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30 Abril 2012

Dr. Carlos Hinzpeter González:

“Detrás de cada accidente, hay un tema de fácil prevención”

Para el especialista con intervenciones en seguridad vial e implementando estrategias simples en el hogar, se podrían reducir en un tercio las muertes de niños en accidentes.

Por cada niño que muere en una colisión o choque vial, otros cuatro quedan con daño neurológico y 160 requieren ser hospitalizados. Con ese dato duro el doctor Carlos Hinzpeter González, especialista de cuidados intensivos de la Clínica Las Condes, comienza a relatarnos de qué manera fue introduciéndose en el tema de la prevención de accidentes en el niño o “lesiones no intencionales”, como él prefiere llamarlos.

El especialista, titulado de la Universidad de Chile y con más de 30 años de experiencia, se formó en cuidados intensivos en el California Lutheran Hospital, recinto asociado al Children Hospital de Los Angeles. Cuando volvió a Chile, su cargo en el Hospital de Niños Dr. Exequiel Gonzales Cortés estaba ocupado, así que se incorporó a trabajar en el Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna, primero en la Unidad de Pediatría y, más tarde, en la Unidad de Cuidados Intensivos, que era la “única unidad pediátrica de cuidados intensivos en Chile”, comentó el doctor Hinzpeter.

“En cuidados intensivos uno empieza a darse cuenta que muchos de los accidentes que nos toca tratar, podrían haber sido evitados tomando medidas sencillas. Fue entonces cuando decidí interiorizarme e introducirme en el mundo de la accidentabilidad y su prevención, área que he desarrollado bastante”.

Entre el año y los 18 años, en Chile mueren aproximadamente 1.100 niños al año. De ese número, 24 por ciento fallece de asfixia por inmersión. Además, por cada niño que muere por esta causa, cuatro quedan con daño neurológico permanente. “Por lo tanto, si mueren 250 niños por inmersión y 1.000 quedan con daño cerebral, estos 1.250 niños dan un promedio de tres a cuatro accidentes diarios por inmersión. Y no hay enfermedad existente que mate a esa cantidad de niños al día”, comentó preocupado el pediatra.

Este médico fundador de Clínica Las Condes, recibió a SAVALnet en su consulta para conversar sobre este importante tema y sobre la creación de su sitio web: www.noaccidentes.com, donde ayuda a padres y médicos del mundo latino, trasmitiendo y enseñando todo lo que sabe y ha aprendido sobre accidentabilidad.

- Doctor, para empezar ¿cómo definiría usted el concepto de accidente?
- De manera muy fácil: cambiándole el nombre. Hoy, con el tema de los accidentes, la gente tiende a relacionarlo con la siniestralidad, con mala suerte, con el que “si va a pasar pasa”, cuando la verdad no es así. En la actualidad, internacionalmente los accidentes se conocen como lesiones no intencionales y que, si usted lo piensa, no debieran ocurrir. Detrás de cada accidente, hay un tema de fácil prevención. Cuando uno empieza a ver los números el tema se muestra bastante impresionante: anualmente fallecen producto de distintos accidentes 1.100 niños entre uno y 18 años. Ahora, está muy establecido de que por cada niño que fallece hay otros que no lo hacen. Algunos quedan hospitalizados un día, otros sólo concurren a urgencia y otros que quedan con daño neurológico permanente y esos son cuatro, es decir, por cada niño que fallece hay cuatro que quedan con daño neurológico permanente para el resto de la vida. Por lo tanto, son –por lo menos- 5.500 niños al año los que se pierden en este país y eso en números redondos se traduce en aproximadamente 16 niños diarios.

- Es un número altísimo…
- Claro, es un número que uno no se lo imagina. Imagínate lo que significa. Al igual que otros países, este tema es muy importante, porque cada día hay menos niños, mientras que el grupo de jubilados se va haciendo cada vez más grande. Entonces es un problema de tipo sociológico mayor el que se está midiendo.

- ¿Cómo se involucró con el tema de la accidentabilidad?
- La verdad es que me fui involucrando en este tema al trabajar en UCI, tanto en el Hospital Calvo Mackenna como en Clínica Las Condes. Es muy fuerte trabajar con niños que se han visto involucrados, por ejemplo, en accidentes automovilísticos o pequeños que, por no haber sido bien vigilados por un adulto, sufren severos daños neurológicos al caer a una piscina. Con mucha impotencia uno ve que muchos de los problemas que tenemos que resolver en la UCI, se podrían haber prevenido. La responsabilidad del accidente de un niño, es siempre de un adulto que tenía que estar vigilándolo, siempre.

- ¿Cuál es la epidemiología de los accidentes en la población infantil?
- Ya lo hablábamos anteriormente, al año fallecen 1.100 niños entre el año y los 18 años. Ahora las causas de fallecimiento son variables, porque van dependiendo de la edad. Obviamente a los 17-18 años tú tienes un porcentaje bastante alto de accidentes producto del alcohol en la conducción. Al año o dos, la asfixia por inmersión y las quemaduras son la principal causa. Si tú quieres hacerte una gran imagen: un 25 por ciento de los niños se muere por accidentes automovilísticos y un 24 por asfixia por inmersión, ya con esas dos causas estás manejando la mitad de los accidentes infantiles.

- De acuerdo con los antecedentes epidemiológicos, ¿es posible definir el perfil característico de un niño que sufre un accidente grave relacionado con su edad y el tipo de lesión?
- Tan tipificado no está. Hay casos de accidentes en piscina que no son asfixia por inmersión. Por ejemplo, un niño de 14 años se tira un piquero sin conocer el fondo y se da un golpe en la cabeza, eso le puede provocar una fractura a nivel cervical que lo va a dejar paralítico del cuello hacia abajo. Ese adolescente no se encuentra dentro del grupo clasificado dentro del de asfixia por inmersión, pero sí tuvo un accidente en piscina que le provocó un daño severo. Lo importante es que uno tiene que analizar y manejar todas las potenciales causas que te puedan originar alguna lesión en el niño. Cosas tan simples como el cordón de las persianas, pueden causar la muerte de un niño. Hay que partir de la base que todas las acciones que uno quiera hacer para prevenir o anticipar un accidente siempre son insuficientes, porque los niños se las ingenian, de una manera u otra, para pasar la reja de la piscina, para abrir una puerta de un edificio y salir a la escala y caerse por ella, en fin. Yo siempre le digo a los padres que uno tiene que anticipar, mirar y conocer su casa para poder formarse una idea sobre qué barbaridad va a hacer este niño e, idealmente, estar siempre alguien mirándolo, sobre todo en ciertas edades, de los dos a seis años, que tienden a hacer acciones riesgosas y donde el autocuidado todavía no se ha desarrollado.

- ¿Cuáles son los accidentes que tienen una mayor frecuencia en los niños y adolescentes?
- En pediatría, en menores de 18 años, todos aquellos relacionados con el automóvil: el ir sin cinturón de seguridad; sin la silla adecuada; con la silla adecuada, pero mal instalada; o con los niños de copiloto, porque los autos modernos tienen airbag adelante. Un airbag está diseñado para golpear a un adulto de 1.75 metros en el pecho. Sale a una velocidad de 300 kilómetros por hora y dura décimas de segundo inflado. Lo suficiente para frenarlo en el minuto del accidente. Si tu sientas a un niño de ocho años adelante, al momento del accidente, éste va a ir hacia adelante y en el momento del impacto el airbag va a salir a 300 kilómetros por hora, pero no le va a pegar en el pecho, le va a pegar en la cara, le va a lanzar el cuello hacia atrás y le va provocar una fractura a nivel cervical y eso es de altísimo riesgo. Tanto así que algunos autos vienen con letreros advirtiendo y otros más sofisticados tienen un sensor de peso, si no te da el equivalente mínimo requerido, que son entre 55 y 65 kilos aproximadamente, automáticamente el airbag se desconecta.

- ¿Cómo se puede trabajar con los niños el tema de la prevención, cuando por naturaleza son curiosos y osados? Y por más de que un papá le explique que no debe hacer tal o cual cosa, ellos insisten en ir y experimentar hasta que se caen…
- Hasta que se caen, tú lo has dicho. Y se van a seguir cayendo. La idea no es formar niños que sean incapaces o que tengan miedo de todo. Hay cosas que podemos manejar y otras que no vamos a poder manejar nunca. Yo creo que no va a existir un mundo sin accidentes, pero los que podemos manejar son los que, habitualmente, causan la muerte de los niños. Sobre esos debemos concentrarnos. Y para ello debemos pensar y hacer las cosas como están definidas, por ejemplo, usando bien las sillas para niños en los autos. Frente a un accidente o choque, nueve de cada 10 niños se salvan gracias a que van en la silla del auto. Sin embargo, si esa silla está mal instalada esa estadística ya no sirve. Nosotros hicimos revisiones de silla acá en Clínica Las Condes, vino mucha gente y nos encontramos con que un 80 por ciento de sillas mal instaladas. Estos números son similares a Estados Unidos y a otras partes del mundo, por eso nosotros estamos trabajando para solucionar este problema. La comunidad tiene que aprender a instalar su silla bien y eso hay que enseñarlo. Hay que transmitirle a los padres que los niños son imitativos, por lo tanto en la medida de que ellos no usen los cinturones, el niño no lo va a usar, lo mismo se replica al caso del cigarrillo y así sucesivamente. Ellos nos están mirando, por lo tanto tenemos que predicar con el ejemplo.

- ¿Cómo se maneja en autocuidado en un niño?
- Principalmente, educándolo. Cuando yo estaba en el colegio, había un ramo que se llamaba educación cívica, donde nos enseñaban sobre la persona y su naturaleza, la sociedad, la constitución, el estado y sus poderes, las formas de gobierno, etc. Si yo tuviera que instaurar el ramo hoy, conservaría de él el nombre y cambiaría las materias. Enseñaría cómo ser ciudadano, cómo me tengo que comportar frente a mí y a mis pares, el respeto por la gente, entre otras cosas. Haciendo un cambio de pensamiento y de actitud se podrían lograr muchas cosas. Si desde chiquitos le enseñamos a los niños a cuidarse, ellos cuando grandes van a ser adultos responsables. Perder tantos niños se traduce en un tremendo costo: los accidentes viales le representan al país anualmente casi un dos por ciento del PIB, lo que son muchos miles de millones de dólares, que el país pierde, porque esa vidas son irrecuperables.

- Me imagino que en su experiencia clínica ha visto muchos accidentes y padres que llegan con un tremendo sentimiento de culpa frente a un hecho que se pudo evitar. ¿Cómo se trabaja ese tema que, al igual que el accidente mismo, es muy complejo?
- El tema de los papás no tiene solución. Cuando un hijo fallece se rompe la ley de la naturaleza, que es el que los hijos entierren a sus padres y no los padres a los hijos. Y eso es inmanejable para un padre al que se le murió un hijo en un accidente. Esa persona nunca más se logra recuperar. Y tanto es así que el 30 por ciento de esos matrimonios, antes de seis meses, están separados, porque siempre hay un sentimiento de culpa. Entonces afecta a la persona, a la estabilidad matrimonial y termina afectando a otros hijos en forma tremenda. Es un tema muy difícil, hay que darles un tremendo apoyo psicológico. Yo siempre derivaba a los padres precozmente a un psicólogo o psiquiatra, a alguien que los apoyara, pero aún así es un sentimiento que no se olvida nunca más en la vida.

- Por último doctor, usted creó un portal web www.noaccidentes.com, ¿cuál fue el propósito?
- La verdad es que a la hora de crear este sitio web simplemente quise ayudar en algo, transmitiendo lo que siento y lo que he aprendido y estudiado. En Chile, desafortunadamente, es muy poca la gente que le da importancia al tema y tanto es así que las 500 mil personas que han entrado al sitio, en estos pocos años, dan cuenta de ello. No existen páginas en español que entreguen información sobre este tema. A mi sitio entran personas de todo el mundo latino, lo que demuestra que hay preocupación por saber. Lucho porque en mi Departamento de Pediatría todos sintonicemos con el tema, porque todavía siento que somos pocos. Lo que me deja tranquilo es que muchos papás nos han agradecido que sus hijos estén vivos, gracias a nuestra labor preventiva a través de nuestras charlas en la clínica. En la medida que tú trasmites y que la gente trasmite es posible que vayas logrando un grado de civilidad. Un estadounidense es muy raro que se suba a un automóvil y no se ponga automáticamente el cinturón. A mí me pasa, ese es el punto. La idea es que podamos lograr que a todos los chilenos les pase y que no tengamos que lamentar más muertes en niños, por no realizar acciones tan simples como esa.

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