Dr. Rodrigo Donoso Rojas:
“Tenemos una deuda pendiente con quienes esperan una córnea”
Los avances científicos durante los últimos 50 años han permitido dar tratamiento a enfermedades anteriormente incurables. Uno de los adelantos más relevantes han sido los trasplantes, que en el mundo médico ha planteado distintas interrogantes y desafíos desde lo experimental hacia lo terapéutico; desde el paternalismo hacia la autonomía expresada en el consentimiento informado; y, ante el mayor requerimiento, al problema de la escasez de órganos y tejidos.
Las estadísticas de la Corporación del Trasplante son radicales: en Chile, entre 700 y mil personas, desde pacientes pediátricos hasta adultos mayores, esperan recibir una donación de córneas. Sin embargo, en la práctica sólo se promedian 46 donantes al año.
Si bien esta realidad ha tenido grandes progresos desde que el oftalmólogo Carlos Camino realizó el primer implante de córneas en 1943 en el Hospital San Vicente de Paul en Valparaíso, actualmente el déficit de donantes es muy grande, realidad que contrasta de forma abrumadora si se compara con la de países desarrollados, en donde la cultura de trasplante está inculcada en la mentalidad de la gente y en los sistemas de salud, como un tratamiento más, habiendo córneas para todos los requerimientos.
El doctor Rodrigo Donoso Rojas, destacado oftalmólogo del Hospital del Salvador y de Clínica Oftalmológica Pasteur, formado en la Universidad de Chile, especialista en córnea de la Universidad de Puerto Rico y del Moorfields Eye Hospital de Londres, es un convencido de que a este tema “no se le ha tomado el real peso que tiene, dentro del sistema sanitario público”.
“Es un hecho que hay un déficit de donantes en Chile. Nosotros, dentro del Hospital del Salvador, estamos desarrollando un proyecto para que autónomamente procuremos córneas a partir de pacientes fallecidos. La dirección de nuestro hospital nos apoyó en todo esto, así que nos da la fuerza y esperanza que necesitamos para poder sacar a delante nuestra lista de espera, que supera los 200 pacientes y que no se ha movido en años”.
Este tema, por cierto, será abordado en el próximo Congreso Chileno de Trasplante que se desarrollará entre los días 10 y 12 de noviembre en el Hotel Enjoy del Mar de la Ciudad Jardín, donde el doctor Donoso es coordinador junto con el doctor Andrés Torres del bloque de bloque de córnea, en el que participarán subespecialistas del tema tanto nacionales como extranjeros.
“La Sociedad Chilena de Trasplante nos invitó como especialidad de córnea una vez más al congreso, con la idea de incorporar a todos los tejidos y órganos, porque en el fondo el denominador común de todos ellos es la insuficiente donación. Yo me hice socio de la Sociedad tratando de abordar todos los frentes que se puedan, para lograr resolver la problemática de la donación de córneas”, destacó el doctor Donoso.
En esta entrevista con SAVALnet, el especialista nos cuenta sobre su participación en el Congreso de Trasplante y sobre los desafíos que el tema plantea a los profesionales chilenos dedicados a este tema.
- Doctor Donoso, antes de comenzar me gustaría que nos explicara brevemente cuál es la función de la córnea.
- La córnea es el lente más potente del ojo, que enfoca las imágenes en la retina junto con el cristalino, que hace la sintonía fina y es el que se encarga de enfocar los objetos a diferentes distancias. La córnea posee propiedades ópticas de refracción muy significativas, representando cerca de 2/3 de la capacidad total de enfoque del ojo, aproximadamente 44 dioptrías.
- ¿Cuáles son las razones por las cuales se puede dañar este órgano?
- Bueno, hay diversas razones por las cuales se puede dañar la córnea: congénitas; degenerativas, donde la más frecuente es el queratocono, que tiene un trasfondo genético; infecciosas, por bacterias, hongos y herpes; traumáticas, por ejemplo, si se lesiona la córnea al cicatrizarse ya no queda trasparente, por lo tanto las cicatrices la opacifican y ya no le permiten actuar como lente; e inflamatorias de distinto origen, ya sea inmune u otras que son más raras. También puede perder su transparencia por distrofias o posterior a un trauma quirúrgico, que se puede ocasionar cuando se altera el endotelio durante la cirugía de catarata, fundamentalmente, y por lo tanto eso descompensa la córnea. Esta también es una causa frecuente. En todos estos casos que te mencioné, cuando ya la córnea no funciona como lente, porque es irregular, está indicado el trasplante, cuyo porcentaje de recuperación visual, si el resto del ojo está bien, puede alcanzar el 100 por ciento.
- ¿Y a partir de qué edad se puede realizar este procedimiento?
- A cualquier edad. Yo recién hice un trasplante en una guagüita de casi tres meses, que nació ciega por una malformación congénita. Así que se puede realizar a cualquier edad hasta los 90 años o más, las personas mayores también tienen derecho a ver y pueden ver normal. Da lo mismo la edad en el ojo.
- ¿Por qué en este tipo de trasplante, a diferencia de otros, no es necesario utilizar drogas inmunosupresoras de por vida?
- A veces se necesita, menos que en otros tejidos u órganos. La córnea, para que sea transparente, tiene la propiedad de ser avascular. No tiene vasos sanguíneos, que son los que reconocen al antígeno externo, o sea, al injerto. Al no haber vasos sanguíneos, el injerto de córneas no se reconoce como en otros trasplantes, pero hay patologías en que sí existen vasos sanguíneos, debido a inflamación o infecciones, por lo tanto el sistema inmune va a reconocer esta córnea como ajena y la van a rechazar y, a veces, sin vasos sanguíneos la rechaza igual, porque de alguna manera a través del humor acuoso, de la inflamación, si es un injerto periférico, del contacto con el limbo también toma consciencia el organismo de que es ajeno y lo rechaza. Ahora, esto es mucho menos frecuente que en otros órganos que son vascularizados. Así el riesgo de rechazo es muy poco. Con una córnea avascular, como en el queratocono, puede ser tan bajo como alrededor del 2-3 por ciento de rechazo. Y como es de poco riesgo, en general, no necesita inmunosupresión sistémica, basta con corticoide tópico local y si rechaza o cuando hay patologías con vascularización, digamos patologías con vascularización de la córnea y ojo único o que ya haya hecho un rechazo previo y haya que cambiar un injerto se debe inmunosuprimir. De hecho, los bebés que trasplanto los inmunosuprimo, porque son pequeñitos que nacen con un ojo y que si rechazan el pronóstico del segundo injerto es casi nulo. Entonces, hay que asegurarse y cuando uno lo quiere hacer puede o debe hacer inmunosupresión en ese paciente.
- Cuando se encuentra frente a un rechazo, ¿cuáles son los pasos que se deben seguir?
- El rechazo se trata con esteroides tópicos potentes de manera frecuente y eventualmente con sistémicos y la gran mayoría de los casos uno puede controlar el rechazo. Si el paciente se demora mucho en consultar, ahí ya es difícil revertir el rechazo, pero cuando uno lo trata a tiempo, en general, lo controla y sigue relativamente trasparente la córnea, funcionante y, por lo tanto, no se pierde. Cuando ya hay varios rechazos o cuando ya se llega tarde al rechazo, hay que cambiar la córnea. Pero hay que tener claro que al segundo trasplante rechazado, el pronóstico es mucho más bajo.
- En el próximo congreso de trasplante, que se celebrará en Viña del Mar entre el 10 y 12 de noviembre próximo, usted abordará el tema del queratocono. ¿De qué se trata esta patología?
- El queratocono es una enfermedad degenerativa que tiene un sustrato genético, y también se ha demostrado que la alergia tiene un rol fisiopatológico en la manifestación del queratocono como enfermedad. El refregarse los ojos más un sustrato genético, hace progresar el queratocono. La córnea al tomar una forma cónica, pierde su propiedad de lente y la capacidad de foco del ojo. Me ha tocado, por distintas circunstancias, concentrar y operar a muchos pacientes con queratocono y yo creo que, además, se está diagnosticando más precozmente. Hoy contamos con mayores y más eficaces alternativas terapéuticas para su tratamiento.
- ¿Cuál es la epidemiología de esta enfermedad en el país. Se ha hecho un registro o no?
- No se sabe. Y no te podría adivinar ninguna, porque depende. En mi caso yo veo mucho queratocono, entonces yo te podría decir que de 10 pacientes que veo, tres tienen queratocono, pero no podemos sacar una estadística de eso, porque un médico general o un oftalmólogo puede ver un queratocono cada tres meses. No sabemos la epidemiología, ni la prevalencia, ni la incidencia mucho menos.
- ¿Un paciente con queratocono es un futuro paciente trasplantado?
- No, muchos queratoconos dependen de cuan precoz se manifiesten. Si se manifiestan en edad infantil la progresión es más severa y rápida, de alguna manera por algo se manifestó antes. Pero hay queratocono a los 40 ó 60 años que se detectan por exámenes más sensibles, pero que no se desarrollaron lo suficiente como para impedirles la visión, pero eran queratoconos frustros. La velocidad de progresión es muy variable entre los 10 y 60 años y también es variable y muy asimétrico entre un ojo y otro: en un ojo se puede manifestar mucho y en el otro nada, me han tocado muchos casos así.
- Me imagino que en el caso de las córneas, también existe un déficit de donantes.
- Claro que hay un déficit de donantes. Recientemente, sacamos dentro del Hospital del Salvador un proyecto para que autónomamente procuremos córneas a partir de pacientes fallecidos. La dirección nos apoyó en todo esto, lo que nos da mucha fuerza y esperanza para poder sacar adelante nuestra lista de espera, que supera los 200 pacientes y que no se ha movido en años. Así que esta iniciativa local de procuramiento de córnea debería repetirse en los diferentes establecimientos donde hay Servicio de Oftalmología a lo largo del país.
- A su juicio, de qué manera se podría revertir esta situación
- Yo creo que, en la práctica, para efectos de la córnea lo más eficiente es tener una persona muy preparada en abordar a las familias para plantear el problema de la donación de una manera eficiente. Las campañas públicas se han hecho hace ya muchos años y no han tenido el impacto que todos esperábamos. No sé si se habrán hecho mal, si hay que ocupar otra estratégica o qué. Además, todas estas noticias, la mayoría falsas, en torno al tráfico y robo de órganos, echan abajo cualquier campaña de difusión. Ahí estamos liquidados. Yo creo que el problema ha sido de comunicación pública, que habría que abordar con especialistas. Lo que sí me parece mucho más eficiente y nos brinda mayor satisfacción, desde el punto de vista del procuramiento, es contar con gente especializada que aborde a las familias. Lo ideal sería que, a futuro, pudiéramos contar con un banco de córneas que nos surtiera. Eso vamos a poder tenerlo cuando el proyecto que estamos desarrollando se aplique en los demás hospitales y tengamos suficientes córneas como para poder tener un banco que distribuya a todo el país. El 90 por ciento de las córneas que se ponen acá en Chile son estadounidenses y quienes pueden aprovecharlas son las personas capaces de pagarlas, es decir, en el sistema privado. Otra inequidad más de este sistema de salud. Acá en el sistema público tenemos a padres de familia, jóvenes, ciegos con ojo único por años, porque no tienen 1000 dólares y nadie les resuelve el problema. Con ellos tenemos una deuda pendiente.
