Dr. Aníbal Espinoza:
"La medicina me ha llenado el espíritu"
Han pasado más de 50 años desde que el doctor Aníbal Espinoza recibió su título de médico cirujano en la Universidad de Chile. Hoy es uno de los profesionales que se desempeñan en el Hospital del Salvador, un lugar cargado de historia donde ha volcado su experiencia casi por dos décadas para asistir a los pacientes que llegan a atenderse al Servicio de Urología del establecimiento.
Tras finalizar sus estudios de pregrado en 1954, el doctor Espinoza regresó a San Felipe, su ciudad natal por algunos años y decidió especializarse en urología por ser un área quirúrgica donde observaba un campo con gran potencial de avance.
Con la fuerza que imponen los desafíos, a mediados de los años ’60 el especialista partió a Valdivia, ciudad donde se estaba desarrollando un trabajo muy interesante tanto en el ámbito hospitalario, como en el quehacer académico, ya que se estaba formando la carrera de Medicina de la Universidad Austral, recuerda.
En un comienzo dictó cátedras para alumnas de enfermería y, a medida que fue tomando forma la malla curricular de Medicina, se integró dictando clases de semiología en su área de especialidad. “Fue muy motivante formar parte del desarrollo de un programa académico que se estaba iniciando. Como la mayoría de las cosas eran nuevas, lo que uno no impulsaba simplemente no se hacía, por lo estábamos permanentemente haciendo cosas, desarrollando iniciativas”.
- ¿Cuál era su tarea en ese escenario?
- Lo importante de las cátedras de semiología, era instruir a los alumnos de tal forma que fueran capaces de reconocer los síntomas de las enfermedades que afectaban a los pacientes en diversos aspectos. Algunos colegas les enseñaban lo que tenía que ver con medicina interna o cirugía y, en mi caso, con urología. Pero lo más interesante, sin duda, era la posibilidad de participar en el desarrollo del currículum universitario.
- Tras su regreso a Santiago a mediados de los 70 usted durante muchos años formó parte del equipo médico del Hospital San Juan de Dios ¿Cómo se produjo su llegada al Hospital del Salvador?
- Yo trabajé en el San Juan hasta 1986, año en que jubilé tras cumplir 30 años de servicio. Pero sentí que no sólo debía quedarme con la práctica privada de la profesión, sino que era muy importante seguir vinculado con otros especialistas, con la casuística que impone cotidianamente un hospital.
- ¿Y cómo concretó ese anhelo?
- Antes de jubilar había conseguido unas horas en Capredena (institución que atendía a personas jubiladas de las Fuerzas Armadas y que después amplió sus convenios a otras instituciones). Asimismo, en 1988 decidí venir al Hospital del Salvador a hablar con el doctor Fernando Hidalgo, jefe del Servicio de Urología del establecimiento.
- ¿Cuál es el valor que tiene para usted el intercambio científico docente?
- Es algo muy importante, porque con el campo cada vez más grande de información que recibe el médico a través de libros, de revista e incluso de Internet, en algunas ocasiones uno no sabe qué es lo más valioso, a menos que tenga la oportunidad de discutir sobre estas materias con colegas. A través de este intercambio y gracias al universo de pacientes que atiende un hospital uno puede saber cuáles son las patologías más frecuentes y cuáles son las áreas y avances que importantes de estudiar. Es fundamental conversar, discutir temas o escuchar a especialistas en las diversas materias.
- Con todos estos avances y a partir de su vasta experiencia ¿qué destacaría en cuanto a los cambios de las últimas décadas en el campo de la urología y la cirugía urológica?
- Cuando comencé a ejercer como especialista pude ver lo poco quirúrgica que era la urología. Los urólogos estaban muy circunscritos a ver el riñón, la vejiga y la uretra, pero no se atrevían a entrar al peritoneo. Más adelante, los médicos jóvenes comenzaron a realizar primero una especialidad de cirugía y después en urología, lo que les permitió tener mayor capacidad y más herramientas para realizar cirugías dentro del peritoneo o a través de éste, sin cargar con grandes temores. Eso impactó bastante, pues permitió ampliar el campo quirúrgico de la especialidad, en procedimientos relacionados con tumores renales, operando el riñón, evitando muchas veces la extracción completa de este órgano, si es que sólo se podía extirpar un tumor.
- Avances sin duda trascendentales…
- Sí, es un área que ha progresado muchísimo. Cuando comencé en la especialidad solamente existía la pielografía y después comenzaron a aparecer avances como las ecografías, que además de disminuir los índices de radiación en los pacientes, podían entregar imágenes de muchas áreas como los riñones, la vejiga, la próstata. Después fue el turno de las ecografías transrectales, que permiten ver mucho mejor la próstata que cuando los exámenes se hacían a través de la vejiga, así como medir y estudiar si existen zonas alteradas, y las biopsias se pueden hacer viendo de dónde se va a sacar la muestra. Después apareció el escáner, la cirugía endoscópica -sin considerar la cistoscopía, que es muy antigua- que permite entrar por la pared abdominal al riñón para sacar un calculo. A todo ello se ha sumado la cirugía laparoscópica, en que al paciente se le hacen pequeñas perforaciones en el abdomen y se llega al órgano a través de instrumental electrónico y no en forma directa.
- Con toda esta experiencia ¿cuál es el énfasis que intenta trasmitir cuando guía becados de la especialidad?
- Además de trasmitirles los conocimientos necesarios para que puedan llegar a un diagnóstico correcto, ya sea a través de interrogatorios o con exámenes físicos, es fundamental enseñarles la importancia de desarrollar una buena relación médico paciente, para que se genere una empatía.
- Además de su quehacer médico, en el último tiempo usted se ha transformado en un constante colaborador de la sección Ciencia y Medicina de SAVALnet, con revisiones de artículos de gran importancia de revistas médico-científicas de alto impacto. ¿De dónde surge este permanente interés por la contingencia en otras áreas que van más allá de lo puramente urológico?
- Siempre me ha interesado mantenerme al tanto de los problemas o enfermedades que están preocupando a la comunidad científica internacional. Por eso, he realizado esta actividad pensando también en facilitar las lecturas de los colegas en otros temas menos específicos que la urología, pero mucho más contingentes, como la gripe aviar, nuevos métodos de investigación en cáncer o el VIH.
- Y en urología ¿Qué tema cree que ha traspasado el área de la especialidad y que reviste interés para colegas de otras áreas?
- Los temas de interés más general pasan por tópicos como el descubrimiento del antígeno prostático, así como también si se es estudian otros marcadores para diagnosticar en forma más simple el cáncer de próstata. En esta y otras áreas, lo que me interesa es trasmitir un las cosas interesantes que leo y lo hago a través de resúmenes de artículos con los que colaboro en SAVALnet.
- Usted está cumpliendo 52 años como médico. ¿Si tuviera que decidir nuevamente su vida, tomaría los mismos caminos?
- Sí, pues profesionalmente el ejercicio de la medicina me ha llenado el espíritu.
