Sucralosa y eritritol: ¿edulcorantes saludables?
Una recomendación provisional de la OMS contra el uso de edulcorantes artificiales para controlar el peso corporal está respaldada por estudios preclínicos que muestran efectos perjudiciales sobre la inmunidad y la salud cardiovascular.
La ingesta excesiva de carbohidratos simples (azúcares) amenaza la salud y provoca enfermedades metabólicas. Históricamente, se pensaba que el consumo reducido de azúcar, mediante la adaptación de hábitos dietéticos o la sustitución con edulcorantes artificiales, confería efectos metabólicos beneficiosos; una creencia que llevó a la industria alimentaria a desarrollarlos de manera sintética o artificial. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han aprobado varios de ellos como aditivos alimentarios y se espera que los ingresos en EE. UU. por sustitutos del azúcar alcancen los 10.000 millones de dólares a finales de esta década.
La idea inicial era que los edulcorantes artificiales casi no se absorben (son bajos en calorías), por lo que podrían proporcionar efectos metabólicos beneficiosos, en comparación con la ingesta excesiva de azúcar y así aprovecharse de forma segura. Hoy en día, se utilizan ampliamente en alimentos procesados, refrescos, salsas y dulces. Sin embargo, la visión inicial como compuestos inertes y saludables está siendo cuestionada, por lo que la Organización Mundial de la Salud ha emitido recientemente una recomendación provisional contra su uso para controlar el peso corporal.
En estudios recientes, se encontró que la sucralosa y eritritol, está asociado a efectos perjudiciales sobre la inmunidad y la salud cardiovascular, aunque se observó una atenuación sobre el riesgo de enfermedades autoinmunes. En un estudio, Fabio Zani y colaboradores, investigaron sus efectos sobre la inmunidad de las células T y las enfermedades inmunomediadas en ratones. La exposición a la sucralosa, pero no a la sacarina sódica, inhibió la proliferación y diferenciación de las células T CD4+ y CD8+ tanto a nivel ex vivo como in vivo, así como en un modelo de ratón infectado con Listeria monocytogenes, en el cual la exposición a la molécula resultó en una mayor susceptibilidad a la infección por este patógeno. Además, se observó que disminuye la movilización de calcio intracelular río abajo del receptor de células T.
Posteriormente,se evaluó en modelos murinos de linfoma y cáncer de páncreas, observando una disminución de células T infiltrantes al tumor, y un mayor crecimiento tumoral en ambos modelos. Por otro lado, en un modelo de ratón con diabetes tipo 1 (autoinmune), la exposición protegió contra la autoinmunidad, la hiperglucemia y la progresión de la enfermedad. Además, en un modelo de ratón con colitis mediada por células T (figura 1), la exposición a la sucralosa resultó en menos células inflamatorias, un hallazgo que fue consistente con una menor respuesta de las células T. Por otro lado, en ratones sanos la exposición a la sucralosa hasta las 12 semanas no afectó la ingesta de alimentos, el peso corporal, los niveles de insulina en ayunas, ni la tolerancia a la glucosa.
Figura 1: efectos biológicos de los edulcorantes dietéticos.
En un segundo informe, Marco Witkowski y colegas analizaron el efecto del eritritol, un alcohol de azúcar de cuatro carbonos natural que se usa comúnmente (a menudo en exceso en comparación con las cantidades presentes en fuentes naturales) como sustituto del azúcar en alimentos procesados. En un estudio a 1157 pacientes sometidos a una evaluación cardíaca de diagnóstico electiva, los análisis no específicos de datos metabolómicos identificaron una asociación entre el nivel de la sustancia (y otros polioles) en sangre y el riesgo de eventos cardiovasculares adversos durante un período de 3 años (figura 1). Esta asociación se confirmó con análisis posteriores de datos de dos cohortes independientes, después de un ajuste por otros factores de riesgo cardiovascular. Los ensayos demostraron que aumenta la activación plaquetaria in vitro, así como la formación de trombosis en sangre humana y en arterias carótidas de ratones. Los voluntarios sanos que bebieron un refresco endulzado con eritritol tenían niveles circulantes de este compuesto dentro de un rango compatible con la activación plaquetaria.
Los estudios publicados por Zani, Witowski, y otros investigadores, cuestionan la percepción de un efecto beneficioso de algunos edulcorantes artificiales. Un estudio reciente en el que participaron 120 personas indicó que los edulcorantes artificiales afectan al microbioma oral y fecal, así como al metaboloma plasmático, alterando las respuestas glucémicas en dosis inferiores a las que normalmente se consumen por día.
La diversidad de edulcorantes artificiales y su potencial efecto sobre la microbiota intestinal añade mayor complejidad al rompecabezas. No obstante, los estudios recientes subrayan la necesidad de realizar ensayos clínicos que evalúen el efecto de los edulcorantes artificiales en la salud y las enfermedades humanas.
Fuente bibliográfica
Sucralose and Erythritol — Not Too Sweet
H. Tilg and T.E. Adolph
Department of Internal Medicine I (Gastroenterology, Hepatology, Endocrinology, and Metabolism), Medical University of Innsbruck, Innsbruck, Austria
N Engl J Med 2023; 389:859-861