Dr. Carlos Giugliano
“Muchas veces estamos limitados por recursos económicos, no por conocimientos técnicos”
El doctor Carlos Giugliano es uno de los especialistas más destacados en el área de la cirugía plástica infantil en Chile, campo que ha tenido grandes avances en las últimas décadas, sobre todo en lo que dice relación con las fisuras labio-palatinas.
Después de estudiar el pregrado en la Pontificia Universidad Católica, el profesional se desempeñó durante cuatro años como médico general de zona en Chiloé, tras lo cual regresó a cursar su beca en Cirugía Pediátrica en el Hospital Roberto del Río. Pese a que no me interesaba especialmente el área de la cirugía plástica, por esas cosas del destino les gustó como trabajaba y comenzaron a llamarme para hacer reemplazos. Cuando se terminó la beca me ofrecieron un cargo en Urgencia, donde empecé a trabajar con el doctor Luis Monasterio. Allí cambié de opinión y me di cuenta de que el área plástica era una de las cosas que más me gustaba”, recuerda el doctor Giugliano.
Algún tiempo después el médico quedó a cargo de la Unidad de Cirugía Plástica del establecimiento y comenzó a practicar cirugías en niños, área en la que siguió varias etapas de formación, hasta ser designado como encargado de la enseñanza de este campo en la Escuela de Postgrado de la Universidad de Chile. “Estoy a cargo del curso de cirugía plástica infantil que es un crédito orientado a todos los residentes de la Universidad de Chile de cirugía plástica, de cabeza y cuello, y de cirugía infantil. También hago clases en otras carreras del ámbito de la salud”, cuenta.
Además de su trabajo en el Hospital Roberto del Río, el doctor Giugliano desempeña su quehacer en Clínica Alemana y en la Fundación Dr. Alfredo Gantz Mann de Pro-Ayuda al Niño Fisurado.
Siguiendo a los maestros
A mediados de los años ’60 el doctor Alfredo Gantz (1915-1976) creo el Centro de Fisurados del Hospital Roberto del Río, quién recibió su título de profesor extraordinario de Cirugía Infantil, cuando presentó su tesis sobre este tema, la que mereció nota máxima. Esta iniciativa adquirió gran importancia a nivel nacional que integró a profesionales afines al tema. La labor que allí se desarrolló permitió disminuir cada vez más las graves secuelas que estos pacientes presentaban con los tratamientos anteriores por la falta de colaboración entre los especialistas que debían secundar al cirujano. Posteriormente, el doctor Gantz impulsó un sistema de beneficencia en la Clínica Alemana, pues veía que el Hospital Roberto del Río no daba abasto, generando en la institución privada un sistema para que pacientes de escasos recursos fueran intervenidos allí.
Tras la muerte del especialista, uno de sus discípulos, el doctor Luis Monasterio, siguió con su línea de trabajo y, junto al doctor Jorge Rojas, fundó en 1978 la Fundación Dr. Alfredo Gantz Mann de Pro-Ayuda al Niño Fisurado, en honor a su maestro y con el objetivo de buscar una solución a la realidad que se vivía en Chile con respecto a este tema, pues el país no estaba preparado para atender a todos los pacientes con malformaciones.
A dos años de la fundación del organismo se incorporó un nuevo miembro: el doctor Carlos Giugliano. “En esa época la fundación operaba en la casa de un pariente de la familia Gantz en la calle Antonio Varas y después, hace tres años, se creó el Hospital del Niño Fisurado, que está en Pudahuel al lado de Coaniquem, porque son entidades que tienen un origen común”, explica.
- Dentro de su carrera profesional ¿cuáles diría que fueron los primeros hitos de los cuales se sintió parte en el ámbito del tratamiento de malformaciones en los niños?
- Los años ’80 fue una época de mucho trabajo para mí, en el Hospital Roberto del Río empezó a aumentar la cantidad de médicos, la cantidad de trabajo de docencia de pre y postgrado y comenzamos a hacer aportes a la comunidad nacional con temas que efectivamente han marcado hitos, como los primeros tratamientos de ortopedia prequirúrgica en los niños fisurados, para que tuvieran una mejor anatomía, también aparecieron las primeras publicaciones, que a nivel nacional no existían. Ahora, en términos recientes, el año 2004 trabajamos un tema inédito en la literatura clínica a nivel mundial, que fue un análisis sobre cómo hacer la nariz en un niño que la pierde.
- También resultó muy importante su trabajo en la Fundación Gantz…
- Sí. De hecho hoy es el organismo que más fisurados interviene en Chile, con una estadística que habla de unos 300 niños al año, sólo en lo que se refiere a fisura, área en la que existe un convenio con el Hospital Roberto del Río para los niños que necesitan atención ambulatoria y hospitalización. Es una entidad con profesionales muy bien formados, con altos grados de especialización y que constituyen un equipo humano que se ha mantenido en el tiempo.
- Además de las cirugías ¿Qué tipo de actividades han desarrollado los miembros de la fundación?
- Hacemos reuniones y tenemos un programa orientado a la regiones que se ha ido reduciendo con el tiempo, porque ya estamos más viejos, más cansados y además ya no es tan necesario, pero en un momento dado yo hacía seis o siete viajes al año a distintas partes, yendo varios días a operar. Ahora fundamentalmente voy a Chiloé, porque tengo los lazos afectivos de los viejos tiempos, lo paso bien. También voy a San Fernando y a Temuco. A las demás ciudades viajo en forma esporádica en el caso de que los médicos locales se interesen en hacer algún curso. Cabe destacar que la Fundación Gantz es una de las instituciones que participó en el Programa Nacional del Fisurado que comenzó en 1997 y también participamos como grupo de expertos en la creación del área de figurados del Plan Auge, lo que era muy importante porque la mayoría de los fisurados es gente de bajos recursos que está en las categorías más bajas de Fonasa, incluso hay indigentes. Además de la atención clínica y quirúrgica de todos los profesionales, la fundación también hace docencia en pre y postgrado y hay muchas actividades de extensión.
Independientemente del trabajo de la fundación, antes de la entrada en vigencia del Auge los cuadros de los fisurados muchas veces se abordaban con otro tipo de apoyos externos, como los organismos rotarios…
- Este es un tema en el que nunca se termina de aprender y la formación que por lo general tienen los profesionales de establecimientos tanto públicos como privados es insuficiente. Esta es un área muy difícil, compleja y cambiante. Justamente por esta razón existe la Fundación Gantz, para tratar de compensar esta falta de cobertura. Entonces, organismos internacionales de mucho prestigio, como el Rotary Internacional, entre otras entidades, con muy buenas intenciones, pero también con un interés de orden científico enfocado a la formación de sus profesionales jóvenes ya sean residentes o becados, viajan desde Estados Unidos u otras naciones desarrolladas y operan niños en distintas partes, principalmente en países del Tercer Mundo… y después se van. Con respecto a esto, yo creo que sería muy bueno que instituciones como el Rotary no sólo patrocinaran este tipo de iniciativas sino que enfocaran esa ayuda hacia instituciones nacionales de los países, como en este caso podría ser la Fundación Gantz, donde siempre estamos ávidos de recursos y realizáramos un trabajo mejor del que podemos realizar cada cual en forma independiente.
- ¿La idea entonces sería fomentar desarrollo de más largo plazo?
- Lo que sucede es que si uno conoce a fondo el problema de los niños fisurados, se da cuenta de que el tema no pasa sólo por la cirugía, éste es sólo un pequeño aspecto. Los niños necesitan ortodoncia, fonoaudiología, psicólogo, otorrino, y necesitan de un control periódico y frecuente de cada una de estas cosas. Además, cada niño es distinto, no existen recetas estándares para estos temas, hay que ver cómo es la deformidad, dónde está el tabique nasal. Entonces, si se intervienen cien niños y después estos profesionales se van, no existe la posibilidad de que sigan la evolución de sus casos, ni de continuar con las demás acciones que requieren los niños fisurados. A lo mejor, podrían reorientar los mismos fondos que usan en los operativos, para apoyar la labor de centros de salud en las regiones que son más deficitarias para crear centros otrorrinolaringológicos y de fonoaudiología, así como donar recursos para adquirir equipamiento. Pese a que no somos un país desarrollado, en este aspecto somos un país que ha progresado y está en un muy buen pié, con especialistas que están capacitados. Además del trabajo que desarrolla la Fundación Gantz hay otros centros hospitalarios que están desarrollados en este aspecto. Muchas veces estamos limitados por recursos económicos, no por conocimientos técnicos. En Chile, comparativamente con otros países de América Latina, estamos mucho mejor en temas de salud pública.
- ¿Cómo han evolucionado los tratamientos dirigidos a estas patologías en Chile durante las últimas décadas?
- Al igual que muchas otras disciplinas, la medicina ha tenido un desarrollo que no tiene fin. Lo que me parece muy interesante es cómo ha ido dividiéndose y subdividiéndose, porque el conocimiento es tan grande que obliga a la gente a ser especialista. Hace 50 años el médico cirujano era uno solo, que operaba niños y adultos, los estándares de calidad eran mínimos, había fisurados a los que no les hacían nada y vivían así, con una fisura hasta adultos, lo que se sigue viendo en México, en Perú y en Bolivia, pero en Chile es muy raro encontrar a un fisurado adulto con la cara abierta, no operado. En este ámbito, creo que he tenido la suerte de acotar y desarrollar esta subespecialidad que es la cirugía plástica infantil o de niños.
- ¿Qué otras cosas han cambiado?
- El sistema de formación. Antes uno se podía dedicar a la cirugía plástica infantil desde la cirugía de niños, pero ahora ya no es así. Primero hay que hacer es una especialidad en cirugía de adultos, después dos años de cirugía plástica, donde hay distintas rotaciones una de las cuales es en cirugía plástica infantil. En la Universida de Chile la realizan conmigo como tutor oficial, lo que dura tres meses, pero es muy poco tiempo para ver temas como malformaciones de manos, fisurados, de expansores, de lunares, de traumas. Por ejemplo, en el caso de los fisurados, para ser especialista creo que hay que estar dedicado al tema unos 10 años antes de sentirse en condiciones de poder manejar el 98 o 99 por ciento de los desafíos que implica un cuadro de este tipo. Pese a esto, en términos generales, la universidad ha tenido un orden que permite que la gente se pueda desarrollar, pero el gran problema es que aún la mayoría de estas becas son autofinanciadas. Esto no se concibe en los países desarrollados. En este aspecto todavía nos falta un poco.
- Entonces, sumando y restando ¿cuáles diría que son los avances más sustanciales?
- Las universidades son mucho mejores que antes; las bibliotecas han experimentado avances notables; el apoyo de Laboratorios SAVAL es uno de los elementos clave para que muchos doctores puedan aprender, estudiar y tener acceso en forma rápida a las publicaciones que les interesan. Todo esto al final es un beneficio para los enfermos. También hay que señalar que han cambiado los requerimientos de los pacientes, porque hoy la gente vive bajo otros estándares y tienen otras expectativas de calidad de vida. Ahora, incluso en un servicio plástico como el de acá, en un hospital público, podemos atender las necesidades de pacientes que quiere corregir alguna cicatriz muy notoria o los efectos corporales del tratamiento del cáncer, como restituir glúteos o mamas. En el caso de los fisurados y otras áreas, como las patologías dermatológicas o de la columna, también ha sido muy enriquecedor ver como cada vez tiene más relevancia que las decisiones se tomen en equipo, para lo cual es necesario hacer reuniones y revisar caso a caso, de esto modo los pacientes, especialmente los de escasos recursos, no necesitan estar deambulando de especialista en especialista, sino que analizamos su situación en conjunto. Esto es muy importante en el caso de los fisurados donde intervienen muchas especialidades, donde hay que ir jerarquizando el orden en que se van a seguir los pasos.
