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13 Diciembre 2004

Dr. Jaime Cisneros:

“El mountain bike me ayuda a reflexionar”

Familia, pediatría y bicicleta son las tres aristas que guían la vida de este profesional de la salud.

Para librar a las ciudades de los atochamientos vehiculares, así como de la contaminación acústica y atmosférica, muchas autoridades recomiendan a las personas que viven cerca de sus trabajos utilizar sus bicicletas para trasladarse. Asimismo, se trata de un pasatiempo recomendado por especialistas de diversas áreas con el objetivo de mejorar la salud y la calidad de vida de las personas.

Para el doctor Jaime Cisneros, andar en bicicleta es mucho más que un sano deporte o un medio de locomoción: es una auténtica filosofía de vida en dos ruedas. Según este pediatra de 44 años, casado y padre de dos hijos de 14 y 11 años, la “bici” tiene algo especial que diferencia al ciclismo de otras disciplinas deportivas. “La mayor gracia que tiene la bicicleta es que en este deporte somos sólo la bici y yo. Cualquier cosa que suceda en mis prácticas depende de lo que hagamos los dos juntos y nadie más. Me gusta la autodependencia que se produce”.

La estrecha relación que el doctor Cisneros tiene con este pasatiempo comenzó a principios de los ‘90, cuando Jaime Cisneros cursaba su beca de Pediatría en la Universidad de Chile. Para entonces su único interés era el estudio, hasta que un compañero le “enseñó el arte de andar en bicicleta”, como él mismo recuerda.

“Partí con bicicletas de pista, recorriendo los descampados de Colina, Buin y Paine, en rutas muy largas y planas. Corría hasta cincuenta kilómetros en cada jornada, lo que hacía unas dos o tres veces a la semana. Incluso me invitaban a correr en equipos de competición, y cuando comencé a agarrarle gusto a este deporte, nació mi primer hijo y tuve que abandonar las bicicletas por casi 10 años”.

- Y en todo ese tiempo… ¿No extrañó salir a correr por las pistas?
- No, porque criar a los hijos es importante. El problema es que no practiqué ningún otro deporte en todo ese tiempo y cuando me miré al espejo me di cuenta de que pesaba casi 90 kilos; estaba demasiado gordo. Por este motivo volví al ruedo y me compré una bicicleta mountain bike, con la que salía a pedalear por Apoquindo. El año 2000, cuando pensaba que me había convertido en un maestro, conocí a Claudio Tornería -uno de los principales exponentes del cross-country en Chile- y la moral se me fue al suelo con la primera subida al cerro que tuvimos juntos. Entonces comencé a andar mucho más seguido, además que invertí más en la bicicleta y ahora, puede decirse que corro de verdad.

- ¿Qué significado tiene para usted el mountain bike?
- Me gusta aprovechar las ocasiones cuando salgo con mi bicicleta para encontrarme conmigo mismo. Arriba de la bicicleta pienso mucho. Cuando pedaleo sobre rutas muy planas, aprovecho de reflexionar. Pienso en mi familia, en mi trabajo, en mis proyectos futuros, en cómo me veo, en lo que ha pasado o puede pasar, en los problemas y sus motivos. A pesar de que andando en bicicleta entro en momentos de mucha excitación, también tengo momentos de reflexión.

- Es un placer un poco solitario…
- El 90 por ciento de las veces ando solo en bicicleta. Algunas veces es porque no puedo ponerme al nivel de otros y en otras porque tengo un ritmo de práctica muy variable. Además, por mi familia tengo que dejar de vez en cuando la bicicleta y retomarla posteriormente.

- ¿El mountain bike es una actividad demasiado absorbente?
- Cuando uno es bueno y quiere sobresalir, debe dedicarle a esto por lo menos dos o tres horas diarias unas tres veces a la semana. Pero si uno tiene hijos, el tiempo gastado en la bicicleta puede resultar bastante caro.

- También debe tener algunos beneficios ¿O no?
- A veces. Lo que pasa es que me considero un papá atípico. Trabajo en las mañanas, en mi consulta, desde las ocho y media hasta las cuatro de la tarde. El resto del día lo dedico a mi familia. Salgo muy poco, voy poco al cine… En fin. Soy una persona que vive por su familia. A mi señora, por ejemplo, le ha costado asumir que me dedico a practicar este deporte. Sólo cuando puedo voy a pedalear y trato de que no interfiera con mi vida familiar. Pero hay algo bueno detrás: tengo una vida familiar muy buena, mis hijos son excelentes estudiantes y deportistas activos. Quedarse en casa por ellos vale la pena.

- ¿No ha pensado en integrar a su familia en este deporte?
- Puede ser, pero a mis hijos les da miedo.

- ¿Qué tan peligroso puede ser?
- Yo practico una disciplina del mountain bike que se llama cross-country, en donde debo subir y bajar cerros a través de terrenos inestables y pedregosos. Es una competencia de alto rendimiento que exige ejercicios anaeróbicos y trabajo cardiovascular. Me gusta el cross-country porque me permitió bajar todos los kilos de sobrepeso sin necesidad de alterar mi dieta.

- Y también le permite tener un mejor contacto con la naturaleza…
- Para mí, andar por un cerro es como atravesar un santuario. Al llegar al cerro me siento en contacto íntimo con la naturaleza, puedo escucharla, olerla, sentirla profundamente. Es una instancia en la que también me encuentro con Dios, puesto que todo lo que el cerro me otorga es su creación. Es tanta la importancia mística que le doy al cerro que tengo un lugar especial cerca de San Carlos de Apoquindo donde voy a rezar cada vez que puedo. Estar allí es como experimentar una sensación de libertad infinita; a pesar de que es una pequeña parte de la Creación, siento que estoy en todo el mundo al mismo tiempo.

- ¿No ha pensado en traspasar este deporte-filosofía a otras personas?
- En el colegio de uno de mis hijos me pidieron que hiciera clases de cross-country y a ellos les hago experimentar lo mismo que siento yo. Les explico cómo andar, la técnica, el entrenamiento y valores que se necesitan para ser un buen ciclista, como por ejemplo respetar la naturaleza, respetar al otro, ayudarse mutuamente en caso de accidente. Es importante que aprendan estos valores para que disfruten mejor la actividad y que comprendan que no deben practicar este deporte sólo para competir. La competitividad es buena sólo en la medida en que se diviertan practicando deporte.

- ¿Qué le recomendaría a alguien que quiera dedicarse a esto? ¿Qué elementos necesita?
- Casco, una bicicleta con buenos frenos, y criterio. Las tres cosas tienen el mismo valor. El criterio es importante para que la persona no haga locuras, porque este deporte es bastante peligroso y no hay espacio para aventuras de ningún tipo. Yo mismo, con toda la experiencia que tengo, he sufrido accidentes que me han dejado cicatrices en el cuerpo. La adrenalina hay que mantenerla a raya o tarde o temprano te haces adicto.

Si bien el mountain bike ayuda al doctor Cisneros a luchar contra el estrés, en ningún momento deja de lado su labor profesional. De hecho, aún en medio de una escalada a un cerro se mantiene abierto a recibir consultas de sus pacientes. “Mi labor como pediatra no se acaba en la puerta de mi consulta, puesto que debo mantener un contacto especial y permanente con mis pacientes. Por eso, aunque esté en la mitad de una carrera importante, mantengo mi celular prendido para posibles consultas. Debo comportarme como un profesional y dar los consejos que me piden mis pacientes, aún cuando casi no pueda hablar producto del cansancio”, concluye el doctor, entre risas.


Por Francisco Bustos

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