Dr. José Ignacio Rodríguez Cuevas:
“En el blues hay una identificación total entre la música y la persona que es genuina”
El blues, no es un estilo del jazz… se podría decir que es el origen de todo. Si bien sus orígenes son inciertos y lejanos, es indudable que se trata de una genuina creación afro americana surgida del encuentro que se produjo entre las culturas europea y africana.
En Norteamérica, este contacto se inició en el siglo XVI, pero las formas musicales resultantes de este encuentro se materializaron hacia la mitad del XIX, coincidiendo con la Abolición de la Esclavitud, instaurada en la décimo tercera enmienda de la Constitución Americana por el presidente Abraham Lincoln, una vez acabada la Guerra Civil en 1865.
En sus formas arcaicas, era el blues rural cantado en los campos de algodón, en las prisiones y en los caminos por bluesman desconocidos, anónimos y sin ningún atisbo de profesionalidad. Era una música de lamento muy emocional, por lo mismo es capaz de transmitir y despertar emociones. Sus ritmos son movidos y la lírica transmite cierto desahogo. Los afro americanos hacían burla de su situación a través del blues donde compartían comunitariamente y superaban el sufrimiento a través del canto.
El conjunto de formas y estilos musicales que aparecieron desde entonces es una muestra de cómo, a pesar de los prejuicios raciales y la diferencia entre sus estéticas, dos sistemas ajenos pudieron fusionarse y generar una música interesante, rica y de sonoridad muy diferente a la que occidente estaba acostumbrado. El blues se transformó en el ingrediente principal de la música popular del siglo XX que, incluso, ha influenciado a la música erudita.
El doctor José Ignacio Rodríguez Cuevas, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de la Universidad Católica, es un entendido en la materia. Si bien no es músico practicante, ha desarrollado una sana “adicción” por esta música. Desde que la conoció, no se ha separado de ella. “La primera vez que escuché un blues me pasó algo diferente. Lo interpretaba Elvis y me produjo una emoción indescriptible que me llegó al alma”, confiesa.
El doctor Rodríguez conversó con SAVALnet sobre los inicios de este estilo musical, su afición por él y la poesía pura, dura y realista, que esta música expresa y proyecta.
- Doctor Rodríguez, ¿cómo definiría usted lo que es el blues?
- No tengo una definición exacta, por eso prefiero hablar desde las anécdotas. Si revisas la historia de esta manifestación artística, que si bien es básica, tiene algo trascendente. Su origen se vincula mucho a lo que es el “traslado” del esclavo africano a Estado Unidos, donde la única forma que tenían para expresarse era a través de la música. De ahí sale esta expresión musical que, según los músicos más evolucionados, es bastante básica con tres acordes, melodías muy estrechas, cambios melódicos muy básicos y dichos muy repetitivos. Pero hay algo detrás de eso que encierra una tremenda pasión: yo lo comparo con las artes plásticas, cuando tú ves una pintura rupestre como el búfalo en la Cueva de Altamira, un diseño simple y básico, conmueve tanto como ver la Capilla Sixtina, porque en ese arte modesto hay todo un significado, algo genuino detrás que es muy conmovedor. El blues es una expresión bastante indefinible, no hay que creer que siempre se trata de algo triste, si bien tiene su origen en un tema existencial abrumador… hay blues para todo, para los momentos tristes y alegres. En mi trabajo me he dado cuenta que el ser humano siempre se aferra a la vida y, en el caso de los esclavos, la música fue una de las formas de hacerlo.
- Se podría definir entonces como una vía de escape…
- Sí, hay varias teorías al respecto. Dicen que la diferencia entre la música occidental y la africana es que ésta última es participativa. El intérprete central está ejecutando y participando con el auditor. Una voz líder describe la historia segmentada en estrofas, las que se van contestando y comentando por el resto de los participantes. Eso se daba también en los barcos de esclavos, donde los prisioneros intentaban ubicar a sus parientes a través de frases de cantos tribales. También, la música rítmica de pregunta y respuesta era una forma de coordinar y hacer más llevadero el trabajo forzado.
- Para usted ¿cuáles son los aspectos más relevantes del género?
- Esencialmente la expresividad, la forma de cantar, la técnica para tocar guitarra que es absolutamente primitiva, pero lo que realmente tiene valor es la expresión. Por lo que logra transmitir con tres acordes y con letras bastante monótonas. El que lo definió muy bien fue Bob Dylan que dijo “la diferencia entre los intérpretes de blues blancos y negros, es que nosotros llevamos muchos años tratando de introducirnos en el blues, en cambio ellos llevan toda la vida tratando de salirse de él”. Hay una identificación total entre la música, la persona, (y el sistema) que es genuina.
- ¿Cuáles considera que son los principales hitos en la evolución de esta corriente musical?
- Bueno, podemos hablar de prehistoria e historia del blues. La historia parte cuando hay un registro fonográfico donde las primeras grabaciones son de los años 20’ donde tuvo un tremendo valor dentro de la población negra. Por un lado viene el tronco común con el jazz donde de alguna manera se intelectualiza y empieza a difundirse. Viene la guerra y luego la época de la posguerra que fue relativamente corta y después viene el nacimiento del rock que como que lo borra del mapa hasta que lo redescubren en Inglaterra y lo vuelven a traer a Estados Unidos y vuelve como una renacimiento con los antiguos maestros del blues a quienes los musicólogos norteamericanos buscaron y ayudaron a grabar sus canciones. A través de figuras como los Rolling Stones, Hendrix, Dylan o Clapton, los adolescentes de los años 60’ redescubrieron a los viejos bluesmen, volvieron a escuchar y comprar sus discos y pidieron de nuevo que subieran a los escenarios. Cabe destacar que los Rolling Stones cantaban en un comienzo covers de blues.
- ¿Cree que el blues puede llegar a desaparecer algún día por falta de interés en las próximas generaciones?
- No creo. Muchas veces ellos escuchan música, les gusta y ni siquiera saben que eso es blues, cosa que también me pasó a mí en mi época de rockero. El blues tiene una cosa especial, cuando alguien lo escucha, sobre todo en su expresión original, no puede quedar indiferente. Si es que no te gusta, por lo menos te das cuenta que algo está pasando. No es música fácil de oír, pero si te fijas muchos de los grandes músicos de rock tiene elementos de blues.
- ¿Cuáles son las influencias musicales que han marcado su apreciación de la música?
- Indudablemente el rock de los años 70’ y las expresiones musicales originales. A mí me gusta mucho nuestro folklore. De hecho, tenemos expresiones muy equivalentes acá. Si nos ponemos a analizar un poco, lo que hizo Violeta Parra es muy parecido a lo que hacían los antiguos músicos de blues. El mismo tango argentino te lleva a manifestar emociones muy diferentes. Esas son un poco las influencias. Si bien yo no soy músico. Me he preocupado de tocar algo de guitarra. Toco para mí solo, para tratar de entender un poco más las formas posibles y como mi capacidad musical es bastante limitada, obviamente me siento atraído por este tipo de expresión musical.
- No es común que una persona que no toque música se involucre tanto en el tema. Pero vemos que en su caso pasa todo lo contrario…
- Yo creo que mi gusto por esta música viene del tiempo en que yo veía y oía a personas tocar guitarra, lo que me producía una sana envidia. Ahí yo decía “si yo pudiese hacer sonar un par de notas como ellos...”. Mi manera de introducirme en la realidad de ellos es comprendiendo teóricamente este estilo. Además que, entendiendo la música por un lado uno llega a comprender mucho mejor las estructuras, aunque sea muy poco. Mi inquietud fue siempre tratar de entenderlo mejor. Aunque uno no logre tocar en forma semiprofesional, puedes llegar a entender muchas cosas y descubrir colores nuevos.
- A qué músicos destacaría tanto de la escena nacional como internacional
- En nuestro país existen personas que tocan muy bien este estilo, pero que no están en la escena comercial. Y de la gente más conocida, Ángel Parra hijo y Álvaro Henríquez tienen mucha influencia en el blues, a ellos les gusta mucho el rock de los años 50’ que es definitivamente música blues. Pero hay mucha gente que no se conoce mucho, pero que toca en el ambiente underground y que lo hacen muy bien. Acá todavía es blues no es tan potente, como lo es en Brasil o Argentina. Y del extranjero, por supuesto que B.B. King que toca en una onda más jazz, pero de igual manera es extraordinario.
- Por último doctor, tengo entendido que Usted es un coleccionista, cuéntenos un poco cuáles son las “joyitas musicales” que tiene dentro de su recopilación
- Son joyas que están en cualquier parte y que la gente todavía no ha descubierto el valor que tienen. No tengo cosas de gran valor comercial. El blues tiene la gracia de que su historia es relativamente reciente por lo que hay documentos extraordinarios que están grabados y al alcance de cualquiera... sólo hay que saber dónde buscarlos. Tengo cosas que aquí cuesta mucho encontrar. La mayoría lo encargo en Amazon y lo más específico pertenece al Smithsonian Institute que tiene una sucursal de grabaciones en Washington, donde están los archivos de la Biblioteca del Congreso. Yo creo que la gran joya es saber que estas cosas existen y saber qué valor tienen.
