Dra. Q.F María Elena Sepúlveda:
“En un hospital público es posible ofrecer atención humana y de calidad”
La Q.F. María Elena Sepúlveda Maldonado es la primera químico farmacéutico en asumir un cargo en la dirección de un hospital público de nuestro país, tras ser elegida directora del Hospital del Salvador en mayo de este año. En su trayectoria de vida y laboral destaca por ser una mujer innovadora, líder y confiada en sus capacidades. Si bien sus inicios se centraron en el área de la cosmética, las oportunidades y caminos de la vida la llevaron a ser un referente para todos los químicos farmacéuticos del país en cuanto a gestión de procesos y a la inclusión de sus pares en la atención clínica. “Siempre he tenido ganas de hacer cosas nuevas, de innovar, de sacar la profesión adelante”, comenta.
La actual directora del Hospital del Salvador admite que siempre tuvo interés y características para dirigir grupos, pero que su motivación por incluir al farmacéutico como parte real del equipo clínico se vio fomentada cuando viajó a España y conoció a Joaquín Bonal, director del servicio de farmacia del Hospital San Pablo en Barcelona. “Cuando tuve el honor de conocer a este gran farmacéutico, entendí qué era lo que tenía que hacer como profesional de hospital, hacia dónde debía orientar la profesión y empecé a incorporar la farmacia clínica en los hospitales a través de cursos científicos orientados a formar profesionales que se integraran en la atención directa de los pacientes”.
Su destacada trayectoria avala todos sus logros. La carrera profesional de la Q.F. María Elena Sepúlveda, egresada de la Universidad de Concepción, siempre ha estado ligada al servicio público. Ingresó a la atención primaria el año 1989 encargándose del Consultorio Santa Julia, y luego fue Directora de Salud de la Municipalidad de Macul, donde le correspondió poner en marcha el Consultorio Dr. Félix de Amesti. Cuatro años más tarde comenzó su extensa relación laboral con el Hospital del Salvador, donde primero se desempeñó como Jefe de Farmacia, posteriormente asumió la jefatura de la Unidad de Gestión Farmacéutica del Servicio de Salud Metropolitano Oriente y en 2008 el director del hospital le designó la función de Sub Directora de Apoyo Diagnóstico y Terapéutico.
Actualmente está muy contenta de asumir la dirección, aunque admite que es una gran responsabilidad y desafío. En la entrevista con SAVALnet la químico farmacéutica y experta en gestión y administración de instituciones de salud, nos cuenta sus planes como líder de uno de los hospitales públicos más importantes del país y sobre su visión del actual químico farmacéutico.
¿Qué se siente ser la primera químico farmacéutico de nuestro país en asumir un cargo en la dirección de un hospital público?
Un tremendo orgullo, pero también mucha responsabilidad. Dentro de mis objetivos no estaba ser directora, sin embargo, cuando asumí la Subdirección de Apoyo y Diagnóstico Terapéutico creo que hice mi primer peldaño en el tema. Porque si ya tenía a mi cargo más de la mitad del hospital, hacerme cargo del hospital entero no iba a ser tan difícil. Es un desafío que me lo propuse y lo conseguí. Creo que mi historia, mi vida, las oportunidades, las capacidades, el conocer gente que me dio la posibilidad de crecer, todo fue importante para llegar hasta acá.
¿Qué rol cree usted que debe desempeñar idealmente el químico farmacéutico en un hospital?
Lo que más me interesaba cuando ingresé al hospital como jefa de farmacia era posicionar al químico farmacéutico como parte real del equipo clínico, no que nos vieran sólo como el farmacéutico dispensador de medicamentos. Porque el farmacéutico es un colaborador al médico siendo corresponsable de la farmacoterapia. Cuando yo llegué a la farmacia del hospital eran sólo tres Q.F. y hoy son 11. A pesar de eso siento que faltan, ya que las actividades que se realizan en farmacia son múltiples y porque nosotros estamos en todas las etapas del medicamento. Desde la selección de qué comprar, hasta cómo va a actuar el medicamento en el paciente de acuerdo a la farmacocinética de éste y a la farmacodinamia de cada paciente. Nosotros podemos aportar en todos los procesos y eso para mí es lo interesante de desarrollar en el hospital.
Concretamente, ¿de qué manera se integra el químico farmacéutico en la atención clínica?
Se integra en la visita diaria junto con el médico, revisando la indicación individualizada para cada paciente. La idea es dejar una farmacoterapia propia de acuerdo a sus características, sus años, su patología, condición física, etc. Así entregamos una terapia ajustada a cada persona.
En cuanto a la totalidad de las áreas del hospital, ¿a qué proyectos tiene pensado darle prioridad en el futuro?
El Hospital del Salvador es un hospital tradicional, formador de médicos y profesionales de la salud, de alta complejidad. Nosotros somos el único hospital público que realiza trasplante de médula y trasplante hepático. Estamos desarrollando un proyecto de trasplante riñón-páncreas. En la parte hemato-oncológica somos el único hospital público también que realiza todo el diagnóstico diferenciado de las leucemias y los linfomas. Es un hospital que se caracteriza por ser pionero en áreas clínicas, administrativas y estudios de investigación. Yo siento que mi labor hoy día es que eso se potencie aún más. Quiero demostrar que en un hospital público es posible ofrecer atención de salud de calidad, humana, con trato digno hacia el paciente y del nivel técnico que hoy en día ofrece cualquier clínica privada o internacional. Porque los profesionales y la gente que trabaja aquí son altamente calificados.
¿Cómo define su línea de liderazgo y de qué manera pretende dejar una huella significativa en este hospital?
Para mí un líder es quien genera las condiciones para que las personas de su grupo crezcan y desarrollen sus competencias. Y ahora que soy la directora, eso es lo que estoy tratando de hacer. Creo que mi línea es un liderazgo compartido, participativo. ¿Qué huella puedo dejar? Yo hablo desde una mirada diferente, el hecho de ser farmacéutico y no ser médico creo que me da una ventaja tremenda, porque puedo hacer el puente entre lo clínico y la gestión hospitalaria. Uno lo que hace es gestionar procesos, liderar personas y administrar recursos. Entonces hay que tener muy claro la diferencia entre liderar, gestionar y administrar. Todo va a la par, entonces siento que yo puedo desarrollar competencias en esas tres áreas, porque es lo que he hecho y lo que me gusta hacer.
¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones de químicos farmacéuticos para que puedan llegar tan lejos como lo ha hecho usted?
Más que un consejo, aquí invito a las universidades, colegios de químico farmacéuticos, industrias, sociedades científicas y a los alumnos a hacer de esta profesión farmacéutica lo que la sociedad requiere, no lo que la universidad quiere desarrollar. Ver qué es lo que nosotros podemos aportar a la sociedad y hacia allá orientar nuestra actividad, no seguir pensando en el farmacéutico que queríamos formar hace 20 años. Lo que tenemos que hacer es garantizar con nuestra profesión farmacéutica todo lo relacionado a la farmacoterapia para la resolución de una patología determinada, mejorar la calidad de vida, ese es nuestro quehacer. Para lograr esto, no solamente tenemos que estudiar de química y farmacología, sino que además hay que orientar al profesional a desarrollar sus competencias, a ser líder, a desarrollar equipos. Orientarlo al área en que realmente tiene competencias y desde allí entregarle todas las herramientas necesarias para que logre éxitos personales y como institución.
