Dr. Benigno Montenegro Reyes:
“La oncología infantil representa un gran desafío”
Con el objetivo de mejorar la sobrevida y la calidad de vida de los pacientes pediátricos con tumores sólidos o linfomas, el Hospital Regional de Antofagasta inauguró una moderna sala de quimioterapia infantil. Esta nueva infraestructura forma parte del proyecto de reposición Programa Nacional de Drogas Antineoplásicas del Niño (PINDA) en la ciudad, el cual permitirá el tratamiento de leucemias, linfomas y tumores sólidos, además de continuar con el seguimiento de esta enfermedad en niños de la zona norte del país.
Para el doctor Benigno Montenegro Reyes, coordinador de la Unidad de Oncología del Hospital Regional, esta nueva sala de quimioterapia “es parte de un gran desafío, lo cual significa seguir implementando más tareas a nuestro quehacer, en especial lo que se relaciona con ser centro de referencia de la macro zona norte y además mantener su continuidad”, señaló.
Nacido en la ciudad de Santiago, este joven profesional estudió medicina en la Universidad de Chile, casa de estudios en la que también se especializó en pediatría y en hemato-oncología. “La verdad es que cuando estaba en pregrado siempre me llamó la atención la pediatría y en la beca, durante mi pasantía lo pasé muy bien trabajando con pacientes oncológicos. Vi que tenían muy buenos resultados en la terapia, que la sobrevida era mucho mejor que la de los adultos y que, efectivamente, había un interés más bien curativo dentro de la oncología. Si bien se trata de pacientes complejos, me llamó mucho la atención”.
Una vez terminada su beca de pediatría, la doctora Myriam Campbell del Hospital Roberto del Río lo invitó a trabajar primero como pediatra y después a hacer su formación y especialización en oncología pediátrica.
“Después de terminar mi beca, tenía como destino en el Hospital Roberto del Río, pero nació la idea de un proyecto antiguo, de reflotar la Unidad de Oncología Pediátrica en el Hospital de Antofagasta”, confidenció el doctor Montenegro.
Inicialmente, la Unidad de Oncología Pediátrica en el Hospital de Antofagasta estaba catalogada como centro PINDA, más tarde perdió esa categoría y pasó a ser centro de apoyo al PINDA, pero con la inauguración de esta moderna sala de quimioterapia infantil se transformó en un centro de PINDA, pero parcial, señaló el especialista.
Para conversar sobre este importante desafío y sobre las implicancias de este proyecto para la macro zona norte del país, el doctor Benigno Montenegro Reyes conversó con SAVALnet.
- Doctor Montenegro, ¿cómo describiría la situación actual de la oncología pediátrica en Antofagasta?
- Yo diría que la oncología pediátrica en Antofagasta siempre ha estado cubierta. En un principio, esta tarea estuvo a cargo del Hospital Luis Calvo Mackenna, donde los pacientes eran derivados. Posteriormente, nosotros tuvimos la idea de comenzar a hacer más terapias acá, no sólo vía oral sino que también endovenosa, es decir, quimioterapia más compleja. Por ello nació la idea de este Centro de Cáncer Infantil Parcial del Programa Infantil Nacional de Drogas Antineoplásicas (PINDA), donde hacemos tratamiento y diagnóstico completo a tres patologías: linfoma de Hodgkin, histiocitosis de Langerhans y a algunos tumores sólidos que ya nos sentimos con propiedad de tratarlos, como los tumores de células germinales. Son los que diagnosticamos y tratamos. Estamos preparados para abordar la leucemia, el linfoma en etapa de mantención y, en la medida que vayamos avanzando, la idea es que el Calvo Mackenna vaya derivando esos pacientes con un protocolo previo. Queremos mejorar la cobertura en otros tumores sólidos. En estos momentos, sólo hacemos terapia que es ambulatoria y la hospitalización la reservamos para los pacientes que pudieran tener complicaciones. Pero estamos trabajando para ampliar nuestra cobertura.
- ¿Qué cifras se manejan en cuanto al cáncer infantil en nuestro país?
- A nivel regional los casos esperados al año fluctúan entre los 14 a 15 pacientes nuevos. No todos esos pacientes, necesariamente, se tienen que someter a quimio o radioterapia, pero eso es lo estimado, de acuerdo a la estadística a nivel regional. La idea es que este centro avance para asumir a todos los pacientes de la macro zona norte, desde la Región de Arica y Parinacota hasta Atacama. A nivel país, estamos diagnosticando alrededor de 500 nuevos niños al año, eso es lo que maneja en PINDA. Pero, como es lógico, esa cifra va variando de un año a otro.
- ¿Cuáles diría usted que son las problemáticas más prevalentes en el ámbito de la oncología infantil?
- Lo más frecuente es la leucemia linfoblástica aguda y, en general, la leucemia. Estos carcinomas abarcan aproximadamente el 40 por ciento de los diagnósticos en oncología pediátrica en este momento en Chile, seguido por los tumores del sistema nervioso central y el resto de los tumores. En la región, el escenario es bastante parecido. En los últimos años, lejos lo más frecuente es la leucemia, seguido por los linfomas y, en tercer lugar, por los tumores del sistema nervioso central.
- El cáncer en 98 por ciento de los casos se presenta en la edad adulta y solamente un dos por ciento en edad pediátrica. ¿De qué manera se puede hacer un diagnóstico precoz en la infancia?
- En el adulto, está claro: lo que hay que hacer es prevenir, cosa que en la edad pediátrica es muy difícil de hacer, porque no tenemos certeza de cuáles son todos los factores que influyen en la generación del cáncer pediátrico. Conocemos algunos aspectos desde el punto de vista genético, desde el punto de vista ambiental, pero todavía no hay nada claro. Más que un diagnóstico precoz, en el momento que hay sospecha de tumor hay que someter al paciente a estudio inmediatamente, eso es como la premisa que tenemos en este minuto. O sea, no perder tiempo en derivarlo o hacer imágenes en otros lugares. Nosotros sabemos que cuando recibimos a un paciente, por ejemplo, a través del AUGE, tenemos que entregar cobertura, que contempla diagnóstico, tratamiento y seguimiento, prestaciones que deben otorgarse según los plazos preestablecidos dependiendo si se trata de leucemia, tumores sólidos o linfomas. Entonces nuestro actuar es bastante más acotado y nos permite hacer un diagnóstico más precoz. Por eso, nosotros pretendemos capacitar a todas las personas de la atención primaria, que son los que también están haciendo medicina pediátrica en el sector público, para que frente a sospecha, deriven inmediatamente a ese pequeño paciente para estudio.
- El diagnóstico de un cáncer pediátrico es el inicio de un largo camino en las relaciones entre los médicos y los padres de niños enfermos. ¿Cómo se trabaja la relación médico/niño/padres para mantener la adherencia terapéutica durante el proceso?
- Nosotros tenemos una relación que es participativa, es decir, funcionamos como cabeza, pero en este tipo de tratamientos tenemos que trabajar sí o sí en equipo. Lo principal para nosotros es el paciente. Los papás, obviamente, son los que brindan todo el apoyo a través de la contención y comunicación con el niño, pero tratamos de hacer un trabajo muy especial con nuestro paciente. Es una relación muy cercana, basada en la confianza y la verdad. El niño en todo momento sabe lo que le está pasando, algo básico para nosotros. Con ellos no utilizamos palabras técnicas, sino un lenguaje más de niños. A los padres tratamos de explicarles lo máximo sobre la patogenia para hacerlos partícipes de los cuidados del niño y el tratamiento. Tratamos de que no queden dudas sobre la importancia de seguir al pie de la letra el tratamiento, del régimen que tienen que tener en la casa, de los cuidados en general en caso de vómitos o caída del pelo. Pero eso no solamente lo hacemos nosotros, sino que lo refuerzan nuestras enfermeras y el resto del personal de nuestro equipo, es decir, es un manejo multidisciplinario y de equipo. Además, en el último tiempo, incorporamos a una psicóloga dentro del equipo, que evalúa a los pacientes y que, en el caso de ser necesario, realiza alguna intervención.
- ¿De qué manera es posible mejorar la calidad de vida de los niños, al mismo tiempo que fortalecer su integración social y familiar?
- Este punto tiene que ver con el entendimiento de la familia de la enfermedad y eso está directamente relacionado con lo que nosotros le podamos transmitir, pero no como médicos aislados, sino que como equipo multidisciplinario e integral. El mejorar la calidad de vida es un tema muy amplio, que no depende solamente de la enfermedad y el tratamiento, sino también de las condiciones previas que existan en la familia. Nosotros tratamos de enfocarlo de una manera integral, abarcando todos los ámbitos que tienen que ver con la pediatría primero y con la oncología, después. Si bien no siempre logramos mejorar sustantivamente la calidad de vida, para nosotros es imprescindible no deteriorarla y para eso una de las cosas más importantes en este proceso es disminuir –y esa es la función de este centro- el desarraigo.
- Cosa que antes se producía con el viaje a Santiago, al Hospital Luis Calvo Mackenna…
- Exactamente. Este es un tema no menor, porque no sólo se sufre una enfermedad, sino que también se produce un desarraigo del hogar, una separación de la familia y, en algunos casos, hay conflictos entre los padres por esta separación prolongada, que se puede extender por meses, algo que puede provocar rupturas familiares. La idea es disminuir estos eventos y que en torno a la enfermedad se fortalezca la familia y los vínculos, tanto a nivel parental como parento-filial y, con eso, mejorar la calidad de vida de nuestro pequeño paciente y su familia. Esa es una pretensión tremendamente elevada y muy altruista, pero sería lo ideal.
- En su área de acción, ¿qué nos podría comentar sobre el rol que juega la investigación?
- A nivel nacional, nosotros no hacemos mucha investigación clínica. Nos regimos por las guías que nos brinda la investigación a nivel internacional. La investigación en el país está enfocada a revelar cosas que se están haciendo afuera. Por ejemplo, la leucemia es una enfermedad residual mínima, en eso se está haciendo investigación, pero no a partir de la intervención terapéutica. Se está investigando mucho sobre las enfermedades, desde el punto de vista genético, familiar, de las causas que originan los diferentes tipos de cánceres en los niños, pero no se ha investigado en el tema terapéutico. Hacemos lo que realmente ya está validado y tendemos a mejorar sobre un estándar. Nosotros pretendemos usar protocolos que a nivel internacional estén probados, no entramos en ramas “experimentales” en general. Eso se lo dejamos a otros países que están dedicados a la investigación terapéutica.
- Dentro de la especialidad, ¿cuáles han sido los principales hitos o avances en las últimas décadas?
- Hay muchos avances como nuevas drogas y tratamientos probados. La combinación de radioterapia y quimioterapia, sobre todo en el último tiempo, ha tenido un gran avance sobre todo en drogas que actúan a nivel inmune y a nivel de receptores específicos que han tenido buen efecto. Ejemplo claro, es el descubrimiento de los inhibidores de la tirosina quinasa, que ha sido un avance tremendo en el tratamiento de la leucemia mieloide crónica y en el tratamiento de los tumores en general, no solamente en los niños sino también en los adultos. Ha habido avances en el tema de los anticuerpos monoclonales contra determinados receptores o moléculas que pudieran estar aumentando la proliferación del tumor o que estuvieran fomentando la metástasis en algún momento dado. Muchos de estos anticuerpos monoclonales están en investigación, pero actúan contra receptores que tienen las células cancerígenas en particular. Los avances en esta materia han estado dirigidos a minimizar un poco los efectos secundarios de la quimioterapia.
- El Hospital de Antofagasta cuenta con una sala de quimioterapia en la Unidad de Pediatría que permitirá el tratamiento de leucemias, linfomas y tumores sólidos además de continuar con el seguimiento de esta enfermedad en niños de la zona norte del país. ¿Cómo nace la idea y, más tarde, el proyecto de implementar esta sala en Antofagasta?
- Esta idea es muy antigua. Yo diría que viene desde el siglo pasado, desde el año 1997-98. El doctor Cristian Polanco hizo todo un proyecto para instalar una sala donde se pudiera hacer quimioterapia en Antofagasta. Esa sala se inauguró en 1999 y estuvo funcionando un par de años, pero por múltiples razones fue decayendo y, finalmente, se suspendió el tratamiento de los niños en la ciudad. A partir de 2001-2002 el doctor Alejandro Urrutia comenzó a tratar las leucemias y los linfomas de mantención en Antofagasta y todo el resto de pacientes debía seguir viajando a Santiago. Hace unos años, se generó la idea de resucitar este centro, porque era una necesidad para la zona norte y una complementariedad dentro del tratamiento, especialmente, del Hospital Luis Calvo Mackenna, recinto asistencial del cual nosotros dependemos en muchos de los diagnósticos.
- ¿Cuáles son los beneficios que traerá esta sala para los pacientes de la macro zona norte del país?
- El hacer terapia en el norte, permite que los pacientes no tengan que viajar toda esa cantidad de kilómetros en busca de tratamiento y, además, de manejar las complicaciones de la terapia a nivel local. Eso es algo muy importante.
- ¿Qué significado tiene para usted, considerando que es el coordinador de la Unidad de Oncología del Hospital Regional de Antofagasta, esta implementación?
- Para mí es motivo de satisfacción y orgullo el poder contar con este centro renovado, en el sentido de que el proyecto se basó, básicamente, en tres aspectos: tratar de dar cobertura a la mayor cantidad de tumores, desde el punto de vista del tratamiento; construir y tener instalaciones que fueran acorde a las exigencias y los niveles tanto de la autoridad sanitaria como de la acreditación; y en seguir avanzando en hacer más protocolos y ojalá poder completar la totalidad de los cánceres infantiles tratándose en la región. La idea no es solamente cubrir Antofagasta, sino que expandirnos en algún momento a la macro zona norte entre la Región de Arica y Parinacota y Atacama.
- Por último doctor, ¿cuáles diría que son los desafíos a futuro, tanto de su área de trabajo, como para la corporación?
- Nuestro desafío principal es expandir la población objetivo y continuar mejorando nuestra atención a los niños a través de tratamientos complementarios, es decir, quimio y radioterapia. Es de esperar que podamos empezar a hacer quimioterapia a nivel local en el Centro Oncológico Norte de Antofagasta. Y, eventualmente, si pudiéramos hacer inmunoterapia en algunos tipos de tumores sería ideal.
