señalar que no todo ha sido bueno en mi labor en la dirección del hospital. No todo ha sido exitoso, hemos tenido problemas y, en lo personal, he cometido errores, me he equivocado, como cualquier ser humano, y hay desafíos que no hemos podido cumplir. Por ejemplo, creo que no hemos sido capaces de convencer apropiadamente a las autoridades sobre la necesidad de contar con mayores recursos para este establecimiento”, aclara.
El doctor Rafael Rondanelli dice que es un hombre de fe, que Dios siempre lo ha acompañado y que es un hombre de relaciones largas. Es así como, además de sus aniversarios profesionales, está cumpliendo 25 años de matrimonio con su mujer, la pediatra Olivia Salas, con quien tiene tres hijos. “Soy una persona de vínculos prolongados”, concluye.
Por Paloma Baytelman
