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20 Junio 2005

Dr. Gustavo Pérez

Marcando pautas en el tratamiento de la obesidad mórbida

Aunque estudió el pregrado en la Universidad de Chile, el doctor Gustavo Pérez Blanco desarrolló todo el proceso de especialización en la Universidad Católica, formando parte de un equipo que ha realizado buena parte de las cirugías gástricas que se efectúan en nuestro país con el objetivo de enfrentar un cuadro tan complejo como es la obesidad mórbida, patología que deteriora la calidad de vida y se acompaña de importantes enfermedades asociadas como hipertensión arterial, diabetes, apnea del sueño y problemas en las articulaciones.

Se estima que en Chile cerca de tres millones de personas tienen algún grado de obesidad y que el cinco por ciento de éstos padece de obesidad mórbida. Considerando esta realidad, desde principios de los ’90 los departamentos de Nutrición y Cirugía Digestiva de la Pontificia Universidad Católica, comenzaron a implementar una serie de iniciativas para afrontar la patología, siendo el Hospital Clínico de esa casa de estudios, el primer establecimiento del país donde se realizó un bypass gástrico. Desde entonces, la institución se ha mantenido en la vanguardia de esta área, introduciendo el año 2001 la técnica laparoscópica a sus intervenciones.

Pero más allá del ámbito quirúrgico, desde un comienzo se llevó a cabo un trabajo multidisciplinario, intentando entregar tratamientos integrales a los pacientes, proceso en el que también se incorporó a nutricionistas, psicólogos y kinesiólogos. Con el objetivo de articular de mejor forma estos esfuerzos potenciando la labor de los profesionales, en 2003 se creó el Centro de Tratamiento Quirúrgico de la Obesidad de la Pontificia Universidad Católica.

El doctor Pérez es uno de los cirujanos gástricos que forman parte de este equipo humano que ha realizado 1700 de los 3400 bypass que han tenido lugar en Chile y con indicadores de mortalidad y morbilidad comparables a centros médicos de países desarrollados.

En cuanto a las líneas terapéuticas, luego de que la evidencia probara que las intervenciones laparoscópicas resultaban tan seguras como las cirugías abiertas, este equipo ha optado principalmente por este método. En tanto, opciones como la banda gástrica ajustable se utilizan en un grupo definido de pacientes, mientras que el balón intragástrico sólo se aplica a un número muy reducido de personas.

El equipo del centro está formado por expertos en nutrición, médicos internistas, pediatras especialistas en nutrición infantil y cirujanos dedicados a la especialidad. Cada uno de ellos, en sus distintos campos de acción, atiende pacientes, realiza investigaciones clínicas con protocolos de tratamiento, revisión y publicación de los resultados en revistas nacionales y extranjeras, con el objetivo de aportar respuestas precisas con respecto al impacto de esta cirugía. Además posee un laboratorio experimental que permite desarrollar nuevas técnicas y al mismo tiempo que los cirujanos y los alumnos de postgrado entrenen sus habilidades, hasta conseguir la destreza necesaria para estas delicadas intervenciones.


- Actualmente existe evidencia que indica que un obeso mórbido operado vive más que alguien que no ha sido intervenido. Sin embargo, uno de los aspectos controversiales con respecto al bypass gástrico, dice relación con la extracción del estómago ¿Cómo abordan ustedes este tema?
- El argumento que se entrega para extraer el estómago, es la posibilidad de que el órgano desarrolle un cáncer gástrico que sea difícil pesquisar, por estar fuera del alcance de la exploración endoscópica. En contraparte a la cirugía derivativa, está el carácter mutilante que tiene el hecho de extraer un órgano, con las complicaciones que esto conlleva. Frente a este escenario, al poner en la balanza las posibles complicaciones de ambas posibilidades, nuestra opción es dejar el estómago, considerando la disminución que ha tenido el cáncer gástrico en Chile durante en las últimas décadas y que a todos los pacientes que operamos se les realiza una endoscopía digestiva alta en forma previa a la cirugía, para detectar posibles factores de riesgo. A esto se suma la información que se pueda encontrar analizando su historia clínica. Además, al bypassear el estómago distal, los carcinógenos de los alimentos no pasan por ese órgano. Sin embargo, hay que dejar claro que no se trata de sacarle el estómago a todos o no sacárselo a nadie, sino de establecer criterios para que ver qué pacientes necesitan una gastrectomía.

- Y ¿En qué casos optan por ese camino?
- Lo hacemos en forma selectiva. Por ejemplo, pacientes con fuertes antecedentes de cáncer gástrico; con metaplasia intestinal, que es una condición que puede favorecer la aparición de este tipo de cáncer; con gastritis atrófica intensa o con pólipos gástricos.

- ¿Cuál es la evidencia que existe con respecto a este tema?
- Como es un ámbito que se ha desarrollado en forma reciente, la evidencia todavía es de muy mala calidad. En el mundo hay sólo cuatro casos reportados de cáncer gástrico en pacientes bypasseados y hay que considerar que se han operado cientos de miles de personas en el mundo.

- ¿Qué tipo de complicaciones precoces son las que presenta esta cirugía?
- En el caso de nuestra institución, el índice de morbilidad precoz, es decir antes de los treinta días de realizada la operación, es del ocho por ciento en el caso de los bypass gástricos, principalmente laparoscópicos, lo que está dado por algunas complicaciones quirúrgicas, pequeñas infecciones o sangramientos. En este aspecto, nuestro índice se encuentra al nivel de los mejores estándares internacionales.

- Cuando ya han pasado varios meses desde la operación, ¿Que pasa con problemas que viven los pacientes, como el dumping?
- El dumping más que una complicación nosotros lo vemos como un efecto casi deseado, porque eso permite que muchos “comedores de dulces”, no coman golosinas. Dado que el dumping se produce con la ingesta de hidratos de carbono, el hecho de evitar que los pacientes puedan ingerir dulces en forma masiva o entre comidas, es muy importante.

- ¿Aunque sea molesto para los pacientes?
- Es mucho más molesto ganar peso.

- ¿Cuál es la importancia de los tratamientos nutricionales, psicológicos y kinésicos asociados a las cirugías gástricas?
- Lo que pasa es que ni el bypass ni la banda gástrica alteran la esencia que llevó al paciente a ser obeso. No cambian su genética ni sus hábitos, pero algunas costumbres pueden ser sobre impuestas a través de estos tratamientos.

- ¿En qué tipo de casos utilizan elementos como el balón intragástrico?
- Nosotros utilizamos poco esta técnica. Somos muy restrictivos para poner balones porque son una herramienta transitoria en el contexto de una enfermedad crónica. No lo indicamos en obesos mórbidos, salvo que sea con el objetivo de prepararlos para una cirugía definitiva. Los utilizamos sólo en pacientes con exceso de peso menor que requieren de una ayuda para hacer dieta. Pero en general, nosotros no queremos bajas de peso transitoria, sino bajas de peso significativas y duraderas, para modificar la calidad de vida y la sobrevida de los pacientes.

- A su juicio ¿qué avances significativos se han desarrollado en los últimos años en el ámbito de la cirugía gástrica?
- Uno de los aspectos que considero más revolucionarios, es la posibilidad de tratar la diabetes mellitus tipo 2 por vía quirúrgica. La diabetes era una suerte de paradigma de enfermedad de tratamiento médico exclusivo, pero se empezó a ver que los pacientes obesos que eran diabéticos y se intervenían quirúrgicamente, no sólo experimentaban mejorías, sino que algunos se curaban, es decir que dejaban de ser diabéticos. Eso es lo que se llama la cirugía metabólica.

- ¿Cómo ha sido la casuística en Chile?
- En algunas decenas de pacientes que eran diabéticos, ya tenemos algunos resultados que muestran que mejoran o, incluso, se curan de la enfermedad. Por esto ya estamos interviniendo a algunas personas que no son tan obesas, pero que tienen una enfermedad metabólica importante. Son casos especiales que se seleccionan con gran cuidado, pacientes a quienes antes no les hubieran indicado la operación. Esta experiencia de remisión de la enfermedad ha sido muy positiva, sobre todo por el impacto que tiene en la salud de pacientes jóvenes, modificando su esperanza de vida.

Por Paloma Baytelman

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