https://www.savalnet.cl/mundo-medico/entrevistas/1161.html
07 Julio 2003

Dra. María Eugenia Pinto

Vocación docente

Directora de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, relata sus inicios en la docencia y cómo la casa de estudios está formando especialistas preparados para enfrentar el futuro.

La doctora María Eugenia Pinto, es directora de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Según nos cuenta, se inició en la docencia de una forma que ella denomina como “insólita”, porque cuando surgió la posibilidad de trabajar en educación médica, ella llevaba varios años dedicándose exclusivamente a sus hijos.

En esa época, su marido -el médico pediatra Augusto Schuster- y el doctor Esteban Parrochia trabajaban organizando el nuevo internado de medicina de la Universidad de Chile, que por primera vez duraría dos años. “Como sus reuniones eran en mi casa, un día sábado yo hice un comentario y el doctor Parrochia –que no sabía mi profesión-me dijo: ‘y tú ¿qué sabes de internados?’. ‘Bueno -le dije- yo terminé mi internado hace pocos años’. ‘¿Internado de qué?’, me preguntó. Cuando le expliqué, no podía creer que yo también fuera médico”.

Entonces la interrogó nuevamente. “Así que eres médico –le dijo- … Y ¿qué estás haciendo por la medicina?”. Cuando ella le respondió que aún no hacía nada en ese aspecto, el doctor Parrochia le pidió que por favor fuera sin falta el lunes a su oficina. “Cuando llegué a la cita, él me dijo: ‘tengo disponible horas en microbiología, ¿te parece?’ ‘Bueno ya’, dije yo y así comenzó mi trabajo en esa actividad. Eso fue lo más maravilloso que me podría haber pasado, porque la verdad es que he sido muy feliz dentro de esta disciplina”.

- Entonces sus primeros pasos no fueron del todo planificados.
- No. Fue algo que me llegó casi como un regalo. Me había titulado tres años antes y no sabía a qué me iba a dedicar luego que mis hijos estuviesen más grandes. Ni siquiera me había planteado esa posibilidad. Fue esa jugada del azar la que determinó que yo fuera microbióloga y que trabajara en el área occidente del Servicio de Salud Metropolitano. Así comencé, con horas en el hospital, en el laboratorio de microbiología y con los enfermos. Porque no era una microbiología sólo de laboratorio. Teníamos como norma visitar los pacientes todos los días.


- ¿Realizaban una suerte de infectología?
- Claro. Estamos hablando de fines de los ’60 y en esa época no existía la infectología en Chile de manera que lo que nosotros hacíamos era lo más cercano a esa especialidad. Pienso que toda la gente que se formó en nuestro laboratorio tuvo siempre ese espíritu de estar muy cerca de los enfermos y del médico clínico, asesorándolo y apoyándolo en aspectos como, por ejemplo, el manejo de los antibióticos. Esa primera labor generó gran interés por el área, y surgieron muchos candidatos que, en definitiva, determinaron que siempre hubiera becas para la gente joven que quería incorporarse al sistema.

- ¿Fue muy complicado abrir este nuevo camino?
- Bastante, porque al mismo tiempo comencé a trabajar en la Facultad de Medicina del Campus Occidente. Fue una etapa de mucho esfuerzo. Ni siquiera teníamos un lugar propio. Para nuestros estudios usábamos el mismo laboratorio del hospital. En la tarde, cuando llegaban los alumnos, guardábamos todo el material con el que habíamos trabajado en la mañana, y con las mismas muestras de los enfermos les enseñábamos a los estudiantes. Aunque en un principio no teníamos los recursos necesarios, se dio un fenómeno muy atractivo, porque nuestra relación con los alumnos era de mucha cercanía y se generó una afectividad muy bonita que se ha mantenido en el tiempo.

- ¿Cuáles eran entonces las claves para transmitir el entusiasmo en un área como la microbiología, que a veces puede parecer un poco árida?
- Precisamente porque no era una microbiología desvinculada, sino que la veían como una herramienta que luego les permitiría utilizar mucha información. Además, como estaban en el mismo hospital, después seguíamos con ellos aunque hubieran terminado el ramo. Los alumnos siempre iban al laboratorio a hacer sus consultas o a ver las muestras, de tal manera que la enseñaza de la microbiología que se dictaba en tercer año, terminaba por prolongarse hasta el fin de la carrera.

- ¿Y cómo fue que finalmente lograron tener un lugar propio?
- En 1974 la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile -que estaba en la Quinta Normal- se fue a Santa Rosa y ese espacio quedó para la Facultad de Medicina. Allí por primera vez tuvimos nuestro propio lugar, con lo que el proceso docente se hizo mucho más organizado. Desde ese momento contamos con un laboratorio de mejor calidad y con más espacio. El cambio posibilitó también que se incorporaran más docentes, pero de todos modos los alumnos eran pocos y nuestro espíritu nos llamaba a conocerlos bien. Por ejemplo, a todos ellos los identificábamos por nombre y apellido, por lo que no podían portarse mal, pues los identificábamos claramente (ríe). Allí se formó un lazo muy fuerte con nuestro grupo.

- ¿Cómo describiría esa etapa de su vida en que estuvo en el Hospital San Juan de Dios?
- Imagínate, si estuve allí más de 25 años. Fue una etapa en la que viví siempre muy ligada al hospital y a la docencia. Fueron años realmente muy bonitos y estimulantes, que creo han dejado una huella en los más de 1000 alumnos que pasaron por ahí en esos años.

- ¿Todos los infectólogos a nivel nacional se han formado con usted?
- La mayoría de ellos y de los microbiólogos también.

- ¿Cuáles fueron los pasos que la trajeron hasta la Escuela de Postgrado?
- En la facultad teníamos una beca y un master en microbiología, de tal manera que yo siempre tuve un contacto bastante cercano con la Escuela de Postgrado. En 1990 la doctora Cristina Palma me invitó a formar parte de la comisión coordinadora de postítulo, que es la instancia que asesora a la Escuela de Postgrado en este aspecto. Esta participación fue para mí muy atractiva, a la vez que un elemento de aprendizaje interesantísimo. En 1998 asumió el decanato de la facultad el doctor Jorge Las Heras, quien invitó a la doctora Colomba Norero –que en ese minuto era directora de la escuela- a ser su vice decana. Entonces la doctora Norero me invitó a mí a hacerme cargo de la dirección de la Escuela de Postgrado.

- Estamos hablando de un gran cambio. ¿Fue muy difícil pasar del ámbito académico al administrativo?
- La verdad es que me costó mucho tomar la decisión, porque yo era muy feliz en lo que estaba haciendo. Pero lo que me estaban proponiendo era un desafío extraordinariamente lindo, porque a uno le permite tener una visión panorámica de toda la Facultad de Medicina. Es impresionante, porque cuando uno está en occidente conoce fundamentalmente su núcleo, el San Juan de Dios y el Campus Occidente, pero no tiene un conocimiento tan acabado de lo que es la Facultad de Medicina en su totalidad, que es una institución grande y compleja. A través de este cargo se tiene una visión espectacular de la cantidad de gente que está haciendo aquí un trabajo de primera línea. Son personas valiosísimas que ocupan lugares destacados, no sólo en la facultad, sino a nivel de la sociedad científica. Hay varios que han sido ganadores de premios nacionales de ciencia. Es algo realmente interesante. En definitiva, ésta ha sido para mí una gran oportunidad, por la que agradezco a al decano y a la doctora Norero. Ellos me permitieron estar acá y me dan la confianza para seguir en este rol que asumí el primero de octubre de 1998.

El desafío de la especialización

- Doctora, ¿cuál cree usted que es el papel que juega la Universidad de Chile en el escenario de los postgrados en medicina que hay en el país?
- La Facultad de Medicina de la Universidad de Chile es la que tiene mayor peso formador en este sentido. Esto se ve por ejemplo en la cantidad de cupos. Si uno piensa en las especialidades primarias, tiene el 56 por ciento de todos los cupos que se entregan para estas disciplinas en el país. Ahora, si tomamos el conjunto de las especialidades primarias y las derivadas, donde hay menos actividad en otras casas de estudios, nosotros representamos alrededor del 65 por ciento.

- ¿Cuántos alumnos de postítulo tiene en este momento la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile?
- Contando las distintas áreas, tenemos 958 becados, de los cuales alrededor de 800 corresponden a becas primarias y los otros 158, a especialidades derivadas. Sólo en el último año, en especialidades primarias ingresaron 250 alumnos aproximadamente. Precisamente en este momento estamos llamando a los interesados en las especialidades derivadas, a hacer los trámites respectivos de postulación. En total, estamos recibiendo unos 300 alumnos cada año.

- ¿Qué cosas distinguen a la Escuela de Postgrado de la Universidad de Chile, de la formación que se entrega en otros establecimientos?
- La mayoría de las universidades cuyas facultades de medicina están en Asofamech (Asociación de Facultades de Medicina de Chile) tienen un compromiso con la calidad de sus programas, lo que se ha visto en la acreditación de éstos. Nosotros, por ejemplo, acreditamos prácticamente todos nuestros programas. Estamos hablando aproximadamente de 120 centros distintos, lo que representa un hito muy importante para nosotros, porque quiere decir que hay un reconocimiento tanto del cuerpo académico, como de la calidad de los contenidos.

- ¿Cuál es la clave para mantener la vigencia de estos programas?
- Permanentemente estamos desarrollando revisiones para ir incorporando los avances y novedades de cada disciplina. Asimismo, nos preocupamos de estimular a los comités de todas las especialidades, para perfeccionar la entrega de estos programas a los alumnos.

- En cuanto a la docencia ¿qué avance importante se ha generado en el último tiempo?
- Lo que es muy interesante, es la incorporación de los llamados cursos oficiales de la especialidad. Estos consisten en actividades y cursos teóricos, que son la columna vertebral de la formación, el fondo sobre el cual se va agregando el logro de las habilidades y destrezas propias de cada especialidad. Estos cursos oficiales se dan en conjunto para todos los grupos de una misma disciplina. Nosotros tenemos cinco campos clínicos y los alumnos de los distintos campos vienen a hacer su curso a la Escuela de Postgrado. Esto ha sido extraordinariamente importante, pues se consigue una formación común para todos los alumnos y, sobre todo, nos permite enfrentar de mejor forma los nuevos temas, los avances de primera línea en cuanto al conocimiento. Con ello, los alumnos van adquiriendo una perspectiva de la especialidad, que va mucho más allá del término de su propia formación.

- Dentro de estos nuevos temas ¿cuál destacaría?
- Bueno, van desde las cosas más básicas de la biología molecular hasta aspectos muy novedosos de bioética. Los temas están relacionados según las propias especialidades. En la parte quirúrgica, por ejemplo, tenemos todos los temas de transplantes. Está también lo que se refiere al conocimiento inmunológico, al impacto de la terapia génica. En el caso de la obstetricia, todo lo que tiene que ver con la fertilización asistida, contando los aspectos técnicos y éticos del problema. Son temas de vanguardia.

- Una de las últimas áreas que abrieron fue la de UCI pediátrica ¿Qué otras áreas tienen proyectado incorporar?
- En realidad tenemos varias cosas nuevas. Por ejemplo, acabamos de crear un curso de especialización en manejo del dolor. Este es un tema de punta, que resulta muy interesante para los profesionales del área oncológica. Está abierto no sólo a médicos de distintas especialidades, sino también a cirujanos dentistas. Los cursos de especialización se realizan en módulos y pueden durar desde seis meses hasta dos años y tienen certificación de rectoría, lo que significa un importante reconocimiento. En el caso de la UCI pediátrica, se trata de un curso de subespecialidad. En general, estamos atentos a aquellos conceptos nuevos que comienzan a cobrar especial importancia para que los profesionales. Ahora, por ejemplo, vamos a abrir el de UCI de adulto. Para los traumatólogos creamos el curso de especialización de reemplazo articular, que tiene que ver con cosas tan novedosas como el reemplazo de caderas, de articulación de rodilla.

- Estos temas responden en cierta medida a la prolongación de las expectativas de vida.
- Sí. Son temas que tienen que ver con la evolución de la vida, porque el paciente de la tercera edad, a medida que avanza en años, tiene un mayor riesgo de deterioro en sus articulaciones, por artrosis, fracturas u otros problemas que van siendo cada vez más frecuentes. Por ello son cursos que despiertan mucho interés y abarcan tópicos que van desde cómo generar bancos de huesos, hasta todo lo relacionado con el reemplazo articular. En otro ámbito, ahora vamos a iniciar dos cursos de especialización en transplantes, que los vamos a realizar en conjunto con la Clínica Las Condes, pues se firmó un convenio con ellos y éste va a pasar a ser un centro colaborador de la Universidad de Chile. También es importante mencionar los programas de educación continua, donde tenemos cursos de especialización como los de medicina fetal y prenatal, orientados a obstetras.

- ¿Hay alguno de los programas que estén dictando que le resulte especialmente interesante?
- Dentro del área de los grados académicos, uno que ha sido especialmente estimulante para mí, es el doctorado en ciencias médicas asociado a una especialidad clínica. Es un programa único en Chile y único en Latino América, de cinco años de duración en el que la persona termina como doctor en ciencias médicas y especialista clínico. Este programa está orientado a formar investigadores clínicos del más alto nivel, para que permanezcan como académicos de la Facultad de Medicina. Actualmente, esta facultad tiene grandes investigadores básicos, pero todavía hay mucho por hacer y desarrollar en el área de la investigación clínica. Además, el programa cuenta con la acreditación de la CONAP (comisión nacional de acreditación de postgrados) y el proyecto a partir del cual se originó, ganó un premio del Mesesup, lo que permite financiar las becas de estos alumnos e, incluso, que puedan hacer estadías cortas en el extranjero como parte de sus tesis. Esto es importante, sobre todo para el aprendizaje de ciertas técnicas de alta complejidad. Asimismo, el financiamiento nos permite traer invitados del extranjero a dictar cursos especiales.

- ¿Cuántos profesionales se están formando en este programa?
- En este momento son 12 alumnos; 2 en el primer año; 3 en el segundo; 3 en el tercero y 4 en el cuarto. El primer año entraron médicos a las áreas de pediatría y medicina interna, pero después hemos ido aumentando las especialidades. Se han incorporado disciplinas como neurología, cirugía, anestesia y psiquiatría. Los alumnos hacen un año de doctorado, en el segundo año comienzan la especialidad clínica y continúan haciendo actividad de doctorado, el tercer año siguen con su especialidad clínica, tienen el examen de calificación y comienzan su proyecto de tesis. El cuarto año continúan su especialidad clínica y comienzan a desarrollar su tesis y el último año realizan lo que resta de su especialidad clínica y se dedican al término de la tesis, para finalmente rendir el examen de grado de doctorado y el examen de título de especialista.

- Y ¿Qué recepción ha tenido el doctorado por parte de los alumnos?
- Ha habido un interés notable. Hemos tenido más de 15 postulantes por año. Los dos últimos años teníamos cuatro cupos, pero somos tan rigurosos en el perfil de los alumnos que cursarán el programa, que el año pasado para neurología no tuvimos ningún candidato que acreditara para la especialidad, y por ende no se realizó. Otro aspecto importante es que como el doctorado cuenta con el financiamiento de Mesesup y tiene un aporte adicional de la Facultad de Medicina, los alumnos son eximidos de aranceles, de tal manera que se dedican exclusivamente a su formación. Es un programa muy lindo que va a producir un gran impacto a nivel nacional, porque implica tener un núcleo de investigadores clínicos de distintas especialidades en la facultad.

- ¿Cuál será la relación de estos investigadores con los profesionales del ámbito básico?
- Una de las cosas más interesantes que permite el programa, es precisamente la participación de los investigadores básicos, porque el proyecto que los alumnos del doctorado desarrollan en la clínica cuenta con un director clínico y un director básico. Hay preguntas del ámbito clínico que se responden investigando con pacientes, pero al mismo tiempo trabajando en laboratorios del ámbito básico, lo que significa la posibilidad de establecer un nexo real entre ambos grupos de trabajo. De hecho, hemos tenido un gran apoyo entre los grupos del Instituto de Ciencias Biomédicas para la formación de estos alumnos. Es en la unión de estos dos grupos donde está el avance. Los investigadores del ámbito básico nos están ayudando en la unidad de Investigación, en la docencia y en los cursos, colaboración que ha resultado muy interesante.

Mujer

Además de su intensa actividad docente y administrativa, la doctora María Eugenia Pinto es una mujer de familia, plano en el que ha tenido muchas y grandes satisfacciones. Casada con el pediatra Dr. Augusto Schuster, la profesional tiene cuatro hijos; dos mujeres y dos hombres. “Los tres mayores, Juan Eduardo, María Paz y Macarena, se dedicaron al área humanista y Andrés, el menor, es médico y está en el tercer año de la beca de medicina interna de la Universidad Católica”, cuenta orgullosa.

Pero si hay algo que alegra sus días son sus cuatro nietos: María Ignacia (siete años) Vicente (cinco años), Agustín (dos años) y Josefa (3 meses). “Son una preciosura. Es increíble el tema de los nietos, porque cuando a uno le cuentan lo que se siente, uno no lo cree. Pero ahora que los tengo, cuando me acuerdo de ellos el corazón se me hace chico de puro cariño. Me emociono, porque son tan adorables que realmente a uno le transforman la vida”.

- ¿Hay cosas que no se permitía con sus hijos, pero que sí hace con sus nietos?
- Con ellos soy de lo más permisiva. Cuando mis hijos eran chicos la cosa era al revés, yo era de lo más exigente y mi marido muy permisivo, cosa que no era fácil, porque yo siempre quedaba como la mala de la película (ríe). Sobre todo con los mayores uno trata de ser muy perfecta y rigurosa para darles la mejor formación. Después uno va cediendo, de hecho con mi último hijo, que llegó varios años después, fui bastante más permisiva. En todo caso, trato de no ser de esas abuelas que interfieren demasiado en la forma en que los hijos quieren educar a sus niños. Aunque de todas formas, el cambio que se produce en uno es notable. Yo por mis nietos daría realmente cualquier cosa, lo que ellos quieran, todos los desarreglos posibles los hacen conmigo.

- ¿Cómo es su relación con ellos?
- Cuando alojan en mi casa leemos cuentos, dibujamos y ellos me dicen “tú eres la Memé, pero también eres la profesora”. Porque jugamos a las clases y nos entretenemos. Escribimos, dibujamos, salimos a recreo, tenemos gimnasia y hacemos todas las cosas como si estuviéramos en un colegio. Yo lo paso regio con ellos.

- ¿Qué opina su marido del trabajo que usted está desarrollando en la Escuela de Postgrado?
- Bueno, el ha sido un apoyo extraordinario para mí en todas las etapas de mi vida. Cuando asumí la jefatura en el laboratorio del Hospital San Juan de Dios y tuve que complementar esa responsabilidad con la docencia, él se preocupó de las tareas de la casa y muchas otras cosas para apoyarme. Es muy moderno (ríe). Aquí, en este cargo, el es mi confidente en las cosas buenas y malas, porque hay de todo, pero siempre los momentos buenos son muchos más que los malos. Su apoyo ha sido importantísimo.

A pesar de las exigencias de su trabajo en la Escuela de Postgrado, la doctora María Eugenia Pinto no ha abandonado la docencia y continúa haciendo clases de microbiología tanto en pre como en postgrado, además de compartir su tiempo con actividades de la Sociedad Científica.

Por Paloma Baytelman

Mundo Médico

Destacado Agenda de Eventos

XV Curso Fronteras de la Cardiología

24 Julio 2025

El encuentro considera talleres en electrofisiología, simulación e imágenes cardíacas. También se realizarán jornadas de enfermerí...

Destacado Galería Multimedia

Pediatría desde una mirada integral

03 Junio 2025

Compromiso de conciencia, status convulsivo, agitación psicomotora, anorexia nerviosa, tratamiento quirúrgico de quemados, manejo de po...

Actualidad y desafíos en ORL

29 Mayo 2025

El Primer Simposio de Otorrinolaringología de La Araucanía y Los Ríos, realizado en Pucón, abordó temas como patología y cirugía n...

Destacado Voces Médicas

Dra. Katty Huenchullán - Ginecóloga Obstetra

26 Mayo 2025

El diagnóstico genético preimplantacional supone desafíos tanto éticos como técnicos que deben ser abordados por los especialistas....