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13 Abril 2009

Dr. Raúl Sierralta Escola:

Un siglo de vida y más de 70 años al servicio de la medicina

Don Raúl, como toda la comunidad iquiqueña lo conoce, es un médico tremendamente carismático y filántropo que con sus 100 años de vida –que al verlo y escucharlo no se reflejan- se ha transformado en un protagonista viviente no sólo de la historia de la ciudad, sino que también de la medicina, la que todavía ejerce en su consulta de Zegers 468.

Raúl Sierralta Escola nació el 13 de enero de 1909 en Copiapó. Estudió en la Escuela Básica N°17 y después en el Liceo de Hombres. Se recibió como médico cirujano de la Universidad de Chile en 1932, trabajó un tiempo en el Hospital El Salvador de Santiago y luego emigró a Concepción para trabajar en Lota y Coronel.

Se especializó en urología con el profesor Ignacio Díaz Muñoz, que formó parte de la elite profesional y universitaria formada al alero del doctor Eduardo Moore, padre de la urología chilena.

En 1936 llegó a Iquique cuando se estaba formando el primer Hospital de la zona norte, el que ayudó a reforzar el trabajo que realizaba el Hospital de Beneficencia. Su labor, en un comienzo, se centró en la atención de pacientes con “enfermedades sociales” de las salitreras, tema de salud tabú en esos tiempos.

“Lo anecdótico era que en esa época en la mañana trabajaba en el hospital y la consulta y en la noche debía partir a las salitreras, casi a escondidas, a tratar a mis pacientes aquejados por este tipo de patologías. Con el tiempo, empecé a enseñarle nuevos métodos a mis colegas que atendían en la pampa, lo que ayudó a solucionar, en parte, ese problema”, recuerda.

Amigo de ex presidentes –como Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende y Augusto Pinochet- y de sus pacientes, se mostró feliz y emocionado durante la celebración de su centenario.

SAVALnet tuvo el privilegio de conversar con unos de los doctores más longevos del país, quien compartió con nosotros su historia de vida y años de experiencia que lo mantienen todavía vigente, porque como él mismo confiesa “la medicina se convirtió en un hobby más que un trabajo y por eso he estado tanto tiempo desarrollándola”.

- Doctor, ¿qué lo motivó, en una primera instancia, estudiar medicina?
- La verdad es que la vocación de servicio que mi abuelo Saturnino como médico de las tropas heridas durante la Guerra del Pacífico y que mi padre Juvenal desarrolló, fue una de las cosas que me llamó la atención a la hora de optar por la carrera de medicina. Si bien no fueron especialistas, dominaban varias áreas del quehacer médico diario, por lo que llegaron a ser hombres muy respetados dentro de la comunidad. Y esta vocación pareciera que se lleva en el ADN de nuestra familia, porque mi hijo es médico del ejército y una de mis nietas está terminando sus estudios de medicina… ya somos cinco generaciones y espero que sigan siendo muchas más.

- Doctor, ¿de qué forma fue introduciéndose en su especialidad?
- Después de recibirme en 1932 como médico cirujano de la Universidad de Chile, trabajé un tiempo en el Hospital El Salvador de Santiago y después me fui a vivir a Concepción para trabajar en Lota y Coronel. Me especialicé en urología en Santiago con el profesor Ignacio Díaz Muñoz, que formó parte de la elite profesional y universitaria formada al alero del doctor Eduardo Moore, padre de la urología chilena que, junto a la generación del doctor Díaz, se dedicó a crear servicios en los Hospitales de Santiago y provincias. Era una época de muchos avances en este tema y llamaba la atención por ser una especialidad quirúrgica e instrumental, que se estaba formándose con mucho entusiasmo.

- Desde entonces, ¿cuáles han sido los avances más importantes que ha experimentado la medicina?
- Son innegables los avances que no sólo se han dado en el ámbito urológico. Sin embargo, nosotros –los llamados médicos de antaño- nos dejábamos llevar más por la experiencia. Siento, a veces, que las nuevas generaciones subestiman su inteligencia y descansan mucho en lo tecnológico, convirtiéndose sólo en técnicos y dejando un poco de lado esa magia que tenía antes la medicina: el descubrir, experimentar y observar detenidamente los síntomas para curar las causas.

- Su extenso currículum demuestra los grandes aportes que ha realizado al desarrollo de la medicina en la región. ¿Cuáles diría usted que son los hitos más importantes de su carrera profesional?
- Creo que lo más importante para mí fue cuando nos independizamos del Servicio de Urología en Santiago y comencé a ejercer la especialidad en el Hospital Regional de Iquique, donde tenía a cargo todo el servicio y atendía tanto a las damas como a los varones. En ese entonces hacíamos más cirugías que ahora. Hoy el tratamiento es más multidisciplinario.

- El pasado 13 de enero cumplió 100 años de vida, muchos de los cuales han estado ligados a la medicina. ¿Qué significado tiene para Usted el haber sido testigo privilegiado del desarrollo que ha experimentado la medicina en nuestro país?
- Usted lo ha dicho es un privilegio. Yo fui parte de esa medicina positivista que buscaba el perfeccionamiento social y el bienestar de la humanidad. Con los años, y gracias al desarrollo de las ciencias médicas, las investigaciones y la creación de establecimientos científicos en universidades y hospitales, se fueron tecnificando las especialidades de la medicina. Se fueron dando espacios a la especialización en el extranjero que era muy caro y, la mayoría de las veces, era costeada por los propios médicos. Vemos ahora que la modernización de las comunicaciones y tecnología ha permitido desarrollar soportes, como Internet, que han facilitado el acceso a la información, por lo que hoy el gran desafío es superar lo que ya se conoce.

- Y ¿cuáles cree Usted que serán los desarrollos futuros?
- Pueden ser muchos, no cabe duda, pero no se debe dejar de lado, según mi experiencia, la clínica, el instinto y la observación cuando se está frente a un paciente, ya que cada caso es distinto al otro, yo recomiendo confiar más en la experticia e instinto del médico que en lo instrumental.

- Por último doctor, Usted ya cumplió casi siete décadas al servicio de la medicina. ¿Si tuviera que decidir nuevamente su vida, tomaría los mismos caminos?
- Sí, sin dudarlo volvería a ser médico, ya que estoy muy orgulloso de lo que he logrado y de mi historia familiar. He sido feliz, volvería a ser médico urólogo y tomaría las mismas decisiones.

Por Carolina Faraldo Portus

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