Dr. Juan Zegers Nachbauer:
Vivir al ritmo del jazz
Desde temprana edad Juan Zegers se sintió profundamente atraído por el mundo de la música, afición que fue incentivada cuando heredó la flauta traversa que había pertenecido a su abuelo, el ingeniero y músico alemán Oskar Nachbauer.
A los 14 años descubrió el jazz y cuando egresó del colegio su padre le regaló un saxo. Comenzó entonces a desarrollar un aprendizaje autodidacta que ha mantenido a lo largo de su vida en forma paralela a la medicina, carrera que estudió en la Universidad de Concepción, titulándose en 1967.
Posteriormente, el doctor Zegers cursó su especialización en Neonatología en el Hospital Barros Luco Trudeau de Santiago, para luego viajar becado a Berlín, Alemania, donde participó durante dos años como estudiante en la cátedra del profesor Erich Saling, precursor de la medicina perinatal que en 1960 introdujo el denominado “Microanálisis sanguíneo del feto”.
Tras su regreso a Chile trabajó hasta 1985 en el Hospital de Carabineros, época desde la cual se desempeña como médico de atención primaria en el consultorio “Hernán Alessandri” de Providencia y en el Patronato Nacional de la Infancia.
En forma paralela a su quehacer profesional, el doctor Zegers cuenta que siempre mantuvo su interés por el jazz, concepto musical en constante evolución que se caracteriza por el uso de la improvisación y las síncopas rítmicas. “Me acerqué a la noción jazzística centrándome en la época de las big bands. Glenn Miller, Benny Goodman y otros atrajeron mi atención. Me fascinó particularmente el sonido pastoso de la sección de saxofones y cuando oí por primera vez el jazz moderno supe que eso era lo mío”, explica.
- Al momento de tocar y en sus improvisaciones, ¿cuáles diría que son sus principales influencias musicales?
- La mayor influencia es, sin duda, el Cool Jazz, que se originó como respuesta al Bebop de Charlie Parker y su círculo. Exponentes como Brubeck y Desmond, Lennie Tristano, Bill Evans, fueron determinantes. Con el tiempo fui coleccionando una amplia variedad de discos, teniendo hoy una discoteca de más de 3.000 títulos, entre cintas magnéticas, casetes, vinilos, discos compactos, videos, DVDs y minidiscs.
- ¿Ha participado en cursos o talleres de jazz?
- Nunca he tenido estudios formales. En los últimos años he practicado de preferencia con el método de Aebersold, el cual consiste en partituras y un fondo musical de bajo, piano y batería, tocando sobre este acompañamiento. Así he logrado soltarme y desarrollar una técnica propia. Lo que lamento es no haber estudiado composición y armonía, para así haber podido crear melodías originales.
- ¿Tiene algún registro de sus interpretaciones?
- Sí. Grabé la autoedición de un disco que se llama “Whispers of cool”, el cual regalé a familiares y amigos que comparten este gusto musical. En el plano profesional, he tocado con distintas bandas en el Club de Jazz de Santiago y he participado en conciertos en el Teatro Municipal de Talca, el Instituto Bancario de Cultura, la Universidad Técnica Federico Santa María y el Colegio Médico, así como en algunos pubs. También me he presentado en Concepción, Angol y Los Ángeles, en la VIII Región.
- ¿Cómo compatibiliza jazz y medicina?
- La medicina –tal como otras profesiones– y la música deberían ser complementarias. Así la música representa, por ejemplo, el necesario descanso después una agotadora jornada de trabajo. Por otro lado, la cualidad de la música improvisada del jazz, si bien está sujeta a leyes, me ayuda muchas veces a encontrar soluciones adecuadas en el ejercicio profesional. Ambas actividades son, entonces, perfectamente compatibles y complementarias.
- El jazz es una corriente musical bastante intimista ¿Qué siente usted cuando está tocando jazz?
- Experimento una enorme sensación de libertad que se acompaña de una gran satisfacción cuando uno logra dominar un tema difícil. En el plano grupal, una gran alegría al tener compañeros de tanta capacidad musical, talento y virtuosismo, que le permiten a uno tocar un tema mil veces pero siempre agregándole algo diferente, algo nuevo. Este don que entrega el jazz de interpretar y crear música espontáneamente, representa un momento de realización plena.
- En este ámbito de su vida ¿qué planes tiene a futuro?
- Quiero seguir trabajando con el actual quinteto que logré formar hace aproximadamente un año, hacernos de un repertorio a gusto nuestro y, ojalá, con temas propios. Lo segundo, es dedicar cada vez más tiempo a la música, realizar ciclos de conciertos en centros o departamentos culturales, universidades o instituciones que se interesen por la cultura. Asimismo, me gustaría dictar talleres sobre la historia del jazz a través de sus más grandes creadores. También quisiera grabar discos y, por último, algún día formar una big band… Parece que lo mejor está aún por venir.
- ¿Qué les recomendaría a aquellos médicos que comparten este interés y poseen habilidades musicales?
- A mis colegas les diría que no escatimen esfuerzos para dejar surgir su don musical, que es la “otra mitad”, quizás la más feliz y esperanzadora de nosotros mismos.