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26 Mayo 2003

Dr. Raúl Charlín

Los últimos días de la maternidad

El médico cursó su internado en la antigua maternidad del Hospital del Salvador y logró un notable testimonio visual del lugar.

Por Paloma Baytelman

Cuando cursaba el primer año de medicina en la Universidad de Chile, Raúl Charlín fue de vacaciones al norte. Llevaba en el equipaje la vieja cámara de su padre y un manual de fotografía. Desde entonces aprovecha cada viaje para retratar el lugar elegido con algún énfasis especial. Pero el 2002 su motivación fue diferente: estaba formando parte de la última generación de internos de medicina en la maternidad del Hospital del Salvador, pues el servicio sería trasladado a un nuevo recinto asistencial en Peñalolén. Conmovido por el peso histórico y humano del lugar, llevó la cámara paterna y tomó algunas fotos.

Paralelamente, un amigo lo motivó a participar en el taller de fotografía “Ver no es nada nuevo”, dictado en Centro Saval por la prestigiosa artista María Gracia Subercaseaux.

Los descubrimientos que hacía a diario en el Hospital repercutieron profundamente en él y algo que se inició como una simple idea, terminó por convertirse en un trabajo riguroso que daría paso al último testimonio visual de la maternidad, antes de su cierre definitivo. Con 50 fotografías de médicos, personal auxiliar, murallas y partos, Raúl Charlín montó la exposición “Destello” en la sala Doctor Luis Tisné, mismo nombre que recibe el Hospital al que se trasladó el servicio que funcionaba en El Salvador. “Vi que el lugar era muy rico para fotografiarlo, porque estaba lleno de humanidad. Lo capté en algo muy simple: las paredes escritas. Me llamaron mucho la atención, porque es algo que uno generalmente desprecia y entiende como señal de incultura. Pero si tú te pones a leer lo que dicen estas paredes, descubres algo muy humano. Son cosas sencillas y naturales, fuertes y potentes, que vienen desde muy adentro”.

Salvar el destello

Para muchas personas las salas y pasillos del Hospital del Salvador tienen una fuerte carga nostálgica. Cosas que se sienten en el aire, historias, nacimientos y experiencias humanas que se revelan silenciosamente a la vista de quien detiene un momento sus pasos para observar. Fue esa precisamente la experiencia de Raúl Charlín, quien durante los turnos comenzó a fotografiar los mensajes escritos en las paredes: futuros padres, hermanos y parientes expresando sus mejores deseos para el integrante de la familia que está por llegar. “Quería rescatarlas, porque incluso periódicamente van borrando las anotaciones”.

<b>Lo que llamó la <br> atención del médico.</b>

- ¿Cómo surgió la idea de convertir esta iniciativa en un registro de la maternidad?
- Después de los escritos en los muros, pensé que podía tomar otras fotos de la maternidad, porque es un buen lugar. Entonces me di cuenta que lo que estaba haciendo era ciertamente un registro. Quería capturar un material histórico, pero dándole una intención que también fuera artística. Como dice María Gracia Subercaseaux, quería hacer algo artístico-testimonial. Entonces me lo planteé y me puse las pilas. Comencé a tomar fotos en los turnos, cuando tenía tiempo.

- Aprovechó una oportunidad única
- Sí, porque coincidentemente la maternidad se estaba acabando y, de hecho, yo pertenezco al último grupo de internos que pasó por allí, luego de 97 años de historia. En medio del proceso me di cuenta de que mi trabajo iba a tener más valor. Eso me sirvió como incentivo, aunque mi intención original no era tan amplia. Después pensé que lo interesante era mostrar lo que había hecho, porque de nada me servían las fotos y negativos guardados en el closet, sobre todo si eran fotos de la maternidad. Entonces decidí mostrarlas, pero quería que las vieran las propias personas que pertenecen al lugar: pacientes, funcionarios y médicos, porque es como un espejo que muestra aspectos y detalles que están ahí siempre, pero que si uno no se detiene, no los ve.

- Usted dice que le gusta dotar de intencionalidad su trabajo. ¿Cuál fue la intención esta vez?
- Quería hacer un registro de mi impresión, de mi estadía en la maternidad. Por eso a la exposición le puse por nombre “Destello”, porque también es como una foto en sentido metafórico: es una maternidad que tiene 100 años de historia, a la cual uno llega en un momento determinado, toma algunas fotos y retrata un momento que es como un destello, un instante. Lo que quise hacer fue capturar ese pequeño destello que viví al pasar por este lugar. Pero lo más interesante es que el destello tiene olor a pasado, tiene luces de lo que hubo y no sólo de lo que hay en la actualidad. Eso está en los edificios y en los rincones, porque si te fijas en cada rincón hay algo fuerte y alguna cosa interesante. Así también me fijé en las personas, sobre todo en los auxiliares y en los pacientes. Ahí está, para mí, uno de los registros más fuertes.

- En su fotografía ¿cuáles son los énfasis?
- Cuando tomo una foto, siempre me fijo mucho en los colores, pero ahora estoy tomando fotos en blanco y negro, donde hay sólo luz, contraste, encuadre y contenido. Eso es lo que más hay en el Hospital del Salvador: contenido. Entonces, se hace más fácil lograr buenas fotos, porque en definitiva lo que se busca es emitir un mensaje conformado por una constelación de cosas. Es muy parecido a lo que pasa con un poema, pues si el contenido es fuerte el mensaje también lo es. Por eso esta maternidad es perfecta, porque está llena de cosas y de humanidad. Es un lugar muy antiguo que tiene una fuerte carga religiosa. Aquí se nace, pero también se muere.

- ¿Busca provocar algo en las personas que ven la exposición?
- Sí. Ojalá que mis fotos produzcan algo, aunque sea una pequeña cosa, porque aquí hay un mensaje. Me gustaría que las personas detengan sus ojos y puedan ver donde están o donde estuvieron. Pero es una cosa humilde, sin mayores pretensiones. Hay gente que no le pasa nada con las fotos, en cambio hay otras personas que las ven y uno se da cuenta de que les llega, que algo les remueve adentro. Para mí es suficiente con que algunos se puedan detener por más de dos segundos en una foto; con eso basta.

El último día de la maternidad, Raúl Charlín presentó un diaporama con las fotos obtenidas durante su internado. “Fue emotivo y muy bonito. Tuve el privilegio de mostrar el diaporama frente a la gran mayoría de los médicos de la maternidad, porque antes había una reunión formal en que se conversaron algunas cosas del traslado y el diaporama se anexó a esto. Por eso hubo muchos espectadores y recibí numerosos comentarios de la gente sobre el modo en que les llegaba esto. Algunos se reían, otros no, hubo distintas reacciones. Aunque es difícil saber, creo que esas reacciones significan que todo salió bien”.

Calor sin color

- ¿Revela usted sus propias fotos?
- No, porque es muy difícil. Por ahora prefiero enviarlas a un lugar, porque el revelado es el último 25 por ciento de la foto, pero un 25 por ciento fundamental. A veces me da pena y recelo dárselas a una persona que va a ponerlas en una máquina y que en realidad no le interesa la foto, que no tiene ninguna intención, ningún afecto con tu trabajo. También se puede mandar a revelar manualmente en el caso de las fotos en blanco y negro, pero la persona tampoco sabe qué cosas son importantes y qué cosas no. Entonces lo ideal es que uno revele sus propias fotos, aunque todavía no me he metido en ese tema.

- ¿Por qué no retrató el lugar en colores?
- Siento que este Hospital es para retratarlo en blanco y negro, ya que aquí lo importante es el contenido y en este lugar el contenido no está en los colores.

- ¿Cuál fue la importancia del taller con María Gracia Subercaseaux para su trabajo?
- En general estoy atento a los talleres que hace Laboratorios Saval, porque son interesantes, dirigidos a los médicos y gratuitos. Supe del taller de fotografía y un amigo me estimuló, diciéndome que yo debía explotar mi talento en esta área. Lo atractivo del curso fue que me permitió entrar en el tema del blanco y negro, que prácticamente no conocía. Aprendí mucho porque María Gracia nos paseó por autores clásicos y uno absorbe, también pasivamente, una serie de imágenes, de cosas. Ella quería enseñarnos a tener ojo crítico, es decir, la capacidad de ver una imagen y saber rescatar aquello que vale la pena fotografiar. El taller fue una cosa concomitante que me sirvió como estímulo.

- ¿Se encontró con alguna dificultad para llevar a cabo la exposición?
- Sí, porque cuando decidí hacerla no podía revelar yo mismo las fotos, porque requería mucho tiempo y estábamos en época de exámenes. Después coticé para mandarlas a un lugar y no tenía suficiente dinero. Así me di cuenta de que necesitaba auspicio y se lo pedí a Laboratorios Saval. Yo sabía que esta empresa estaba involucrada en el tema del arte porque había participado en estos cursos. Entonces me pareció que también podía ser interesante el nexo con el mismo taller de fotografía. Fui al Centro Saval de Manquehue, mostré mi trabajo, les pareció interesante y me apoyaron. Fue muy importante la ayuda del Laboratorio, porque yo no podría haber hecho esto solo.

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