Dra. Lydia Tellerías
“La comunicación con los pacientes es fundamental”
Si pudiera resumirse en una palabra, vocación es lo que ha movido siempre a la doctora Lydia Tellerías. Según sus propias palabras, desde que era una niña sabía que lo suyo era la medicina. Es más, sabía que quería ser pediatra. “Siempre he vivido en la comuna de Quinta Normal y, cuando iba cada mañana rumbo al colegio y la micro pasaba por fuera del Hospital San Juan de Dios, tenía la certeza de que ese sería mi segundo hogar”, cuenta. De hecho, sus anhelos se hicieron realidad, pues por más de dos décadas ha trabajado como pediatra en ese centro asistencial.
Tras estudiar Medicina en la Universidad de Chile, partió a trabajar como médico general de zona a la localidad de Gorbea, 45 kilómetro al sur de Temuco, donde permaneció por cinco años junto a su marido, el traumatólogo Miguel Sepúlveda. De esa época guarda invaluables recuerdos. Después realizó la beca de Pediatría en el Hospital San Juan de Dios, enfocándose primeramente en endocrinología, para luego abocarse al ámbito de la genética, subespecialidad que siguió como discípula del doctor Jaime Herrera.
Para usted, ¿cuáles han sido los principales hitos en el ámbito de la pediatría en los últimos 20 años?
- Han sido muchos, pero si tuviera que señalar los más importantes, comenzaría por la mortalidad infantil que ha descendido a cifras que para nosotros son un orgullo. Hace dos décadas nos encontrábamos con que los niños se veían afectados principalmente por patologías infectocontagiosas, en cambio ahora, las preocupaciones se centran en otras enfermedades, en cuadros crónicos, en patologías que tienen que ver con la genética. Por eso hoy la genética es un elemento tan valioso. Aunque en esta época del año los hospitales enfrentan la problemática de los cuadros respiratorios, las enfermedades que nos preocupan hoy están en aspectos como el cáncer. De hecho, los centros asistenciales se están atiborrando con pacientes crónicos. Por eso, en lo que se refiere a las enfermedades no crónicas los hospitales están tendiendo a brindar atención ambulatoria.
Considerando que en los niños las patologías crónicas están concentrando los esfuerzos de los profesionales de la salud, ¿cuáles son las competencias que deberían aprender los médicos que se están formando?
- Los énfasis en las temáticas que se enseñan han ido cambiado, según cambia la epidemiología que afecta a la población. Pero en este minuto lo que es muy importante es enseñar ética, en especial referente a la manera de enfrentar a los pacientes, ahí la comunicación con los pacientes es fundamental. Para enseñar esto no hay reglas ni recetas.
A partir de su experiencia, ¿cómo se puede transmitir esto a las nuevas generaciones?
- Hay que dar el ejemplo, los alumnos deben ver cómo tú actúas. Por ejemplo, en situaciones tan complejas como cuando hay que decidir si se debe desconectar a un niño cuando el menor presenta un cuadro que ya no es compatible con la vida. Cómo te enfrentas a esto y cómo te comunicas con los padres del niño en un escenario muy complejo. Ahí, en el hecho de humanizar el trato, está la clave de la comunicación con los pacientes. Ha cambiado la medicina en este aspecto, antes era más paternalista y el médico decidía todo. Ahora ya no es así. Hoy se incorpora un equipo de trabajo y se incorpora al paciente – y/o a su familia- porque el paciente tiene la opción de decidir.
Tras formar parte durante 20 años de la Sociedad Chilena de Pediatría, ahora como presidenta de esta entidad, ¿cuáles son los énfasis que está tratando de marcar?
- En primer lugar, estamos siguiendo la línea de trabajo que la sociedad ha impulsado durante los últimos años. Pero, en términos específicos, una de las metas de este directorio es legalizar los nuevos estatutos de la entidad, que se generaron el año 2001, pero al no haber sido legalizados aún, nos continuamos rigiendo por lineamientos que fueron establecidos hace más de tres décadas. De los nuevos estatutos que ya están en el Ministerio de Justicia para su aprobación legal, destacaría que en la conformación del directorio se incorporarán miembros de las clínicas privadas, de los hospitales universitarios y de las Fuerzas Armadas. En segundo lugar, queremos promover la prórroga del postnatal hasta seis meses y cabe aclarar que esto es independientemente del prenatal. Yo estoy en completo desacuerdo con que se traslade el “pre” al “post”.
¿Por qué?
- Porque eso estimula la prematurez y esa es una de las situaciones que debemos evitar. De hecho, en este minuto la mortalidad infantil está dada fuertemente por dos elementos que son las malformaciones y la prematurez. Por eso, si estamos desarrollando una campaña sobre la prevención del parto prematuro, sería absurdo estimular la movilidad del permiso maternal. Por el contrario, lo que estamos promoviendo es la lactancia hasta los seis meses y eso se logra teniendo un postnatal de esa duración. Lo otro que queremos lograr es que la pediatría sea reconocida como una especialidad que aborda las problemáticas de las personas hasta los 18 años. Por que, si bien es el estándar internacional y el parámetro teórico que existe en Chile, en la práctica, en los centros de salud, sólo podemos atender a niños hasta los 14 años y once meses. Pero los problemas que tienen después, no son los mismos cuadros que presentan los adultos, por eso la UNICEF habla “del niño y del adolescente”.
¿Qué beneficios traería esto?
- Muchísimos, porque el pediatra está capacitado para atender a un joven, nosotros manejamos lo que es el tema del desarrollo. No es por mirar en menos a otros especialistas de la medicina adulta, pero la mayoría de ellos no están capacitados para enfrentar a estos pacientes, porque no han estudiado al niño en su desarrollo y el niño no es adulto chico, es un niño con todo su potencial de inmadurez y cambios, tenga 8 años o 16.
Volviendo al tema del postnatal, a la posibilidad de alargarlo a seis meses ¿cómo se puede financiar una iniciativa de este tipo?
- Partamos diciendo que estas licencias maternales serían financiadas por el Estado y no por las Isapres y que, además, nosotros no lo vemos como un gasto, sino que como una inversión a largo plazo. Hay estudios económicos que avalan esto. Se trata de algo muy importante si se aprueba, muy valioso para el país, porque los habitantes del futuro van a ser individuos más saludables y, por lo tanto, mejores trabajadores. Además, al existir un mayor apego, hay un mejor desarrollo emocional, lo que permitiría también disminuir los niveles de violencia que estamos experimentando en la actualidad.
