Dr. Nataniel Cornejo Torreblanca
“La música tiene esa genial capacidad de traspasar todas las fronteras y culturas”
El jazz es un estilo musical que nació en la ciudad de Nueva Orleáns, una de las más grandes del estado de Luisiana, en Estados Unidos a fines del siglo XIX y que se expandió de forma global a lo largo de todo el siglo XX.
Es un género que evolucionó desde lo primitivo hasta convertirse a través de la disciplina en el refinamiento del instinto. El jazz es el fruto del encuentro de la tradición musical africana con la europea, en un escenario preciso, Estados Unidos, a raíz de la llegada de los esclavos negros desde principios del siglo XVII.
A pesar de su origen humilde, este estilo ha ido ganando el respeto de músicos clásicos, compositores y directores y ha servido como fuente de inspiración a otras áreas de la música moderna.
Creado principalmente por negros americanos usando una amalgama de elementos, Estados Unidos le ha dado al mundo el jazz, pero a pesar de que representa una parte importante de la cultura norteamericana, son los ingleses, franceses, escandinavos, japoneses, brasileros, argentinos, uruguayos y otros quienes celebran al jazz más enérgicamente que los mismos norteamericanos.
En Chile, se dice que la historia del jazz comenzó por el año 1924 en la mítica actuación de la Royal Orchestra de Pablo Garrido en la Confitería Colón de Valparaíso. Eran los comienzos del llamado jazz melódico, con músicos vestidos de etiqueta ejecutando los instrumentos que hicieron bailar a toda una generación.
Este estilo se caracteriza por la superposición de ritmos regulares e irregulares, con la utilización de notas a contratiempo y síncopas; y por la improvisación.
En la ciudad de Antofagasta los doctores Nataniel Cornejo Torreblanca, Silvio del Lago Romo, Víctor García Jara, Daniel Lattus Ramos, Simón Koscica Barraza, Roberto Zapata Castillo, Heng-coo Ortega Ly y Gerardo Valdivia Salgado, bajo la dirección musical y los arreglos de Pedro Delistovic Lizza formaron hace un par de años Octavo Par.
El doctor Nataniel Cornejo, uno de los precursores de este ambicioso proyecto conversó con SAVALnet sobre los inicios, la música y las proyecciones de este grupo musical conformado exclusivamente por médicos cirujanos de diversas especialidades de la II Región.
- Doctor Cornejo, ¿cuándo nació su afición por el jazz?
- La verdad de las cosas es que es difícil definir una fecha específica, porque este gusto comenzó de manera muy sutil en el inconsciente. A mí siempre me gustó la música. Recuerdo que mi mamá tocaba piano y que a mí, desde muy pequeño, me pusieron en clases de piano. Más tarde, ya joven, hacía un programa de radio en Iquique. Era discjockey cuando la única entretención era escuchar radio AM. Eran los tiempos de Paul Anka y Brenda Lee. La gente me mandaba cartas para hacer los rankings de la semana. Creo que ahí me enamoré de la música. Pero este gusto por el jazz comenzó a medida que fui madurando, no sólo como persona, sino que también como aficionado a la música. Comenzó de a poco, con melodías muy de oreja tradicionales del género americano. No podría decir que este género me gustó desde siempre, sino que más bien fue un proceso evolutivo que fue creciendo a través del tiempo.
- Para usted ¿cuáles son los aspectos más relevantes de este género?
- Quizás el aspecto más relevante desde el punto de vista social y humano fue que este género fue la primera manifestación que luchó contra el racismo en Estados Unidos. El primer paso que dieron los “blancos” para aceptar a los “negros” como sus iguales. Eso se logró a través del jazz. Por ejemplo, Benny Goodman tenía un conjunto con dos hombres negros y uno blanco. En una oportunidad, cuando iban a actuar en el Savoy, a Teddy Wilson y Lionel Hampton no los dejaron entrar por el hecho de ser negros. Este tema enojó mucho a Goodman quien manifestó que si no entraban los cuatro por la puerta principal no habría concierto. Hoy, esto ya no sucede y si te das cuenta son los músicos negros las reales autoridades de este género y los verdaderos ídolos de la música actual. Eso se dio gracias al jazz.
- Tengo entendido que junto a otros médicos formó un grupo de Jazz, cómo se gestó esta idea
- Mira, la verdad de las cosas es que debo decir que nuestro grupo no se encasilla dentro de un grupo de jazz. Nos gusta interpretar melodías tradicionales jazzistas, lo hacemos de manera tradicional, pero no somos abiertamente un grupo de jazz puro. Somos un grupo musical conformado exclusivamente por médicos de distintas especialidades generado con el fin de realizar una actividad distinta a la de nuestro quehacer cotidiano. Nos anima el deseo de liberar tensiones e incursionar en el ámbito casi infinito que conforman el sonido, ritmo y armonía.
- Y de qué manera fue reuniendo a otros profesionales en torno a la música
- Bueno, a mí siempre me gustó la música y con el tiempo me fui dando cuenta que había otros colegas que también disfrutaban de ella. Yo me hice muy amigo de un gran maestro de música, Pedro Delistovic que tocó con Sinatra y que trabajó muchos años en Perú y Brasil haciendo arreglos musicales. Era músico de tomo y lomo. Él me enseñó varias cosas del clarinete, me corrigió algunas imperfecciones y a raíz de eso con otros dos músicos amigos empezamos a tocar y ahí me di cuenta que esto podría ampliarse. Guiados por mi amigo Pedro, que nos creó partituras para cada cual y quien hasta el día de hoy nos corrige, decidimos formar Octavo Par.
- Quiero que me cuente cómo llegaron al nombre Octavo Par
- Bueno, cada uno de los integrantes de este nuevo grupo se llevó la tarea de darle un nombre. Yo un día, estaba escuchando a los Cuatro Ases y me puse a pensar en los grupos que tenían nombres de pares como Cuatro Ases, Cuatro Cuartos, Los cinco Latinos y de repente apareció en mi cabeza Octavo Par, que sonaba bonito y que corresponde en propiedad y anatómicamente al nervio acústico, cuya función es el equilibrio y la transmisión del sonido y que ahora identifica es este grupo de médicos antofagastinos.
- ¿Cómo definiría Usted la música que hace el grupo?
- Creo que, por momentos, somos los mensajeros de este idioma universal que es la música, que tiene intrínsecamente el privilegio de traspasar todas las fronteras y culturas.
- Podría hacer una reflexión respecto a qué siente con la música y qué es lo que espera transmitir con ella
- Esa es una pregunta un tanto compleja. La verdad de las cosas es que, en primer lugar, yo toco para mí. Esto partió así, cuando aprendí a tocar mi primer instrumento sentía una gran satisfacción al respecto. Creo que no tengo los elementos técnicos musicales como para transmitir a través de la música. Me falta todavía un poco. Para mí el poder tocar música es un gusto personal y creo que este es un sentimiento compartido por los colegas que formamos Octavo Par. Es como una válvula de escape. Así como hay quienes disfrutan saliendo a correr o jugando tenis, a nosotros nos gusta hacer música. La música para mí es súper importante, si bien no soy un tremendo ejecutor, como “escuchador” me considero una persona que sabe harto.
- A qué músicos destacaría tanto de la escena nacional como internacional
- En nuestro país han surgido excelentes músicos como Cristian Cuturrufo, Daniel Lencina y la gran diva de hoy, que es muy reconocida a nivel internacional, Claudia Acuña a quien conozco desde sus inicios. Ella partió en el Blue Note en Nueva York y hoy ofrece tremendos espectáculos en Europa como una gran artista. Ha grabado con los mejores intérpretes mundiales de hoy y tengo la suerte de ser su amigo y de considerarla como un referente nacional.
- Por último, cómo compatibiliza su inclinación musical con su vida profesional
- La verdad de las cosas es que querer es poder. Si bien es cierto no es un tema fácil hay que tratar de hacerse el tiempo. Una gran mayoría de colegas, que han querido partir con esto, se han dado cuenta que el tiempo es el principal enemigo. Pero si a uno de verdad le gusta esto, está obligado a hacerse el tiempo. Yo, por ejemplo, la gran mayoría de las noches, si bien no todas, cuando llego a la casa toco el clarinete media hora. Los días domingos nos juntamos con los colegas unas horas a practicar. Además, trato de andar inventando tocatas, lo que hace que nos pongamos un poco nerviosos y ensayemos más.
