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06 Agosto 2007

Dra. Ana María Julio Arias:

“La arqueología es la forma de mantener el romanticismo en mi vida”

El Valle del Aconcagua, sector que se encuentra a unos 100 kilómetros al norte de Santiago en la V Región de Valparaíso, es un hermoso lugar rodeado de cerros que guarda muchas sorpresas, sobre todo en sus interiores cordilleranos. Tiene un clima semi árido, que concentra las lluvias en invierno y presenta primaveras libres de heladas y precipitaciones.

En las cuencas de los ríos Aconcagua, Mapocho y Maipú se desarrolló la cultura Aconcagua, donde se establecieron pequeños conjuntos habitacionales de no más de una docena de casas, en las que convivían probablemente una serie de familias unidas por lazos de parentesco. Dentro de sus características culturales destacan los cementerios de túmulos; la alfarería, denominada "Aconcagua Salmón" con figuras geométricas de color negro sobre un fondo de color anaranjado o salmón; y la economía agrícola.

Entendida en esta materia es la doctora Ana María Julio, presidenta de la Sociedad Chilena de Pediatría, Filial Aconcagua y destacada pediatra de la zona, que divide su días de la semana entre la actividad docente que le demanda la cátedra que imparte en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, Campus San Felipe; el Hospital San Camilo y su consulta privada; la familia y su pasión por la arqueología.

La profesional, en sus años de investigación, se ha interesado por plasmar, a través de la fotografía, las huellas en piedra que los antiguos habitantes han dejado en la tierra. Ha recorrido todo Chile, Perú, Bolivia y otros países de Sudamérica en busca de aquellos petroglifos que son el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura.

- Doctora Julio, ¿Cuándo comienza su afición por la arqueología? y ¿Qué significado tiene ella para Usted?
- Desde que nací, yo creo. No recuerdo desde cuándo, sólo sé que esto me ha gustado toda la vida. No sé cuál es verdaderamente mi afición: si la medicina o la arqueología. Para mí la arqueología es la forma de mantener el romanticismo en mi vida, cosa que antes me provocaba la medicina, pero con el tiempo se fue perdiendo. Por eso el romanticismo lo puedo mantener a través de esto que me permite el contacto con la naturaleza, con la tierra, con mis antepasados… en fin con mis orígenes.

- Alguna vez pensó en estudiar arqueología
- Claro, siempre quise. Pero cuando empecé a estudiar estábamos en un momento político muy complicado, tendría que haber dejado Concepción para ir a Santiago a estudiar. Cuando entré a la Universidad tenía sólo 16 años. Obtuve un muy buen puntaje, pero no tuve opción familiar de elección: era medicina o medicina.

- ¿Y ahora que la decisión depende sólo de Usted no se anima?
- En este momento es difícil. A lo mejor si existiese algún magíster o algo parecido que yo pueda hacer en forma no presencial o semi-presencial y que se adecué a mis horarios, tal vez lo pueda hacer. Tengo muchas responsabilidades acá: las actividades docentes de la Universidad, las de la Sociedad Chilena de Pediatría y las l hospital, todo eso demanda harto tiempo.

- Si bien la arqueología es una disciplina que se dedica al estudio del pasado humano a través de los restos materiales. En la actualidad, estas investigaciones se han podido ampliar gracias al desarrollo de dos nuevas ciencias: la Paleopatología y la Paleomedicina. Con la formación médica que Usted posee podríamos decir que en sus investigaciones hay algo de estas nuevas ciencias
- Mira, dedicarse a la arqueología en este momento, sin ser arqueólogo, es tremendamente complejo desde el punto de vista legal. Yo no puedo hacer nada de tipo arqueológico sin pedir permiso, por lo tanto no hago nada de eso. Cuando descubro algo, lo informo al museo. Lo que sí puedo hacer, y por lo que nadie me puede cuestionar, es sacar fotos. Me he dedicado hace mucho tiempo a hacer un registro fotográfico de petroglifos de imágenes en roca en todo Chile. Eso no es cuestionable, es algo absolutamente estético donde no daño ni toco nada, sólo fotografío. Y si en ese cuento descubro algo, lo informo al museo y, a veces, participo en las cosas que hay que hacer. Pero yo no me dedico a la arqueología ni abriendo tumbas, ni sacando cerámicas, mi aporte es en cuanto a imágenes que es lo que puedo hacer mientras no tenga un título de antropología o una cosa así.

Diferentes figuras son las que ha<br> logrado retratar la doctora Julio<br> en sus largas caminatas

- ¿A lo mejor podría participar en las expediciones como médico?
- Lo que pasa es que la arqueología clásica y romántica de las expediciones, ya no existe. Actualmente hay una gran brecha entre los arqueólogos viejos y los nuevos. Los de antes eran autodidactas y los nuevos tienen una buena formación científica, pero desconocen absolutamente todo lo que los otros hicieron. Entonces se produce ahí una cosa bastante poco funcional entre las dos generaciones. Las expediciones de los jóvenes postulan a proyectos, lo que le quita el romanticismo al tema. La motivación de ahora es distinta, antes el arqueólogo iba porque quería, por una necesidad de investigar y descubrir. Hoy simplemente si no se gana el proyecto no sé hace nada. Dentro de estos mismos fondos se consideran, por ejemplo, sueldos de los investigadores, ayudantes y fotógrafo, pero no se contempla médico, porque las expediciones no son de grandes riesgos y cuando los hay ellos llevan sus propios médicos, así que ahí no tengo cabida.

- Usted ha colaborado en alguna expedición o investigación
- He participado como ayudante. Con paleta y cepillo en mano. Los arqueólogos son muy celosos de sus trabajos. No es llegar y meterse en una expedición. Ganarse la confianza de los arqueólogos es un trabajo de años.

- ¿Y cómo se podría llamar lo que usted hace?
- Yo estoy haciendo un interesante registro fotográfico. Algo que los demás no van a hacer. Estoy recolectando una cantidad de información espectacular que ya la hizo alguna vez Hans Niemeyer, pero en forma bastante artesanal. No debe haber mucha gente, tal vez yo sea la única, que esté dedicándose a eso.

- Con todo el material que posee, ¿Cuál es el siguiente paso a seguir?
- Sería interesante que en algún momento tenga el tiempo y las ganas de armar todo este cuento y plasmarlo en un interesante libro. Yo creo que no me puedo morir sin hacer el aporte de entregar la información. No es fácil organizarla, porque son muchísimas fotos y volver a encontrar los puntos es complicado. Ahora tengo GPS, por lo que puedo marcar todos los puntos fotografiados, pero inicialmente nunca lo hice. Algunas veces he vuelto a ciertos lugares, pero me encuentro con que las piedras han desaparecido o las han rayado encima, porque la gente no reconoce que en ellas hay petroglifos. Mientras seamos un país en que comer y protegerse del frío sean la prioridad, la arqueología no va a tener mucha cabida, por motivos obvios. No están los recursos ni gente experta que se dedique a hacer estudios cada vez que se encuentran cosas.

No se sabe, a ciencia cierta, cual es el <br>significado que tendrían los petroglifos

- ¿Se sabe cuál es el significado que tienen los petroglifos?
- Los dibujos de los petroglifos se repiten en toda la tierra. El círculo con el punto adentro se conoce en todas partes. No se sabe a ciencia cierta lo que quieren decir, porque yo creo que en todas partes del mundo han querido decir distintas cosas. No hay como dilucidarlos. Existen si dibujos, más o menos definidos, donde se puede inferir lo que es, pero por qué y para qué los hicieron nunca nadie lo supo. Ahora, hay teorías de algunos arqueólogos que dicen, por ejemplo, que marcan caminos, que representan dioses y constelaciones, que simbolizan plegarias para obtener una buena caza, etc. Mi experiencia me dice que donde hay petroglifos nunca hay cerámicas, es decir, éstos no se encuentran en lugares donde habitaban las personas. Entonces algo marcan, pero qué, no se sabe. Hay lugares que parecieran ser ceremoniales que están rodeados por petroglifos, por eso sé que cuando voy a sacar fotos no voy a encontrar ningún artefacto.

- A su juicio, ¿Existen en Chile buenos arqueólogos?
- La arqueología en Chile, mirada desde un punto de vista de grandes construcciones, no es tan grande. No hay obras monumentales como las que encuentras en otros países, como las realizadas por los mayas, aztecas o incas. La arqueología acá tiene otro contexto: de fin de mundo, en el cual los incas tienen una gran importancia, por lo menos, hasta el Maule. Todas las otras culturas que se dieron son más bien locales. Entonces ha pasado que en muchas partes de Chile todavía quedan estos arqueólogos naturalistas antiguos que siguen publicando, pero también están estos chicos nuevos, que no tienen más de 20 años. En el norte hay buena gente, porque allá hay muchas más cosas visibles que acá. Entonces casi toda arqueología e investigaciones importantes se hacen por allá. La mayoría de los recursos están destinados a la I, II y III región, porque no podemos dejar de lado que allá se encuentra la cultura Chinchorro, que posee las momias más antiguas del mundo.

- Pero si se quisiera hacer arqueología en la zona central de nuestro país se podría. Por ejemplo, qué me dice del hallazgo del niño del Cerro El Plomo
- La arqueología de altura es una rama de esta ciencia que está en pañales y los trabajos más importantes en Latinoamérica que hay en ese tema son de la arqueóloga argentina Constanza Ceruti. Ella subió una serie de cerros, volcanes y montañas (sobre 5000 metros) en dos años y ahí encontró un montón de momias en los sectores altiplánicos de Perú, Bolivia y Chile, pero este es un trabajo excepcional, porque la mayoría de las veces los descubrimientos en altura son hallazgos casuales y esporádicos, porque es súper difícil desarrollarla, ya que necesitas mucho dinero y la mayoría de los arqueólogos chilenos son personas que con súper pocos recursos desarrollan grandes investigaciones.

- El Valle del Aconcagua debe ser una rica fuente de vestigios arqueológicos. Qué nos podría contar sobre los antiguos habitantes del Valle
- La cultura local tiene que ver, más que nada, con la cultura Aconcagua, donde lo característico son los platos de color negro sobre salmón. En todos los museos de la zona existe el mismo tipo de cerámica. Los incas llegaron hasta el Maule, pero la última zona en la que ellos vivieron un poco fue acá. No dominaron nada, sino que llegaron y transculturizaron un poco: entregaron información, creencias y costumbres que los habitantes encontraron adecuado y asumieron. Eso lo sabemos por los restos de cerámicas con figuras incas e incluso hay petroglifos que según los arqueólogos también tienen reminiscencias incas. Hacia portillo casi todo lo que se ha encontrado tendría influencia incaica. Desde Putaendo hacia San Felipe hay un traspaso de información entre los Diaguitas y las culturas locales. Los últimos petroglifos están en la zona de la unión de río Bueno.

- ¿Cómo logra compatibilizar su quehacer profesional con esta pasión?
- No se compatibiliza. O es la medicina o la arqueología. Además con las clases que imparto en la Universidad se me ha complicado el tema. Aprovecho mis vacaciones y algunos fines de semana para retomarla.

- Por último doctora, si tuviera que elegir un pueblo aborigen chileno para estudiar en profundidad, con cuál de ellos se queda y por qué
- El norte es fascinante. Si yo tuviera que elegir una cultura para estudiar y me facilitaran los fondos para hacerlo, elegiría la Cultura Arica, que es muy antigua. Tiene artefactos maravillosos, cerámicas preciosas. Es algo sumamente estético que se une a las sensaciones que me provoca el estar en el desierto, me encanta. El valle de Azapa es maravilloso y la quebrada de Camarones es mágica. Me dedicaría a estudiar las culturas del norte, porque hay muchas más cosas por hacer y descubrir.

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