Dr. Claudio Navarrete
“Los caballos son muy buenos amigos”
En su calidad de presidente de la Sociedad Chilena de Gastroenterología y como destacado cirujano digestivo, el doctor Claudio Navarrete está participando en un congreso muy importante fuera de Chile. Sube al podio y conecta su computador portátil al proyector para dar inicio a una charla en la que abordará un ámbito de su especialidad.
Lo primero que ven los asistentes sobre el gran telón es la foto de un caballo árabe, se trata de Atatürk. En ese momento, el médico explica a sus sorprendidos oyentes que practica enduro, un deporte ecuestre de carreras de larga duración donde el que gana no es el que llega primero, sino quien logra que su caballo se recupere más rápidamente.
Aunque con este preámbulo el doctor Navarrete logra captar la completa atención de los participantes de una forma muy eficaz, lo suyo no es un discurso efectista, es una verdad y, más aún, para el médico constituye una especie de terapia que lo hace tan feliz como su trabajo quirúrgico.
De padre a hijo
Claudio Navarrete nació en Los Ángeles, VIII Región, y vivió en el campo hasta los 10 años. Sergio, su padre, era un veterinario a quien le gustaban mucho los caballos de carrera y heredó esta pasión a su hijo. “Según mi papá yo andaba a caballo incluso antes de caminar. De hecho, cuando terminé el colegio yo también quería ser veterinario, pero él me convenció de que estudiara medicina diciéndome que era más importante curar a los humanos que sanar animales”, recuerda el cirujano.
Aunque siempre mantuvo su interés por el mundo rural y los deportes ecuestres recién conoció el enduro el año 2001 a través su amigo el ginecólogo Hans Buckel. “Al igual que yo él tiene una consulta en la Clínica Santa María. Un día tomamos un café juntos y nos pusimos a conversar. Por esas cosas de la vida, cuando a dos personas les gustan los caballos no pasan más de cinco minutos cuando, sin planearlo, ya están hablando sobre eso. Él me contó que practicaba enduro, deporte que yo no conocía pero que me pareció interesante. Dos fines de semana después había una carrera y él se ofreció a prestarme caballo, montura y todo lo que fuera necesario. Me dijo: anda, mira y ve si tu gusta o no”.
En esa, su primera carrera, participaron cerca de 80 caballos y el doctor Navarrete obtuvo el quinto lugar. “Siempre he pensado que todos se pusieron de acuerdo para dejarme llegar en esa posición, con el objetivo de que me entusiasmara”, dice riendo.
Y no sólo le pareció interesante, sino que le gustó tanto que al poco tiempo le pidió al doctor Buckel que lo acompañara a un criadero de caballos árabes para comprar uno. “Actualmente tiene seis años y se llama Atatürk, en honor a un militar y estadista turco. Atatürk fue el fundador y primer presidente de la República de Turquía. Él cambió el destino de su país modernizando el sistema legal y el sistema educativo y promovió la adopción de aspectos culturales occidentales, como el hecho de permitir que las mujeres tuvieran derecho a voto”, dice.
- En un principio ¿qué fue lo que más le gustó de las carreras de enduro?
- Encontré que era un deporte lindo, además habitualmente se practica con caballos árabes que son muy bellos. Son carreras largas que pueden durar dos, cuatro, seis u ocho horas, de tal manera que eso también lo hace muy interesante. Generalmente se practica en lugares que están fuera de Santiago, hacia la cordillera o hacia el mar, por lo que es un día de campo, de paseo y de naturaleza. El hecho de que sean tantas horas también es entretenido, porque en otras disciplinas como la equitación uno salta dos minutos y, si le va bien y pasa a la siguiente ronda, puede saltar dos minutos más y se acabó. Lo simpático del enduro es que a veces se juntan más de 200 participantes. Esos días todo el mundo conversa de caballos, incluso podría decirte que uno termina conociendo mucho más el nombre de los caballos que el de los jinetes. Así hay mucha gente que conoce a Atatürk y no tiene idea quién soy yo.
La fuerza de Atatürk
El doctor Navarrete considera que esta es una disciplina bastante ecológica. “Ecológica en el sentido de que se cuida a los caballos. Pese a que son carreras largas de bastantes kilómetros o de varias horas, el que gana la carrera no siempre es el primero que cruza la meta, sino el primero cuyo caballo se recupera. Eso se prueba midiendo la frecuencia cardiaca. Por ejemplo, en la serie que yo corro tiene que bajar de 56. Es decir si uno corre, corre, corre y llega primero, pero el caballo del que llega cuarto se recupera antes, ese gana. Hay un chequeo veterinario y sólo entonces termina la carrera. Por lo tanto es muy importante tener al caballo bien entrenado y no matarlo corriendo, sino que ir a un ritmo adecuado para que atraviese la meta y se recupere rápidamente. Además de bajar las pulsaciones, el caballo no debe estar cojo ni herido, es decir que debe llegar en buenas condiciones y eso me gusta mucho del enduro. Además, como son carreras largas, se establece una relación bonita con el caballo. Por ejemplo a Atatürk yo le voy hablando toda la carrera”, señala.
- ¿Le cuenta sobre los problemas de la consulta?
- No (ríe). Le hablo sobre cosas de la carrera, le digo que vamos bien y cuando se asusta le digo que siga tranquilo.
- ¿Cuáles son las características de este tipo de caballos?
- Los caballos de enduro son muy atléticos y tienen que estar muy bien entrenados, porque se enfrentan a carreras largas que a veces superan las seis horas. Para eso tienen un plan de entrenamiento y hay varias personas que se preocupan de eso. El mío es un caballo bien especial, porque es un potro entero lo que lo hace ser aún más energético y eso me gusta. Yo nunca he manejado un Porsche, pero me imagino que andar en este caballo es como manejar uno de esos autos. Es pura energía. Las carreras enduro son a campo traviesa, es decir que hay que saltar, atravesar ríos y hacer muchas cosas bastante adrenalínicas. Por ejemplo, cuando hay que atravesar un río por lo general los caballos paran y huelen primero, en cambio Atatürk llega y se mete no más. A veces salgo yo nadando atrás (ríe), pero de todas formas es muy rico.
- Debe ser bastante duro para estos animales…
- Los caballos árabes se caracterizan por tener mucha resistencia, esto es porque genéticamente están hechos para el desierto, entonces aguantan mucho más y por eso se usan para estas carreras largas. El 80 por ciento de los caballos que compiten son árabes y el resto son árabes con otras razas, como los anglo árabes, que también son buenos caballos. Además los caballos árabes son bonitos y muy inteligentes, en el sentido de que aprenden rápido y son dóciles a pesar de ser energéticos. Por ejemplo, si yo entro al corral donde está mi caballo él se acerca de inmediato, si yo camino él camina detrás de mí. El otro día fui a verlo -hace varios días que no iba- y le estaba haciendo cariño. De repente me di vuelta para hablar con el cuidador y Atatürk me agarró con sus dientes. Me mordió la chaqueta por la espalda para que no me fuera. De hecho me tuve que sacar la chaqueta para seguir haciéndole cariño y ahí recién la soltó. Los caballos son muy buenos amigos.
- Parece que Atatürk le ha dado grandes satisfacciones?
- Sí. La Asociación Chilena de Enduro Ecuestre tiene un ranking nacional y hay carreras oficiales el primer sábado de cada mes. Hace dos años pude correr más y me fue muy bien. Salí segundo del ranking nacional en mi categoría y estoy seguro de que obtuve esa posición porque yo era el jinete, porque creo que si el caballo hubiera corrido solo hubiese llegado primero. Atatürk es realmente bueno, así que no es mérito mío sino de él.
- Así como el caballo requiere de un entrenamiento especial, ¿cómo se prepara usted para estos desafíos?
- Ese es un problema serio (ríe). A veces logro prepararme. Trato de andar a caballo todos los fines de semana, pero de repente sucede que tengo viajes o pacientes complejos y pasan tres semanas en que no ando a caballo y después tengo una carrera enduro y me tienen que bajar del caballo. Como las carreras son los sábados, resulta que el domingo uno anda bien y, por algún motivo fisiológico, después de 48 horas es cuando viene el golpe. Una de las primeras veces que me pasó desperté en la noche y pensé que tenía un neumotórax porque me costaba respirar. Entonces me senté en la cama y me di cuenta de que en realidad me dolía todo, entonces me acordé de que era por una carrera de enduro. Pero eso fue al principio, ahora uno generalmente mantiene un buen training y ya no es tan terrible. Igual duele un poco y es algo masoquista, pero de todas formas es rico andar medio adolorido porque uno se acuerda de lo bien que lo pasó en la carrera.
Deporte y recreación
Quienes practican enduro están divididos en varias categorías, según la cantidad de horas o kilómetros que corren. “Están los Expertos que hacen tramos más largos, son caballos mayores con jinetes muy fanáticos del tema; los Cazadores; Cazadores Junior; Safari, que es mi categoría; Safari Junior y Promocional. Yo he corrido carreras de tres y cuatro horas, y ahora que el caballo es mayor puedo correr distancias más largas”, cuenta el médico.
- Aparte de las carreras ¿dónde practica enduro?
- Yo vivo fuera de Santiago, en Colina, y tengo mi caballo cerca, a unos 10 minutos de mi casa hacia los cerros de Chicureo. Todos los sábados nos juntamos entre siete y 10 amigos y salimos a andar a caballo. Habitualmente ese día me levanto temprano, paso visita a mis enfermos operados y desde ahí me voy directo a andar a caballo. Es un paseo, pero también es un entrenamiento. Entonces uno piensa lo terrible que es nuestra sociedad…
- ¿Por qué?
- Porque a las 11 de la mañana yo ando metido en cerros donde hay conejos y pajaritos. Eso es muy lindo, pero pienso que en Santiago hay varios millones de maridos que probablemente están metidos en la cama viendo un partido del Manchester United con el Zaragoza, lo que da lo mismo, mientras que a 30 minutos de Santiago está toda esa naturaleza que es maravillosa y gratis. Es una oportunidad para hacer vida familiar, caminar y disfrutar de un asado, pero la gente está viendo televisión.
- ¿También hay mujeres que practican esta disciplina?
- Sí. Lo interesante del enduro es que corren desde niños hasta viejos y uno hace la carrera como quiere. Es decir, que si uno es competitivo, como aún lo soy yo, le pone energía para tratar de ganar la carrera, pero si uno ya está más viejito y quiere ir más tranquilo, puede correr más lento y llegar dos horas después. Te vas conversando con los amigos, de repente galopando, de repente caminando, si el lugar es lindo paras, miras, sigues. Es como un bonito paseo a caballo. Lo mismo sucede con los niños, aunque a veces ellos pasan muy rápido porque son bien locos. Uno lo puede hacer a su pinta y, por lo tanto, lo puede practicar durante hartos años. Yo tengo 51 y supongo que voy a hacer enduro hasta que ya no me pueda subir al caballo. Espero que eso suceda en varios años más.
- ¿Mientras cabalga también hay espacio para la reflexión?
- Claro que sí y eso es muy rico. Yo podría decir que Atatürk es como mi psiquiatra, porque después de andar a caballo el fin de semana o de competir en una carrera quedo súper bien, quedo relajado. Cansado, pero contento. De hecho, en mi casa me dicen que me pongo súper simpático y que debería andar más seguido (ríe). Cuando uno es adulto, tiene pocas ocasiones en que se desconecta de su trabajo y de sus preocupaciones, y creo que esas oportunidad son básicamente dos: una es jugando a algo como fútbol, naipes, andando a caballo o lo que uno quiera y, lo otro, es tocando algún instrumento musical. Se pone la mente en eso y uno no está pensando en otros problemas del trabajo o de la casa, sino que se desconecta y, desde el punto de vista de la salud mental, eso es muy importante.
- Usted participa en muchos cursos y congresos en otros países ¿alguna vez ha tenido la oportunidad de participar en una carrera de enduro en alguno de estos lugares?
- Pasan cosas divertidas. Como la gente veía la foto de Atatürk al principio de mis conferencias y les explicaba de qué se trata esto del enduro, en varias ocasiones me pasó que cuando terminaba y me iba a sentar al poco rato alguien se sentaba a mi lado y me empezaba a contar que a él también le gustaban los caballos y que hacía enduro. Entonces me terminaba invitando a correr con él. Así hice un montón de amigos en distintas partes del mundo. Cuando voy a Brasil, por ejemplo, realizan un curso que es jueves y viernes y es seguro que el sábado tienen organizado un paseo a caballo. Del mismo modo he corrido con amigos en Argentina, Perú y Colombia. En todos lados encuentro gente que le gusta esto. Además, en un auditorio de 400 personas seguro que hay más de uno que anda a caballo… Pero ya no tengo la foto de Atatürk como fondo de escritorio de mi computador.
- ¿Cómo así?
- Fui abuelo hace un año y ahora, en lugar de una foto de Atatürk, en el notebook tengo una foto de mi nieto Santiago. El caballo pasó casi a segundo plano porque esto de ser abuelo es muy potente. Pero hace poco me sacaron una foto con él a caballo, así que voy a poder mezclar las dos cosas.
- Se nota que está disfrutando su rol de abuelo y compartiendo con su nieto el amor por los caballos…
- Sí. A los dos meses salí a dar una vuelta a caballo con él. Mi nuera estaba con los ojos desorbitados por la idea de este viejo loco, pero Santiago estaba feliz. Ahora acaba de cumplir un año y de regalo le compré una montura. Incluso antes de que naciera ya le tenía un caballo, aunque aún no lo ha montado.
Por Paloma Baytelman
