Dr. Juan Carlos Sandoval
La maratón, una prueba de disciplina y voluntad
La actividad física como deporte, juego y recreación individual o colectiva, es indispensable para la salud física, el manejo de tensiones, la concentración, la autoimagen y las destrezas sociales. En general, nos ayuda a llevar una mejor calidad de vida.
Recientemente, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, atletas de todo el mundo compitieron en la maratón, una carrera de 42.195 kilómetros, que conmemora una proeza atribuida al guerrero griego Filípides.
Según la leyenda, después de la victoria sobre los persas en la batalla de Maratón, en el año 490 a.C., el general Milciades mandó a Filípides a Atenas para que diera la buena nueva. Cumplió su misión y cayó muerto.
Efectivamente, correr una maratón es una de las disciplinas más duras que existen. Pero por bien preparado que se esté físicamente, llega un momento en que seguir y terminar la carrera es una cuestión de decisión, disciplina y voluntad.
En nuestro país, un fiel exponente de esta disciplina es el doctor Juan Carlos Sandoval (49), urólogo de la Clínica Arauco Salud, quien dio sus primeros pasos en el atletismo a principios de los ’70, entusiasmado luego de ver un Panamericano en Cali, Colombia.

- Además de ese hecho, ¿Qué otros elementos lo llevaron a ingresar en el mundo del atletismo?
- Hasta entonces yo había jugado fútbol, deporte que practicaba desde que era muy pequeño. Uno de mis principales motivadores fue mi tío Rolando Sandoval, quien era corredor de cinco mil y diez mil metros y había llegado a ser campeón chileno. Con él empecé a entrenar a los 17 años, mientras cursaba tercer año medio en el Liceo N° 1 “Enrique Molina” de Concepción. Después comencé a participar en los torneos organizados por la asociación de atletismo de la ciudad, compitiendo en los 400 y 800 metros.
- ¿Continuó compitiendo en su época universitaria?
- Sí. Luego de ingresar a la universidad continué practicando, pese al poco tiempo que dejaba la carrera de Medicina. De hecho competí representando a la universidad en torneos ínter-universitarios de atletismo y para la asociación de atletismo, dependiente del comité olímpico. Aunque nunca fui campeón, corría porque me apasionaba y porque me permitía descansar y liberar estrés. En 1981, cuando empecé a trabajar como médico general de zona en la localidad de Lota, seguí entrenando por mi propia cuenta. Luego, asesoré médicamente al Club Deportivo Lota Schwager, que tenía una muy buena rama de atletismo bajo el mando de Jorge Grosser, un tremendo atleta que tuvo Chile.
- Y ¿Cuándo comenzó a practicar pruebas más largas?
- Precisamente entrenaba en el Club Deportivo Lota Schwager, y comencé a competir en pruebas más largas de 1500 y 3000 metros. Después, el año ’86 me trasladé a Santiago, donde hay un mayor número de actividades deportivas. Entonces me inscribía en eventos organizados por distintas empresas privadas, donde había pruebas de siete, ocho y hasta 10 kilómetros. A esta altura ya entrenaba una hora, día por medio, más los fines de semana.
- ¿Cómo dio el salto a las competencias internacionales?
- Yo leía revistas norteamericanas y siempre estaba aprendiendo nuevos y mejores esquemas de entrenamiento. En 1995, mi amigo Nelson Bastías que es kinesiólogo, me propuso ir a una gran maratón que hay en Nueva York, donde cada año participan cerca de 35.000 atletas. Para eso me preparé durante un año, en el que corrí mi primera maratón de Santiago. Eso fue en abril de 1996 y tuve un registró de tres horas y 47 minutos en 42 kilómetros.
- Debe haber sido una gran experiencia…
- Sí. Participé en la gran maratón de Nueva York y llegué en el lugar 6.591, de un total de 35.000 participantes. Nuevamente registré un tiempo de tres horas, 47 minutos y 44 segundos. Después de eso seguí corriendo en las maratones de Santiago.
- Y ¿Qué sucedió después?
- Para mejorar mis marcas, el año 2000 ingresé al club de maratonistas “Corremundos” del Club Manquehue (www.corremundos.cl). Ahí, con el profesor Julio Uribe, empecé a probar nuevas formas de entrenamiento, con lo que logré bajar mis marcas en 27 minutos y fracción. Además, este club es muy entretenido y hay cerca de 40 corredores de todas las edades y profesiones.
- ¿Cuáles han sido sus últimos logros?
- En el último tiempo, participé en dos maratones de Santiago y en la gran maratón de Berlín, Alemania, en el año 2002, donde compitieron cerca de 40.000 atletas y yo finalicé en el lugar 5.000 y en el puesto 560 dentro la categoría de 45 a 49 años. En las competencias locales, en el año 2002, finalicé 320 en la maratón de Santiago.
- ¿Qué cree que le hace falta para que su participación destaque aún más?
- Creo que necesito un quiebre para seguir mejorando mis marcas. Para eso hay que entrenar todos los días, incluso los fines de semana.
- Y ¿Cómo logra conjugar esa alta exigencia con los otros aspectos de su vida?
- Es algo difícil, porque hay que poner en la balanza si uno es médico o atleta al 100 por ciento, conflicto que también involucra a su familia. Por eso, trato de buscar el equilibrio entre estas tres pasiones: la maratón, el trabajo y la casa.
- ¿Qué cosas diría usted que le ha entregado la maratón?
- Esta actividad me ha permitido ser más disciplinado, me ayuda a estar menos irritable, a llevar una vida más sana y tener una mejor calidad de vida. Debido al tiempo que uno se prepara para correr, que es aproximadamente de un año, se genera en uno mayor orden y disciplina en todos los aspectos. Me ha permitido tener una buena calidad de vida, he aprendido a comer bien y a descansar oportunamente y por sobre todo, me ha permitido distraerme y abstraerme del trabajo, lo que me ha ayudado a trabajar de mejor manera también. La maratón también me ha permitido mantener un buen peso y limitar los factores de riesgo cardiovascular al mínimo. De todas maneras, me hago chequeos médicos permanentes, como ecocardiografías, electros y mediciones de capacidad pulmonar.
- ¿Comparte esta pasión con su familia?
- La verdad es que nunca les he inculcado a mis hijos hacer deporte, pero como ellos me han visto a mi hacerlo toda la vida y ser disciplinado en eso -como por ejemplo, levantarme los sábado y domingo a las ocho de la mañana a correr- ellos solos se han ido metiendo de a poco en el atletismo. Mi hijo Cristóbal, de 13 años, ya está haciendo salto alto, salto largo, además de posta y trata de asistir a todos los torneos que puede.
- Qué otros aspectos destacaría de este deporte?
- La maratón tiene varias cosas bonitas. Cuando uno pasa el período crítico, que es más o menos a los 32 kilómetros, se experimentan sensaciones muy agradables. Uno empieza a sentir que tiene la carrera en el bolsillo, que va a llegar a la meta y que no va a pasar nada extraordinario. Además, después de correr más de 40 kilómetros, es bonito llegar y mirar hacia atrás, desde la meta, pensando todo lo que corriste y además que entran a jugar las endorfinas también.
- ¿Cuál es el significado que tiene para usted este deporte?
- Para mí esto es una pasión. Por ejemplo, cuando transmitieron la maratón de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, fue algo muy emocionante porque uno sabe lo que está viviendo el tipo cuando está corriendo, porque durante la carrera hay varias fases.
- ¿En qué consisten esas etapas?
- La fase inicial es muy desagradable. Los primeros 20 kilómetros uno lo pasa bastante mal, pero después se empieza a soltar, aunque todo depende de cómo te hayas preparado para esa maratón. Uno debe cumplir ciertos tiempos establecidos cada 5 kilómetros y estar dentro de un rango de latidos por minuto (LPM) que uno mismo los va manejando con los entrenamientos. Pero es muy relativo. Por ejemplo, en la última maratón me ocurrió que a los 30 kilómetros iba excedido en mis LPM y la teoría me indicaba que tenía que bajar el ritmo, porque sino iba a llegar muy mal, pero me saqué el detector de pulsaciones y funcioné más con la cabeza, porque tiene que haber una cuestión de garra también. Eso es lo bonito y lo apasionante de la maratón.
- ¿Cuáles son sus próximos pasos?
- Bueno, este año he andado un poco bajo en rendimiento, porque he tenido bastante trabajo y porque me había dado un tiempo para descansar, porque llevo siete maratones desde el año ‘96 hasta la fecha y, en teoría, se recomienda correr hasta una maratón por año. Este año ya no corrí ninguna, sólo carreras cortas de diez o doce kilómetros. Pero el próximo año cumplo 50 años, el 18 de octubre, y yo me había fijado la meta de celebrar mis cincuenta años corriendo, y que mejor que hacerlo en una de las maratones más importantes y más grandes del mundo como lo es la de New York, que se corre justo el 4 de Noviembre de 2005. Allí pretendo correr y bajar mi marca de tres horas 20 minutos y quedar dentro de los 200 primeros y para lograrlo sé que debo entrenarme muy duro, por ocho meses como mínimo. El plan de trabajo ya está fijado con mi entrenador, donde está contemplado bajar de peso a 68 kilogramos. Además, voy a tener que sacrificar algunas horas de trabajo.
- Doctor, ¿Hasta qué edad cree que va practicar este deporte?
- ¡Toda la vida! Hasta el día que no pueda correr más. Si esto es tan bonito que uno ve correr a deportistas de 60 años y que son ejemplares, pues trotan durante dos horas y quedan igual de bien que uno, aunque ya cuesta un poco más la recuperación y es más factible lesionarse. Pero por supuesto que pienso correr hasta el final.
