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03 Octubre 2005

Dr. Owen Korn:

“La vida ofrece las posibilidades que uno quiera tomar”

“Los que me conocen como profesional piensan que soy muy serio”, dice el doctor Owen Korn, y en efecto es así. Pero muchos no saben que están frente a un hombre que ante todo es multifacético y se ha vinculado a variados proyectos, muchos de los cuales ha logrado abordar de forma integrada con su quehacer médico.

Teatro, pintura, cuentos, organización de actividades culturales y un programa de radio, forman parte de la otra cara del currículum de este cirujano digestivo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

Tras egresar del Instituto Sagrado Corazón de San Bernardo, Owen Korn estudió Medicina en el Campus Norte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile a mediados de los ’70, época en la que participó activamente en diversas iniciativas culturales, como la tradicional obra de teatro “Quiebrespejos y otros sueños”.

“Era una época en que reinaba un ambiente bastante coercitivo. Fue precisamente eso lo que permitió que se desarrollaran otras cosas como una manera de buscar formas de expresión. Había una vida universitaria muy activa, con festivales de música y teatro”, cuenta el cirujano.

Después de que Marco Antonio de la Parra y los demás integrantes del elenco original de la obra egresaron de la universidad la pieza dejó de presentarse por dos años hasta que, a fines de esa década, un grupo de estudiantes decidió volver a montarla. Fue entonces que Owen Korn participó en el Quiebrespejos, creación teatral que continuó presentándose ininterrumpidamente todos los años, constituyendo una tradición de los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

“En una oportunidad fui a examinar a una paciente que debía ser operada. Cuando me vio por primera vez, me dijo: usted doctor trabajó en el Quiebrespejos. Ninguno de los integrantes del equipo que la estaba tratando conocía la obra y ella se acordaba porque había estudiado por muy poco tiempo medicina 15 años antes y en esa época había visto el Quiebrespejos. Después de todo ese tiempo ella todavía se acordaba y me reconoció, fue muy emocionante”, cuenta.

Además de esta obra, mientras estudiaba Medicina el doctor Korn participó en otros montajes. “Existía una agrupación que se llamaba ACU, Agrupación Cultural Universitaria, que organizaba varios festivales durante el año generando un movimiento muy interesante, con jurados de gran trayectoria como Héctor Noguera, Nissim Sharim y Gustavo Meza. Yo participé varias veces con obras como ¡PSST! o El cuento del tío, pieza que ganó uno de esos festivales. Era bien especial, involucrábamos al público haciendo que los espectadores leyeran cosas y al final quedaban todos amarrados, porque hacíamos caer una red gigante sobre ellos. Una experiencia bastante sugerente y una crítica velada que algunos podían entender. Era muy improvisada y a veces duraba una hora, a veces hora y media, dependiendo de si lográbamos bajar la red rápidamente o nos demorábamos. Además, no terminaba cuando terminaba, porque la gente tenía que desamarrarse”, ríe.

Producto de los conflictos de la época, el teatro universitario perdió fuerza en los ’80 y el doctor Korn estaba dedicado por completo a su beca de especialización en cirugía en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, tras lo cual trabajó como cirujano en el Hospital de Saladillo (Los Andes) de la división minera Andina de Codelco y, posteriormente, en el Hospital Paula Jara Quemada, actual San Borja Arriarán. “A fines de esa década el Colegio Médico comenzó a organizar un festival de teatro y con el doctor Selim Abara hicimos una obra que se llamaba Confesiones en un basural, con la que ganamos una de las versiones del certamen. Esa fue la base para El Acróbata, otra obra que realizamos en 1991”, señala el médico.

“El Acróbata” puso al doctor Korn por primera vez frente a la oportunidad de hacer teatro en forma profesional. “Era un proyecto grande, que se materializó con la ayuda de Gustavo Meza, quien nos ofreció una sala y una directora, Ingrid Leyton. Fue una experiencia curiosa y complicada tanto para ella, como para nosotros, principalmente porque nos puso frente a la rigurosidad que significan los ensayos. Nuestra experiencia era mucho más informal. La presentamos durante un mes y nos fu bien, aunque nos dimos cuenta de que nos faltó darle mayor difusión”, reconoce.

Aunque en algún momento pensó en formarse como cirujano vascular, descubrió que le apasionaba mucho más el área de la cirugía digestiva y, a mediados de los ’90, este interés lo llevó a viajar a Alemania, donde gracias a una beca de investigación de la Fundación Alexander von Humboldt, trabajó desarrollando investigaciones en el campo de la fisiología y la anatomía gastroesofágicael, en el Hospital Rechts der Isar, dependiente de la Universidad Técnica de München.

A su regreso en 1995 se integró definitivamente como parte del Departamento de Cirugía del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, establecimiento donde además de su trabajo como cirujano digestivo y su quehacer académico, impulsó el proyecto “Hospital Entretenido”.

Cambio a partir de la experiencia

Durante su estadía en Alemania el doctor Owen Korn tuvo la posibilidad de ver como en el Hospital Clínico de la Universidad Técnica de München se desarrollaban distintas actividades culturales para hacer más llevadera la experiencia de los pacientes en el centro de salud. “Por ejemplo, había una secretaria que viajaba mucho y, a su regreso, dictaba una charla sobre su experiencia en los lugares que había conocido. Después, en 1998, tuve que operarme de una lesión discal, por lo que estuve tres días hospitalizado y me aburrí muchísimo. En las mañanas hay movimiento, pero en las tardes los hospitales mueren. Entonces surgió la idea de hacer algo para entretener a la gente, lo que tuvo muy buena acogida por parte de la dirección del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y, además, contamos con la ayuda de las personas que forman parte del equipo de comunicaciones del establecimiento”, aclara.

Para concretar la idea, el médico explica que decidieron aprovechar los recursos que posee la universidad. “Por ejemplo, trajimos estudiantes de la Facultad de Música para que vinieran a tocar así como obras de teatro y, luego de solucionar algunos problemas logísticos, comenzamos a desarrollar actividades todas las semanas en un auditorio donde podían asistir los pacientes junto a sus familiares. Allí nos coordinábamos para que hubiese un médico y estuviera todo vigilado. También hicimos una actividad para el cambio del milenio, porque esa noche había bastante gente en el hospital. Nuestra idea era repartir champaña, pero no nos aceptaron la iniciativa – ríe-, por lo que se celebró con jugos y bebida la llegada del nuevo año”.

Aunque el doctor Korn ya no participa activamente, el proyecto se ha mantenido en el tiempo, considerando incluso actividades para niños, como mimos, payasos y magos. Ahora se están evaluando nuevas ideas, entre las que se cuenta la implementación de una biblioteca móvil, como la que existe en el Hospital San Borja Arriarán, o hacer funciones de cine por las tardes.

El cirujano dice que si bien a los pacientes les gusta la iniciativa, la primera reacción es de desconcierto. “Piensan que a los hospitales vienen a pasarlo mal, porque a excepción de la maternidad, en el resto de las unidades estos centros suelen ser tristes y desesperanzadores. Entonces, este tipo de actividades los remueve y los saca un poco de su malestar, cosa que para los niños es fundamental”.

Con “Hospital Entretenido”, el doctor Korn aclara que no pretenden homologar la iniciativa de Patch Adams, “porque este no es un programa terapéutico, sino que solamente queremos hacer más llevadero la estadía de los pacientes, utilizando los recursos que tenemos cerca, por lo que se puede replicar en cualquier parte de Chile”.

De colores y letras

El doctor Owen Korn siempre había dibujado y lo hacía bastante bien. “Esto me ha servido en lo profesional, porque soy el que hago los dibujos técnicos en los artículos científicos y me he hecho conocido por eso”, cuenta.

Pero lo suyo no era el campo del color, hasta que durante un verano conoció a la acuarelista Eva Holz. “Me acerqué a mirar como trabajaba y vi que era muy entretenido. Todos los que estábamos ahí nos interesamos y ella improvisó una especie de taller. Después me gustó tanto que compré varios libros sobre acuarela y me autoformé. Aunque no lo hago regularmente, he expuesto algunas de mis obras en muestras pictóricas de médicos”, señala.

Aunque reconoce que no es un gran lector, a la lista de variados intereses el doctor Korn se suma la literatura, área que ha abordado escribiendo algunos cuentos. “Así como me acerque al acuarela, también descubrí que puedo escribir. Me gustaría hacerlo mejor, pero me cuesta”. Pese a su modestia en este ámbito, una de sus obras le significó ganar un concurso del Colegio Médico de Chile, cuyo premio era un viaje a Buenos Aires.

Días de radio

Desde mayo de 2005, junto al periodista Marco Espíldora el doctor Owen Korn conduce el programa radial “Segunda Opinión”, que se trasmite todos los jueves por la mañana en la Radio de la Universidad de Chile, en la frecuencia 102.5 del dial FM.

Se trata de un diagnóstico semanal de hechos, casos y cosas de la medicina, la ciencia y la salud. Con este objetivo los conductores conversan con diversos especialistas, autoridades, líderes de opinión y personajes de variadas disciplinas, a lo que se suma la participación de la audiencia.

Temas como el manejo del estrés, la ley del tabaco, el boom de la cirugía plástica y la contaminación ambiental, conviven en la parrilla de contenidos, además de curiosidades, anécdotas y datos históricos de la medicina.

El doctor Owen Korn explica que así como el teatro le sirvió para demostrase a sí mismo que podía hacer otras cosas más allá de su quehacer profesional, además le permitió ser conocido por sus pares, lo que también lo llevó a conducir este programa, cuya iniciativa surgió en el Departamento de Comunicaciones del Hospital Clínico Universidad de Chile. “Yo no tenía experiencia radial previa, pero como sabían de mi participación en obras de teatro se les ocurrió que podría formar parte del proyecto, porque podía comunicar”.

Aunque partió con algún grado de inseguridad, el doctor Korn fue soltándose con el paso de las semanas, hasta sentirse cómodo en este espacio que busca conversar sobre temas médicos de forma coloquial. “Mi rol es ser una especie de intérprete y traducir el lenguaje técnico de mis colegas para que sus mensajes sean comprendidos por todas las personas. Los invitados han ido variando y hemos contado incluso con la participación de los creadores de 31 Minutos”, cuenta.

Asimismo, “Segunda Opinión” ha reunido en un locutorio a un infectólogo y a un aventurero francés, para hablar de medicina del viajero; a un gastroenterólogo y un chef, para dialogar sobre un 18 saludable; al ministro de Salud y el presidente de las isapres, en el marco del lanzamiento del Auge; como también contó con un mensaje del Presidente Ricardo Lagos, quien en el Día de la Solidaridad se refirió en el programa radial a la importancia de la donación de órganos.

El cirujano aclara que no se trata de un consultorio con preguntas de los auditores y respuestas de los especialistas, sino de un espacio de conversación, orientado a la educación en salud, donde Marco Espíldora contribuye con la cuota de actualidad y ritmo periodístico. “Ha sido curioso adaptarse al mundo de la radio siguiendo las reglas del locutorio. Como por ejemplo, la sobremesa que se produce cuando estamos fuera del aire y, de pronto, se levanta una mano, se prende una luz y todo el mundo se calla, sea lo que sea que esté pasando. A mi me produce temor y un gran respeto esto de estar hablando al oído de las personas, porque la radio tiene la característica de la inmediatez: todo lo que usted diga ya salió, no hay vuelta atrás, incluso queda registrado. Eso me preocupaba mucho al principio, ahora ya estoy un poco más relajado, pero en un comienzo me cuidaba mucho de lo que iba a decir. A eso se suma lo interesante que resulta el hecho de que la radio se ha revalorizado y cada vez hay más interés por los espacios de conversación. Es un medio que está cada día más vivo”, acota.

Al consultarle por la diversidad de actividades que desarrolla, el doctor Korn dice que hay tiempo para todo, y si no existe “hay que hacerse el tiempo. Todos tienen una gracia, el problema es que no se animan a darle curso. Si hay alguien que le gusta la música, debería tocar algún instrumento semiprofesionalmente, no tiene para qué dedicarse por completo a ello. La vida ofrece las posibilidades que uno quiera tomar. Además, en la actualidad hay más oportunidades.

En un mundo donde casi todo se comercializa, para el doctor Korn hay ciertas cosas que no se pueden comprar, pues no tienen precio: “como que alguien te felicite por un cuadro que hiciste, el aplauso del público al finalizar la función de una obra o la paciente que me miró y dijo: yo lo vi en el Quiebrespejos. Son cosas que dejan huellas en la vida de las personas y creo que eso es más que suficiente”.




Por Paloma Baytelman

Mundo Médico

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